The Project Gutenberg eBook of Fábulas This ebook is for the use of anyone anywhere in the United States and most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this ebook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you will have to check the laws of the country where you are located before using this eBook. Title: Fábulas Author: Félix María Samaniego Release date: July 26, 2017 [eBook #55206] Language: Spanish Credits: Produced by Josep Cols Canals, Chuck Greif and the Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This file was produced from images generously made available by The Internet Archive/Canadian Libraries) *** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK FÁBULAS *** Produced by Josep Cols Canals, Chuck Greif and the Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This file was produced from images generously made available by The Internet Archive/Canadian Libraries) FÁBULAS DE SAMANIEGO NOVÍSIMA EDICIÓN ILUSTRADA CON NOTAS GRAMATICALES, LITERARIAS, ETC. UN VOCABULARIO DE LOS NOMBRES HISTÓRICOS Y GEOGRÁFICOS Y UN RETRATO DEL AUTOR POR MIGUEL DE TORO GÓMEZ Licenciado en Filosofía y Letras Oficial de Academia y Autor del _Nuevo Diccionario enciclopédico ilustrado_ [imagen] PARÍS LIBRERÍA ARMAND COLIN 5, RUE DE MÉZIÈRES, 5 1902 Los derechos reservados. ABREVIATURAS aument. aumentativo. ant. anticuado. DERIV. derivado, derivados. desp. despectivo. dim. diminutivo. ej.: ejemplo ó ejemplos. expr. expresión. fam. familiar. fem. femenino. fr. frase. hab. habitante ó habitantes. incorr. incorrección ó incorrecto. J. C. Jesucristo. kil. kilómetro. m. adv. modo adverbial. pág. página. p. a. participio activo. p. p. participio pasivo. pron. pronombre. refr. refrán. SINÓN. sinónimos. v. véase. INTRODUCCIÓN Uno de los más recientes biógrafos de Samaniego decía no hace mucho (agosto de 1901), hablando de sus obras: «Sus Fábulas, que han alcanzado cientos de ediciones, corren de mano en mano, siendo obligado libro de lectura en todas las escuelas de primera enseñanza.» Pues bien, no obstante la popularidad de estas fábulas, es tal la fuerza de la rutina, la mezquindad de ciertos editores y hasta, si se quiere, la indiferencia de los autores, que nadie ha pensado en hacer ediciones convenientemente anotadas, como las hay en Francia, muy numerosas y esmeradas, de las _Fábulas_ de La Fontaine. Y sin embargo, pocos libros habrá que tanto lo necesiten. Los niños repiten como papagayos multitud de nombres de personas y cosas de que no se dan cuenta. He aquí en prueba de ello algunos pasajes escogidos entre mil: ¡Oh jóvenes amables Que en vuestros tiernos años Al templo de _Minerva_... * * * * * De doradas espigas Como _Ceres_ rodeado. * * * * * Pues, escuchad á _Esopo_, Mis jóvenes amados. * * * * * _Júpiter_ que se vió con tal basura... * * * * * No á pares, á docenas encontraba Las monas en _Tetuán_.... * * * * * _Simónides_ en _Asia_ se enriquece.... * * * * * Ó tal vez como _Ulises_ has corrido... * * * * * Si con sus serenatas El mismo _Farinello_.... * * * * * Que perdió las suyas Allá en _Campo Santo_.... ¿Qué sabe el niño quiénes fueron ó qué significan las palabras _Minerva_, _Ceres_, _Esopo_, _Júpiter_, _Tetuán_, _Simónides_, _Asia_, _Ulises_, _Farinello_ y _Campo Santo_? Y esto, dado caso que la edición sea correcta; pues tenemos á la vista dos ediciones de estas Fábulas, hechas por una de las librerías más antiguas de París (en materia de libros españoles) y en ellas faltan hasta versos enteros, lo cual hace incomprensible el texto. Á esto se agrega la necesidad de explicar ciertas formas y palabras, ya arcaicas, ya neológicas, y ciertos giros poco usuales ó que contravienen, en parte, á las leyes corrientes del lenguaje. Hemos creído, pues, prestar un servicio, lo mismo á los alumnos que á los profesores, ofreciéndoles una edición correcta y cuidadosamente anotada, á la que hemos agregado un VOCABULARIO completo de nombres mitológicos, geográficos é históricos. No dudamos que la ilustrada clase de Profesores y Directores de colegios se apresurará á adoptarla, desterrando de las aulas esas ediciones cojas, incorrectas, descuidadas, que son una afrenta para los libreros que las dan á luz, una falta de consideración á los profesores, y un ultraje á la memoria del insigne Samaniego. M. DE T. G. Paris, 1º de diciembre de 1901. [imagen] SAMANIEGO El ilustre fabulista, llamado con justicia por Príncipe y por otros el _La Fontaine_ español, nació en 1745 y murió en la villa de Laguardia en 1801, después de emplear su vida en el fomento de los intereses de su país natal. Fué uno de los primeros que se alistaron en aquellas famosas _Sociedades de Amigos del País_, iniciadas y fomentadas en tiempo de Carlos III y á las que tanto debe nuestra patria. Miembro de la Sociedad Vascongada, establecida en 1645, consagró todos sus esfuerzos y energía á promover y mejorar la educación popular y á este fin compuso[1] su notable colección de _Fábulas destinadas_, como reza el título, _Á los caballeros alumnos del Real Seminario Patriótico vascongado_, fundado por la indicada sociedad. Según Ticknor en su _Historia de la literatura española_, «la primera parte (de las _Fábulas_) publicada en 1781 y por lo tanto un año antes que la colección de Iriarte, habla de éste como de su modelo[2], sin dejar duda, por lo mismo, de que había visto sus fábulas. Publicóse la segunda en 1784, cuando ya la de su rival había sido aplaudida por el público, de donde se originó la ruptura de sus buenas relaciones, mediando entre ambos cuestiones y folletos que les hacen poco honor... Las fábulas de Samaniego no están seguramente tan bien escritas como las de Iriarte, ni aplicadas con tanta exactitud y originalidad; pero son más sencillas, más naturales y más á propósito para el común de los lectores.» El eminente crítico Sr. Menéndez y Pelayo, en su obra _Los Heterodoxos_, habla largamente acerca de otros trabajos de Samaniego y de sus tendencias filosóficas. Sin embargo, cualquiera que sea el juicio que pueda formarse sobre sus demás escritos, no puede negarse que sus fábulas tuvieron y siguen teniendo la mayor aceptación entre maestros y discípulos, y que constituyen una obra indispensable en las escuelas. Mi ilustre amigo y maestro, el eximio literato Don Juan Valera, á quien daba cuenta no ha mucho de mi propósito de publicar la presente edición, me decía en fecha reciente (31 de diciembre de 1901): «Mucho celebro que publique Ud. ahí una bonita edición de las fábulas de Samaniego, anotada por Ud. _Estas fábulas, en mi sentir, son preciosas y bien pueden entrar en competencia con las de La Fontaine, que se ponen tan por las nubes._» En 11 de agosto del año pasado hizo justamente un siglo que falleció el insigne fabulista[3], y el 11 de septiembre del mismo año organizó la ilustre _Sociedad Económica Vascongada de Amigos del País_, en honor suyo, una solemne fiesta en el Palacio de Bellas Artes de San Sebastián, con motivo del centenario de su muerte[4]. De este modo procuraba corresponder al cariño de su hijo predilecto, que había hecho inmortal su nombre, inscribiéndole al frente de la 1ª edición de sus _Fábulas_. La junta de Gobierno de dicha Sociedad, que tiene por presidente á D. Leonardo Moyúa y por secretario general á D. Tomás Berminghan, no perdonó medio para dar el mayor brillo y realce á tan patriótica ceremonia, en la que figuraba, presidiendo la escena, el notable busto de Samaniego debido al cincel del escultor bilbaino Sr. Larrea[5]. En un inspirado discurso, cuyos elocuentes párrafos arrancaron frecuentes aplausos, trazó un animado cuadro de la vida y trabajos de nuestro poeta, el elegante escritor, profesor y erudito polígrafo D. Ricardo Becerro de Bengoa[6]. Puso término á la patriótica ceremonia con sentida, al par que elocuente peroración, el Excmo. Sr. Duque de Almodóvar del Río, Ministro de Estado, que hizo notar con mucha oportunidad que «en las Fábulas morales del insigne hijo de Laguardia, no sólo gustamos las primicias del arte literario, sino que aprendimos los preceptos morales, que más tarde en nuestra vida habían de guiarnos, con más gusto, con mayor placer que cuando esos mismos preceptos eran expuestos con la severidad de la ciencia en los tratados áridos de la Filosofía Moral.» * * * * * Para terminar, agregaremos las siguientes notas que consignan los biógrafos de Samaniego: «era de estatura pequeña, pelo negro, cara un poco larga y expresiva; y en cuanto á lo moral, algo escéptico, socarrón y alegre.» Con motivo de la celebración de su centenario, casi todos los periódicos españoles han honrado la memoria de Samaniego, lo cual demuestra, bien á las claras, que, lejos de irse amortiguando su gloria y fama, no han hecho sino crecer y consolidarse. Miguel DE TORO GÓMEZ. París, 7 de enero de 1902. [imagen] PRÓLOGO DEL AUTOR Muchos son los sabios de diferentes siglos y naciones que han aspirado al renombre de fabulistas; pero muy pocos los que han hecho esta carrera felizmente. Este conocimiento debiera haberme retraído del arduo empeño de meterme á contar fábulas en verso castellano. Así hubiera sido; pero permítame el público protestar con sinceridad en mi abono, que en esta empresa no ha tenido parte mi elección. Es puramente obra de mi pronta obediencia, debida á una persona, en quien respeto unidas las calidades de tío, maestro y jefe. En efecto, el director de la real Sociedad Vascongada, mirando la educación como á basa en que estriba la felicidad pública, emplea la mayor parte de su celo patriótico en el cuidado de proporcionar á los jóvenes alumnos del real Seminario Vascongado cuanto conduce á su instrucción; y siendo, por decirlo así, el primer pasto conque se debe nutrir el espíritu de los niños, las máximas morales disfrazadas en el agradable artificio de la fábula, me destinó á poner una colección de ellas en verso castellano, con el objeto de que recibiesen esta enseñanza, ya que no mamándola con la leche, según deseó Platón, á lo menos antes de llegar á estado de poder entender el latín. Desde luego di principio á mi obrilla. Apenas pillaban los jóvenes seminaristas alguno de mis primeros ensayos, cuando los leían y estudiaban á porfía con indecible placer y facilidad; mostrando en esto el deleite que les causa un cuentecillo adornado con la dulzura y armonía poética, y libre para ellos de las espinas de la traducción, que tan desagradablemente les punzan en los principios de su enseñanza. Aunque esta primera prueba me asegura en parte de la utilidad de mi empresa, que es la verdadera recomendación de un escrito, no se contenta con ella mi amor propio. Siguiendo éste su ambiciosa condición, desea que respectivamente logren mis fábulas igual acogida que en los niños, en los mayores, y aun, si es posible, entre los doctos; pero á la verdad esto no es tan fácil. Las espinas que dejan de encontrar en ellas los niños, las hallarán los que no lo son en los repetidos defectos de la obra. Quizá no parecerán éstos tan de marca, dando aquí una breve noticia del método que he observado en la ejecución de mi asunto, y de las razones que he tenido para seguirlo. Después de haber repasado los preceptos de la fábula, formé mi pequeña librería de fabulistas: examiné, comparé y elegí para mis modelos entre todos ellos, después de Esopo, á Fedro y La Fontaine; no tardé en hallar mi desengaño. El primero, más para admirado que para seguido, tuve que abandonarle á los primeros pasos. Si la unión de la elegancia y laconismo sólo está concedida á este poeta en este género, ¿cómo podrá aspirar á ella quien escribe en lengua castellana, y palpa los grados que á ésta le faltan para igualar á la latina en concisión y energía? Este conocimiento, en que me aseguró más y más la práctica, me obligó á separarme de Fedro. Empecé á aprovecharme del segundo, como se deja ver en las fábulas de _La Cigarra y la Hormiga_, _El Cuervo y el Zorro_ y alguna otra; pero reconocí que no podía, sin ridiculizarme, trasladar á mis versos aquellas delicadas nuevas gracias y sales, que tan fácil y naturalmente derrama este ingenioso fabulista en su narración. No obstante, en el estudio que hice de este autor, hallé no solamente que la mayor parte de sus argumentos son tomados de Locmano, Esopo[7] y otros de los antiguos, sino que no tuvo reparo en entregarse á seguir su propio carácter tan francamente, que me atrevo á asegurar que apenas tuvo presente otro precepto, en la narración, que la regla general que él mismo asienta en el prólogo de sus fábulas en boca de Quintiliano: _Por mucho gracejo que se dé á la narración, nunca será demasiado_. Con las dificultades que toqué al seguir, en la formación de mi obrita, á estos dos fabulistas, y con el ejemplo que hallé en el último, me resolví á escribir tomando en cerro los argumentos de Esopo, entresacando tal cual de algún moderno, y entregándome con libertad á mi genio, no sólo en el estilo y gusto de la narración, sino aun en el variar rara vez algún tanto ya del argumento, ya de la aplicación de la moralidad, quitando, añadiendo ó mudando alguna cosa que, sin tocar al cuerpo principal del apólogo, contribuya á darle cierto aire de novedad y gracia. En verdad que, según mi conciencia, más de cuatro veces se peca en este método contra los preceptos de la fábula; pero esta práctica licenciosa es tan corriente entre los fabulistas, que cualquiera que se ponga á cotejar una misma fábula en diferentes versiones, la hallará tan transformada en cada una de ellas respecto del original que, degenerando por grados de una en otra versión, vendrá á parecerle diferente en cada una de ellas. Pues si con todas estas licencias ó pecados contra las leyes de la fábula, ha habido fabulistas que han hecho su carrera hasta llegar al tempo de la inmortalidad, ¿á qué meterme yo en escrúpulos que ellos no tuvieron? Si en algo he empleado casi nimiamente mi atención, ha sido en hacer versos fáciles, hasta acomodarlos, según mi entender, á la comprensión de los muchachos. Que alguna vez parezca mi estilo no sólo humilde, sino aun bajo, malo es; mas ¿no sería muchísimo peor que, haciéndolo incomprensible á los niños, ocupasen éstos su memoria con inútiles coplas? Á pesar de mi desvelo en esta parte, desconfío de conseguir mi fin. Un autor moderno, en su _Tratado de Educación_, dice que en toda la colección de La Fontaine no conoce sino cinco ó seis fábulas, _en que brilla con eminencia la sencillez pueril_; y aun, haciendo análisis de alguna de ellas, encuentra pasajes desproporcionados á la inteligencia de los niños. Esta crítica ha sido para mí una lección. Confesaré sinceramente que no he acertado á aprovecharme de ella, si en mi colección no se halla más de la mitad de fábulas que, en la claridad y sencillez del estilo, no pueda apostárselas á la prosa más trivial. Éste me ha parecido el solo medio de acercarme al lenguaje en que debemos enseñar á los muchachos; pero ¿quién tendrá bastante filosofía para acertar á ponerse en el lugar de éstos, y medir así los grados á que llega la comprensión de un niño? En cuanto al metro, no guardo uniformidad: no es esencial á la fábula, como no lo es al epigrama y á la lira, que admiten infinita variedad de metros. En los apólogos hay tanta inconexión de uno á otro, como en las liras y epigramas. Con la variedad de metros he procurado huír de aquel monotonismo[8] que adormece los sentidos y se opone á la varia armonía, que tanto deleita el ánimo y aviva la atención. Los jóvenes que tomen de memoria estos versos, adquirirán con la repetición de ellos alguna facilidad en hacerlos arreglados á las diversas medidas, á que por este medio acostumbren su oído. Verdad es que se hallará en mis versos gran copia de endecasílabos pareados con la alternativa de pies quebrados ó de siete sílabas; pero me he acomodado á preferir su frecuente uso al de otros metros, por la ventaja que no tienen los de estancias más largas, en las cuales, por acomodar una sola voz que falte para la clara explicación de la sentencia, ó queda confuso y como estrujado el pensamiento, ó demasiadamente holgado y lleno de ripio. En conclusión, puede perdonárseme bastante por haber sido el primero en la nación que ha abierto el paso á esta carrera, en que he caminado sin guía, por no haber tenido á bien entrar en ella nuestros célebres poetas castellanos. Dichoso yo si logro que, con la ocasión de corregir mis defectos, dediquen ciertos genios poéticos sus tareas á cultivar este y otros importantes ramos de instrucción y provecho. Mientras así no lo hagan, habremos de contentarnos con leer sus excelentes églogas, y sacar de sus dulcísimos versos casi tanta melodía como de la mejor música del divino Haydn, aunque tal vez no mayor enseñanza ni utilidad. ADVERTENCIA. _A excepción de un corto número de argumentos sacados de Esopo, Fedro y La Fontaine, todos los asuntos contenidos en los apólogos de los libros_ VI, VII _y_ VIII, _pertenecen al fabulista inglés Gay. El libro_ IX _es original._ [imagen] LIBRO PRIMERO FÁBULA PRIMERA El Asno y el Cochino Á LOS CABALLEROS ALUMNOS DEL REAL SEMINARIO PATRIÓTICO VASCONGADO Oh jóvenes amables Que, en vuestros tiernos años, Al templo de Minerva Dirigís vuestros pasos; Seguid, seguid la senda En que marcháis, guiados Á la luz de las ciencias Por profesores sabios. Aunque el camino sea Ya difícil, ya largo, Lo allana y facilita[9] El tiempo y el trabajo. Rompiendo el duro suelo, Con la esteva agobiado, El labrador sus bueyes Guía con paso tardo; Mas al fin llega á verse En medio del verano De doradas espigas, Como Ceres[10], rodeado. Á mayores tareas, Á más graves cuidados Es mayor y más dulce El premio y el descanso. Tras penosas fatigas, La labradora mano ¡Con qué gusto recoge Los racimos de Baco[11]! Ea, jóvenes, ea, Seguid, seguid marchando Al templo de Minerva Á recibir el lauro. Mas yo sé, caballeros, Que un joven entre tantos Responderá á mis voces: _No puedo, que me canso._ Descanse en hora buena, ¿Digo yo lo contrario? Tan lejos estoy de eso, Que en estos versos trato De daros un asunto Que instruya deleitando. Los perros y los lobos, Los ratones y gatos, Las zorras y las monas, Los ciervos y caballos Os han de hablar en verso, Pero con juicio tanto, Que sus máximas sean Los consejos más sanos. Deleitaos en ello, Y con este descanso Á las serias tareas Volved más alentados. Ea, jóvenes, ea, Seguid, seguid marchando Al templo de Minerva Á recibir el lauro. Pero ¡qué! ¿os detiene[12] El ocio y el regalo? Pues escuchad á Esopo, Mis jóvenes amados. Envidiando la suerte del Cochino[13] Un Asno maldecía su destino. Yo, decía, trabajo y como paja; Él come harina y berza, y no trabaja. Á mí me dan de palos cada día; Á él le rascan y halagan á porfía. Así se lamentaba de su suerte; Pero luego que advierte Que á la pocilga alguna gente avanza En guisa de matanza[14], Armada de cuchillo y de caldera, Y que con maña fiera Dan al gordo Cochino fin sangriento, Dijo entre sí el Jumento: _Si en esto para el ocio y los regalos, Al trabajo me atengo y á los palos._ FÁBULA II [imagen] La Cigarra y la Hormiga Cantando la Cigarra, Pasó el verano entero Sin hacer provisiones Allá para el invierno. Los fríos la obligaron Á guardar el silencio, Y á acogerse al abrigo De su estrecho aposento. Vióse desproveída[15] Del preciso sustento, Sin mosca, sin gusano, Sin trigo, sin centeno. Habitaba la Hormiga Allí tabique en medio[16], Y con mil expresiones De atención y respeto La dijo:--Doña Hormiga, Pues que en vuestros graneros Sobran las provisiones Para vuestro alimento, Prestad alguna cosa Con que viva este invierno Esta triste Cigarra, Que alegre en otro tiempo, Nunca conoció el daño, Nunca supo temerlo. No dudéis en prestarme, Que fielmente prometo Pagaros con ganancias, Por el nombre que tengo.-- La codiciosa Hormiga Respondió con denuedo, Ocultando á la espalda Las llaves del granero: --¡Yo prestar lo que gano Con un trabajo inmenso! Díme pues, holgazana, ¿Qué has hecho en el buen tiempo? --Yo, dijo la Cigarra, Á todo pasajero Cantaba alegremente Sin cesar ni un momento. --¡Hola! ¿conque cantabas Cuando yo andaba al remo[17]? Pues ahora que yo como, Baila ¡pese á tu cuerpo! FÁBULA III [imagen] El Muchacho y la Fortuna. Á la orilla de un pozo, Sobre la fresca hierba, Un incauto mancebo[18] Dormía á pierna suelta. Gritóle la Fortuna: --Insensato, despierta; ¿No ves que ahogarte puedes Á poco que te muevas? Por ti y otros canallas Á veces me motejan, Los unos de inconstante, Y los otros de adversa. _Reveses de fortuna Llamáis á las miserias: ¿Por qué, si son reveses De la conducta necia?_ FÁBULA IV [imagen] La Codorniz. Presa en estrecho lazo La Codorniz sencilla Daba quejas al aire, Ya tarde arrepentida. --¡Ay de mí miserable, Infeliz avecilla[19], Que antes cantaba libre, Y ya lloro cautiva! Perdí mi nido amado, Perdí en él mis delicias; Al fin perdílo todo, Pues que perdí la vida. ¿Por qué desgracia tanta? ¿Por qué tanta desdicha? Por un grano de trigo: ¡Oh cara golosina! _¡El apetito ciego Á cuántos precipita Que, por lograr un nada, Un todo sacrifican!_ FÁBULA V [imagen] El Águila y el Escarabajo. «¡Qué me matan! favor»: así clamaba Una Liebre infeliz, que se miraba En las garras de un Águila sangrienta. Á las voces, según Esopo cuenta, Acudió un compasivo Escarabajo; Y viendo á la cuitada en tal trabajo, Por libertarla de tan cruda muerte, Lleno de horror exclama de esta suerte: --Oh reina de las aves escogida, ¿Por qué quitas la vida Á este pobre animal, manso y cobarde? ¿No sería mejor hacer alarde De devorar á dañadoras fieras: Ó ya que resistencia hallar no quieras, Cebar tus uñas y tu corvo pico En el frío cadáver de un borrico?-- Cuando el Escarabajo así decía, El Águila con desprecio se reía; Y sin usar de más atenta frase, Mata, trincha, devora, pilla y vase. El pequeño animal así burlado, Quiere verse vengado. En la ocasión primera Vuela al nido del Águila altanera: Halla solos los huevos y, arrastrando, Uno por uno fuélos[20] despeñando. Mas como nada alcanza Á dejar satisfecha una venganza, Cuantos huevos ponía en adelante Se los hizo tortilla en el instante. La reina de las aves sin consuelo, Remontando su vuelo, Á Júpiter excelso humilde llega, Expone su dolor, pídele, ruega Remedie tanto mal. El dios propicio, Por un incomparable beneficio, En su regazo hizo que pusiese El Águila sus huevos, y se fuese; Que á la vuelta, colmada de consuelos[21], Encontraría hermosos sus polluelos[22]. Supo el Escarabajo el caso todo; Astuto é ingenioso, hace de modo, Que una bola fabrica diestramente De la materia en que continuamente Trabajando se halla, Cuyo nombre se sabe, aunque se calla; Y que, según yo pienso, Para los dioses no es muy buen incienso. Carga con ella, vuela, y atrevido Pone su bola en el sagrado nido. Júpiter que se vió con tal basura, Al punto sacudió su vestidura, Haciendo, al arrojar la albondiguilla, Con la bola y los huevos su tortilla. Del trágico suceso noticiosa, Arrepentida el Águila y llorosa, Aprendió esta lección á mucho precio: _Á nadie se le trate con desprecio,_ _Como al Escarabajo;_ _Porque al más miserable, vil y bajo,_ _Para tomar venganza, si se irrita,_ _¿Le faltará siquiera una bolita?_[23] FÁBULA VI El León vencido por el Hombre. Cierto artífice pintó[24] Una lucha, en que valiente, Un Hombre tan solamente Á un horrible León venció. Otro León que el cuadro vió, Sin preguntar por su autor, En tono despreciador Dijo: _Bien se deja ver Que es pintar como querer; Y no fué león el pintor._ FÁBULA VII [imagen] La Zorra y el Busto. Dijo la Zorra al Busto, Después de olerlo: Tu cabeza es hermosa, Pero sin seso[25]. _Como éste hay muchos Que, aunque parecen hombres, Sólo son bustos._ FÁBULA VIII [imagen] El Ratón de la corte y el del campo. Un Ratón cortesano Convidó con un modo muy urbano Á un Ratón campesino. Dióle gordo tocino, Queso fresco de Holanda; Y una despensa llena de vianda Era su alojamiento; Pues no pudiera haber un aposento Tan magníficamente preparado, Aunque fuese en _Ratópolis_[26] buscado Con el mayor esmero, Para alojar á _Roepán_[27] _primero_. Sus sentidos allí se recreaban: Las paredes y techos adornaban, Entre mil ratonescas[28] golosinas, Salchichones, perniles y cecinas. Saltaban de placer, ¡oh qué embeleso! De pernil en pernil, de queso en queso. En esta situación tan lisonjera Llega la despensera: Oyen el ruido, corren, se agazapan, Pierden el tino; mas al fin se escapan Atropelladamente Por cierto pasadizo abierto á diente. --¡Esto tenemos[29]! dijo el campesino; Reniego yo del queso, del tocino, Y de quien busca gustos Entre los sobresaltos y los sustos. Volvióse á su campaña en el instante, Y estimó mucho más de allí adelante, Sin zozobra, temor, ni pesadumbres, Su casita de tierra y sus legumbres. FÁBULA IX [imagen] El Herrero y el Perro. Un Herrero tenía Un Perro, que no hacía Sino comer, dormir y estarse echado. De la casa jamás tuvo cuidado; Levantábase sólo á mesa puesta: Entonces con gran fiesta Al dueño se acercaba, Con perrunas[30] caricias le halagaba, Mostrando de cariño mil excesos Por pillar las piltrafas y los huesos. --He llegado á notar, le dijo el amo Que aunque nunca te llamo, Á la mesa te llegas prontamente: En la fragua jamás te vi presente; Y yo me maravillo De que, no despertándote el martillo, Te desveles al ruido de mis dientes. Anda, anda, poltrón; no es bien que cuentes Que el amo, hecho un gañán y sin reposo, Te mantiene á lo conde muy ocioso. El Perro le responde: --¿Qué más tiene que yo cualquiera conde? Para no trabajar debo al destino Haber nacido perro y no pollino. --Pues, señor conde, fuera de mi casa; Verás en las demás lo que te pasa. En efecto salió á probar fortuna, Y las casas anduvo de una en una: Allí le hacen servir de centinela, Y que pase la noche toda en vela; Acá de lazarillo[31] y de danzante; Allá, dentro de un torno, á cada instante Asa la carne que comer no espera. Al cabo conoció de esta manera, _Que el destino, y no es cuento, Á todos nos cargó, como al jumento._ FÁBULA X [imagen] La Zorra y la Cigüeña. Una Zorra[32] se empeña En dar una comida á la Cigüeña. La convidó con tales expresiones, Que anunciaban sin duda provisiones De lo más excelente y exquisito. Acepta alegre, va con apetito; Pero encontró en la mesa solamente Jigote[33] claro sobre chata fuente. En vano á la comida picoteaba, Pues era para el guiso que miraba Inútil tenedor su largo pico. La Zorra con la lengua y el hocico Limpió tan bien su fuente, que pudiera Servir de fregatriz, si á Holanda[34] fuera. Mas, de allí á poco tiempo convidada De la Cigüeña, halla preparada Una redoma de jigote llena: Allí fué su aflicción, allí su pena. El hocico goloso al punto asoma Al cuello de la hidrópica[35] redoma: Mas en vano, pues era tan estrecho, Cual si por la Cigüeña fuese hecho. Envidiosa de ver que, á conveniencia, Chupaba la del pico[36] á su presencia. Vuelve, tienta, discurre, Huele, se desatina; en fin, se aburre. Marchó rabo entre piernas, tan corrida, Que ni aun tuvo siquiera la salida De decir: _Están verdes_, como antaño. _También hay para pícaros engaño._[37] FÁBULA XI [imagen] Las Moscas. Á un panal de rica miel Dos mil Moscas acudieron, Que, por golosas, murieron Presas de patas en él. Otras[38] dentro de un pastel Enterró su golosina. _Así, si bien se examina, Los humanos corazones Perecen en las prisiones Del vicio que los domina._ FÁBULA XII [imagen] El Leopardo y las Monas. No á pares, á docenas encontraba Las Monas[39] en Tetuán, cuando cazaba, Un Leopardo: apenas lo veían, Á los árboles todas se subían, Quedando del contrario tan seguras, Que pudiera decir: No están maduras[40]. El cazador astuto se hace el muerto Tan vivamente, que parece cierto; Hasta las viejas Monas[41], Alegres en el caso y juguetonas, Empiezan á saltar: la más osada Baja, arrímase al muerto de callada; Mira, huele, y aun tienta, Y grita muy contenta: «Llegad, que muerto está de todo punto, Tanto que empieza á oler el tal difunto». Bajan todas con bulla y algazara: Ya le tocan la cara, Ya le saltan encima; Aquella se le arrima, Y haciendo mimos á su lado queda; Otra se finge muerta, y lo remeda. Mas luego que las siente fatigadas De correr, de saltar y hacer monadas[42], Levántase ligero, Y más que nunca fiero, Pilla, mata, devora, de manera Que parecía la sangrienta fiera, Cubriendo con los muertos la campaña[43], Al Cid matando Moros en España. _Es el peor enemigo el que aparenta No poder causar daño; porque intenta, Inspirando confianza, Asegurar su golpe de venganza._ FÁBULA XIII [imagen] El Ciervo en la fuente. Un Ciervo se miraba En una hermosa cristalina fuente: Placentero admiraba Los enramados cuernos de su frente Pero, al ver sus delgadas largas piernas, Al alto cielo daba quejas tiernas. «¡Oh dioses! ¿á qué intento[44], Á esta fábrica hermosa de cabeza Construís su cimiento, Sin guardar proporción en la belleza? ¡Oh qué pesar! ¡oh qué dolor profundo, No haber gloria cumplida en este mundo! Hablando de esta suerte El Ciervo vió venir á un lebrel fiero. Por evitar su muerte Parte al espeso bosque muy ligero; Pero el cuerno retarda su salida Con una y otra rama entretejida. Mas libre del apuro Á duras penas, dijo con espanto: «Si me veo seguro, Pese á mis cuernos, fué por correr tanto. Lleve el diablo lo hermoso de mis cuernos; Haga mis feos pies[45] el cielo eternos». _Así frecuentemente_ _El hombre se deslumbra con lo hermoso:_ _Elige lo aparente,_ _Abrazando tal vez lo más dañoso;_ _Pero escarmiente ahora en tal cabeza_[46]. _El útil bien es la mejor belleza._ FÁBULA XIV El León y la Zorra[47]. Un León, en otro tiempo poderoso, Ya viejo y achacoso, En vano perseguía hambriento y fiero Al mamón[48] becerrillo y al cordero, Que trepando por la áspera montaña Huían libremente de su saña. Afligido del hambre á par de muerte, Discurrió su remedio de esta suerte: Hace correr la voz de que se hallaba Enfermo en su palacio, y deseaba Ser de los animales visitado. Acudieron algunos de contado; Mas, como el grave mal que lo postraba Era una hambre voraz, tan sólo usaba La receta exquisita De engullirse al _Monsieur_[49] de la visita. Acércase la Zorra de callada, Y á la puerta asomada, Atisba muy de espacio La entrada de aquel cóncavo palacio. El León la divisó, y en el momento La dice:--Ven acá, pues que me siento En el último instante de mi vida: Visítame como otros, mi querida. --¿Cómo otros? ¡ah, Señor! he conocido Que entraron, sí, pero que no han salido. Mirad, mirad la huella, Bien claro lo dice ella; Y no es bien el entrar do[50] no se sale. _La prudente cautela mucho vale._ FÁBULA XV [imagen] La Cierva y el Cervato. Á una Cierva decía[51] Su tierno Cervatillo:--Madre mía, ¿Es posible que un perro solamente Al bosque te haga huir cobardemente, Siendo él mucho menor, menos pujante? ¿Por qué no has de ser tú más arrogante? --Todo es cierto, hijo mío; Y cuando así lo pienso, desafío Á mis solas á veinte perros juntos: Figúrome luchando, y que difuntos Dejo á los unos; que otros falleciendo, Pisándose las tripas, van huyendo En vano de la muerte; Y á todos venzo de gallarda suerte. Mas, si embebida en este pensamiento, Á un perro ladrar siento, Escapo más ligera que un venablo[52], Y mi victoria se la lleva el diablo. _Á quien no sea de ánimo esforzado,_ _No armarle de soldado;_ _Pues por más que, al mirarse la armadura,_ _Piense, en tiempo de paz, que su bravura_ _Herirá, matará cuanto acometa;_ _En oyendo en campaña la trompeta,_ _Hará lo que la corza_[53] _de la historia,_ _Mas que_[54] _el diablo se lleve la victoria._ FÁBULA XVI [imagen] El Labrador y la Cigüeña. Un Labrador miraba Con duelo su sembrado, Porque gansos y grullas De su trigo solían hacer pasto. Armó sin más tardanza Diestramente sus lazos, Y cayeron en ellos La Cigüeña[55], las grullas y los gansos. --Señor rústico[56], dijo La Cigüeña temblando, Quíteme las prisiones, Pues no merezco pena de culpados. La diosa Ceres sabe, Que lejos de hacer daño, Limpio de sabandijas, De culebras y víboras los campos. --Nada me satisface, Respondió el Hombre airado: Te hallé con delincuentes, Con ellos morirás entre mis manos. _La inocente Cigüeña Tuvo el fin desgraciado Que pueden prometerse Los buenos que se juntan con los malos._ FÁBULA XVII [imagen] La Serpiente y la Lima. En casa de un cerrajero[57] Entró la serpiente un día, Y la insensata mordía En una Lima de acero. Díjole la Lima[58]:--El mal, Necia, será para ti: ¿Cómo has de hacer mella en mí, Que hago polvos el metal? _Quien pretende, sin razón, Al más fuerte derribar, No consigue sino dar Coces contra el aguijón._ FÁBULA XVIII [imagen] El Calvo y la Mosca. Picaba impertinente En la espaciosa calva de un anciano Una Mosca insolente. Quiso matarla, levantó la mano, Tiró un cachete, pero fuese salva, Hiriendo el golpe la redonda calva. Con risa desmedida La mosca prorrumpió:--Calvo maldito[59], Si quitarme la vida Intentaste por un leve delito, ¿Á qué pena condenas á tu brazo, Bárbaro ejecutor de tal porrazo? --Al que obra con malicia, La respondió el varón[60] prudentemente, Rigurosa[61] justicia Debe dar el castigo conveniente; Y es bien ejercitarse la clemencia En el que peca por inadvertencia. Sabe, Mosca villana, Que coteja el agravio recibido La condición humana Según la mano de donde ha venido: _Que el grado de la ofensa á tanto asciende, Cuanto sea más vil aquel que ofende._ FÁBULA XIX [imagen] Los dos Amigos y el Oso[62]. Á dos Amigos se aparece un Oso: El uno muy medroso, En las ramas de un árbol se asegura: El otro, abandonado á la ventura[63], Se finge muerto repentinamente. El Oso se le acerca lentamente; Mas como este animal, según se cuenta[64], De cadáveres nunca se alimenta, Sin ofenderle le registra y toca, Huélele las narices y la boca; No le siente el aliento, Ni el menor movimiento; Y así se fué diciendo sin recelo: «Éste tan muerto está como mi abuelo.» Entonces el cobarde, De su grande amistad haciendo alarde, Del árbol se desprende muy ligero, Corre, llega y abraza al compañero: Pondera la fortuna De haberle hallado sin lesión alguna; Y al fin le dice:--Sepas que he notado Que el Oso te decía algún recado. ¿Qué pudo ser?--Direte lo que ha sido[65]: Estas dos palabritas al oído: _Aparta tu amistad de la persona Que, si te ve en el riesgo, te abandona._ FÁBULA XX [imagen] El Águila, la Gata y la Jabalina. Un Águila anidó sobre una encina. Al pie criaba cierta Jabalina; Y era un hueco del tronco corpulento De una Gata y sus crías aposento. Esta gran marrullera Sube al nido del Águila altanera, Y con fingidas lágrimas la[66] dice: --¡Ay mísera de mí! ¡ay infelice! Éste sí que es trabajo: La vecina que habita el cuarto bajo, Como tú misma ves, el día pasa Hozando los cimientos de la casa: La arruinará; y en viendo la traidora Por tierra á nuestros hijos, los devora[67]. Después que dejó al Águila asustada, Á la cueva se baja de callada[68], Y dice á la cerdosa:--Buena amiga, Has de saber que el Águila enemiga, Cuando saques tus crías hacia el monte, Las ha de devorar: así disponte. La Gata, aparentando que temía, Se retiró á su cuarto, y no salía Sino de noche, que con maña astuta[69] Abastecía su pequeña gruta[70]. La Jabalina, con tan triste nueva, No salió de su cueva. La Águila[71] en el ramaje temerosa, Haciendo centinela no reposa. En fin, á ambas familias la hambre mata[72], Y de ellas hizo víveres la gata. _¡Jóvenes, ojo alerta, gran cuidado! Que un chismoso[73] en amigo disfrazado, Con capa de amistad cubre sus trazas, Y así causan el mal sus añagazas._ [imagen] [imagen] LIBRO SEGUNDO FÁBULA PRIMERA El León con su ejército. Á DON JAVIER MARÍA DE MUNIVE É IDIÁQUEZ CONDE DE PEÑAFLORIDA, DIRECTOR PERPETUO DE LA REAL SOCIEDAD VASCONGADA DE LOS AMIGOS DEL PAÍS. Mientras que con la espada, en mar y tierra, Los ilustres varones Engrandecen su fama por la guerra Sojuzgando naciones; Tú, conde, con la pluma y el arado[74] Ya enriqueces la patria, ya la instruyes; Y haciendo venturosos, has ganado El bien que buscas, y el laurel que huyes. Con darte todo al bien de los humanos No contento tu celo, Supo unir á los nobles ciudadanos Para felicidad del patrio suelo. La hormiga codiciosa Trabaja en sociedad[75] fructuosamente; Y la abeja oficiosa Labra siempre ayudada de su gente. Así unes á los hombres laboriosos, Para hacer sus trabajos más fructuosos. Aquél viaja observando Por las naciones cultas; Éste con experiencias va mostrando Las útiles verdades más ocultas: Cuál cultiva los campos, cuál las ciencias; Y de diversos modos, Juntando estudios, viajes y experiencias, Resulta el bien en que trabajan todos. ¡En que trabajan todos! ya lo dije, Por más que yo también sea contado; El sabio presidente que nos rige, Tiene aun al más inútil ocupado. Darme, conde, querías un destino Al contemplarme ocioso é ignorante: Era difícil; mas al fin tu tino Encontró un genio en mí versificante[76]. Á Fedro y La Fontaine por modelos Me pusiste á la vista, Y hallaron tus desvelos Que pudiera ensayarme á fabulista. Y pues viene al intento, Pasemos al ensayo: va de cuento. El León, rey de los bosques poderoso, Quiso armar un ejército famoso. Juntó sus animales al instante: Empezó por cargar al Elefante Un castillo con útiles[77], y encima Rabiosos Lobos que pusiesen grima. Al Oso lo encargó de los asaltos: Al Mono con sus gestos y sus saltos Mandó que al enemigo entretuviese: A la Zorra que diese Ingeniosos ardides al intento. Uno gritó:--La Liebre y el Jumento, Éste por tardo, aquélla por medrosa, De estorbo servirán, no de otra cosa. --¿De estorbo? dijo el rey, yo no lo creo: En la Liebre tendremos un correo, Y en el Asno mis tropas un trompeta. Así quedó la armada bien completa. _Tu retrato es el León, conde prudente. Y si á tu imitación, según deseo, Examinan los jefes á su gente, A todos han de dar útil empleo. ¿Por qué no lo han de hacer? ¿Habrá cucaña Como no hallar ociosos en España?_ FÁBULA II [imagen] La Lechera. Llevaba en la cabeza Una Lechera el cántaro[78] al mercado, Con aquella presteza, Aquel aire sencillo, aquel agrado, Que va diciendo á todo el que lo advierte: ¡Yo si que estoy contenta con mi suerte! Porque no apetecía Más compañía que su pensamiento, Que alegre la ofrecía Inocentes ideas de contento. Marchaba sola la feliz Lechera, Y decía entre sí de esta manera: --Esta leche vendida, En limpio[79] me dará tanto dinero; Y con esta partida Un canasto[80] de huevos comprar quiero, Para sacar cien pollos, que al estío Me rodeen cantando el _pío, pío_. Del importe logrado De tanto pollo, mercaré[81] un cochino; Con bellota, salvado, Berza, castaña engordará sin tino, Tanto que puede ser que yo consiga Ver como se le arrastra la barriga[82]. Llevaréle[83] al mercado, Sacaré de él sin duda buen dinero[84] Compraré de contado Una robusta vaca y un ternero Que salte y corra toda la compaña[85] Hasta el monte cercano á la cabaña. Con este pensamiento Enajenada brinca de manera, Que á su salto violento El cántaro cayó. ¡Pobre Lechera! ¡Qué compasión! Á Dios[86] leche, dinero, Huevos, pollos, lechón, vaca y ternero. ¡Oh loca fantasía, Qué palacios fabricas en el viento! Modera tu alegría, No sea que, saltando de contento, Al contemplar dichosa tu mudanza, Quiebre su[87] cantarillo la esperanza. No seas ambiciosa De mejor ó más próspera fortuna, Que vivirás ansiosa, Sin que pueda saciarte cosa alguna. _No anheles impaciente el bien futuro, Mira que ni el presente está seguro._ FÁBULA III [imagen] El Asno sesudo. Cierto Burro pacía En la fresca y hermosa pradería[88] Con tanta paz, como si aquella tierra No fuese entonces teatro de la guerra. Su dueño, que con miedo le guardaba, De centinela en la ribera estaba: Divisa al enemigo en la llanura; Baja, y al buen Borrico le conjura[89] Que huya precipitado. El asno muy sesudo y reposado Empieza á andar á paso perezoso. Impaciente su dueño y temeroso Con el marcial ruido De bélicas trompetas al oído, Le exhorta con fervor á la carrera. --¡Yo correr! dijo el Asno, ¡bueno fuera! Que llegue en hora buena Marte[90] fiero: Me rindo, y él me lleva prisionero. Servir aquí ó allí ¿no es todo uno? ¿Me pondrán dos albardas? no, ninguno[91]. Pues nada pierdo, nada me acobarda, Siempre seré un esclavo con albarda. No estuvo más en sí, ni más entero Que el buen Pollino[92], Amiclas el barquero, Cuando en su humilde choza le despierta César con sus soldados á la puerta, Para que á la Calabria los guiase. ¿Se podría encontrar quién no temblase, Entre los poderosos, De insultos[93] militares horrorosos De la guerra enemiga? No hay sino la pobreza que consiga Esta grande exención; de aquí proviene[94]: _Nada teme perder quien nada tiene._ FÁBULA IV [imagen] El Zagal y las Ovejas. Apacentando un joven su ganado, Gritó desde la cima de un collado[95]: ¡Favor, que viene el lobo, labradores! Éstos, abandonando sus labores, Acuden prontamente, Y hallan que es una chanza[96] solamente. Vuelve á clamar, y temen la desgracia: Segunda vez los burla: ¡linda gracia! ¿Pero qué sucedió la vez tercera? Que vino en realidad la hambrienta fiera: Entonces el Zagal se desgañita; Y por más que patea, llora y grita, No se mueve la gente escarmentada, Y el lobo le devora la manada. _¡Cuántas veces resulta de un engaño Contra el engañador el mayor daño!_ FÁBULA V [imagen] El Águila, la Corneja y la Tortuga. Á una Tortuga un Águila arrebata: La ladrona se apura y desbarata Por hacerla pedazos, Ya que no con la garra, á picotazos[97]. Viéndola una Corneja en tal faena, La dice[98]:--En vano tomas tanta pena: ¿No ves que es la Tortuga, cuya casa Diente, cuerno ni pico la traspasa[99]; Y si siente que llaman á su puerta, Se finge la dormida, sorda ó muerta?-- ¿Pues qué he de hacer?--Remontarás tu vuelo Y en mirándote allá cerca del cielo, La dejarás caer sobre un peñasco Y se hará una tortilla el duro casco. La Águila[100], porque diestra lo ejecuta, Y la Corneja astuta, Por autora de aquella maravilla, Juntamente comieron la tortilla. _¿Qué podrá resistirse á un poderoso Guiado de un consejo malicioso? De éstos tales se aparta el que es prudente; Y así por escaparse de esta gente, Las descendientes de la tal Tortuga Á cuevas ignoradas hacen fuga[101]._ FÁBULA VI [imagen] El Lobo y la Cigüeña. Sin duda alguna que se hubiera ahogado Un Lobo con un hueso atragantado, Si á la sazón no pasa una Cigüeña. El paciente la ve, hácela seña[102]; Llega, y ejecutiva Con su pico, jeringa primitiva, Cual diestro cirujano, Hizo la operación, y quedó sano. Su salario pedía, Pero el ingrato lobo respondía[103]: --¿Tu salario? ¿pues qué más recompensa Que el no haberte causado leve ofensa, Y dejarte vivir para que cuentes Que pusiste tu vida entre mis dientes? Marchó, por evitar una desdicha, Sin decir tus ni mus[104] la susodicha. _Haz bien_, dice el proverbio castellano, _Y no sepas á quién_; pero es muy llano Que no tiene razón ni por asomo: Es menester saber á quién y cómo. El ejemplo siguiente Nos hará esta verdad más evidente. FÁBULA VII El Hombre y la Culebra. Á una Culebra, que de frío yerta[105] En el suelo yacía medio muerta, Un Labrador cogió; mas fué tan bueno, Que incautamente la abrigó en su seno. Apenas revivió, cuando la ingrata Á su gran bienhechor traidora mata. FÁBULA VIII [imagen] El Pájaro herido de una flecha. Un Pájaro inocente Herido de una flecha, Guarnecida de acero Y de plumas ligeras, Decía en su lenguaje Con amargas querellas «¡Oh crueles humanos, Más crueles que fieras Con nuestras propias alas, Que la naturaleza Nos dió, sin otras armas Para propia defensa, Forjáis el instrumento De la desdicha nuestra, Haciendo que inocentes Prestemos la materia. Pero no, no es extraño Que así bárbaros sean Aquellos que, en su ruina, Trabajan, y no cesan. Los unos y otros fraguan[106] Armas para la guerra; Y es dar contra sus vidas Plumas para las flechas.» FÁBULA IX [imagen] El Pescador[107] y el Pez. Recoge un Pescador su red tendida, Y saca un pececillo.--Por tu vida, Exclamó el inocente prisionero, Dame la libertad: sólo la quiero, Mira que no te engaño, Porque ahora soy ruin[108]; dentro de un año Sin duda lograrás el gran consuelo De pescarme más grande que mi abuelo. ¡Qué! ¿te burlas? ¿te ríes de mi llanto? Sólo por otro tanto Á un hermanito mío Un señor Pescador lo tiró al río.-- ¡Por otro tanto al río? ¡qué manía! Replicó el Pescador; ¿pues no sabía Que el refrán castellano Dice: _Más vale pájaro en la mano..._[109]? Á sartén te condeno, que mi panza No se llena jamás con la esperanza. FÁBULA X [imagen] El Gorrión y la Liebre. Un maldito[110] Gorrión así decía Á una Liebre, que un Águila oprimía: --¿No eres tú tan ligera, Que si el perro te sigue en la carrera, Le acarician y alaban como al cabo Acerque sus narices á tu rabo? Pues empieza á correr ¿qué te detiene?-- De este modo la insulta, cuando viene El diestro Gavilán y le arrebata. El preso chilla, el prendedor le mata; Y la Liebre exclamó: Bien merecido: ¿Quién te mandó insultar al afligido? ¿Y á más, á más meterte á consejero[111], No sabiendo mirar por ti primero? FÁBULA XI [imagen] Júpiter y la Tortuga. Á las bodas de Júpiter estaban Todos los animales convidados: Unos y otros llegaban Á la fiesta nupcial apresurados[112]. No faltaba á tan grande concurrencia Ni aun la reptil y más lejana oruga, Cuando llega muy tarde y con paciencia[113] Á paso perezoso la Tortuga. Su tardanza reprende el dios airado; Y ella le respondió sencillamente: --Si es mi casita mi retiro amado, ¿Cómo podré dejarla prontamente? Por tal disculpa Júpiter Tonante, Olvidando el indulto de las fiestas, La ley del caracol le echó al instante, Que es andar con la casa siempre á cuestas. _Gentes machuchas hay que hacen alarde_[114] _De que aman su retiro con exceso;_ _Pero á su obligación acuden tarde:_ _Viven como el ratón dentro del queso._ FÁBULA XII [imagen] El Charlatán. «Si cualquiera de ustedes Se da por las paredes, Ó arroja de un tejado, Y queda á buen librar descostillado, Yo me reiré muy bien: importa un pito[115], Como tenga mi bálsamo exquisito». Con esta relación un chacharero[116] Gana mucha opinión y más dinero; Pues el vulgo, pendiente de sus labios, Más quiere á un charlatán que á veinte sabios. Por esta conveniencia Los hay el día de hoy en toda ciencia, Que ocupan igualmente acreditados Cátedras, academias y tablados. Prueba de esta verdad será un famoso Doctor en elocuencia, tan copioso En charlatanería, Que ofreció enseñaría Á hablar discreto, con fecundo pico, En diez años de término á un borrico. Sábelo el rey, le llama, y al momento Le manda dé lecciones á un jumento; Pero bien entendido. Que sería, cumpliendo lo ofrecido, Ricamente premiado; Mas cuando no, que moriría ahorcado. El doctor asegura nuevamente Sacar un orador asno elocuente. Dícele callandito[117] un cortesano: --Escuche, buen hermano, Su frescura me espanta: Á cáñamo me huele su garganta. --No temáis, señor mío, Respondió el Charlatán, pues yo me río. ¿En diez años de plazo que tenemos, El rey, el asno ó yo no moriremos? _Nadie encuentra embarazo En dar un largo plazo Á importantes negocios; mas no advierte Que ajusta mal su cuenta sin la muerte._ FÁBULA XIII [imagen] El Milano y las Palomas. Á las tristes Palomas un Milano, Sin poderlas pillar, seguía en vano; Mas él á todas horas Servía de lacayo á estas señoras. Un día, en fin, hambriento é ingenioso, Así las dice:--¿Amáis vuestro reposo, Vuestra seguridad y conveniencia? Pues creedme en mi conciencia: En lugar de ser yo vuestro enemigo, Desde ahora me obligo, Si la banda por rey me aclama luego, A tenerla en sosiego, Sin que de garra ó pico tema agravio; Pues tocante á la paz seré un Octavio[118].-- Las sencillas Palomas consintieron: Aclámanlo por rey: ¡_Viva_, dijeron, _Nuestro rey el Milano_! Sin esperar á más, este tirano[119] Sobre un vasallo mísero se planta: Déjale con el _viva_[120] en la garganta; Y continuando así sus tiranías, Acabó con el reino en cuatro días. _Quien al poder se acoja de un malvado, Será, en vez de feliz, un desdichado._ FÁBULA XIV [imagen] Las dos Ranas. Tenían dos Ranas Sus pastos[121] vecinos; Una en un estanque, Otra en un camino. Cierto día á ésta Aquélla le dijo: --¿Es creíble, amiga, De tu mucho juicio, Que vivas contenta Entre los peligros, Donde te amenazan, Al paso preciso, Los pies y las ruedas, Riesgos infinitos? Deja tal vivienda[122], Muda de destino: Sigue mi dictamen, Y vente conmigo.-- En tono de mofa, Haciendo mil mimos[123], Respondió á su amiga: --¡Excelente aviso! ¡Á mí novedades! ¡Vaya, qué delirio! Eso si que fuera Darme el diablo ruido. ¡Yo dejar la casa, Que fué domicilio De padres, abuelos Y todos los míos, Sin que haya memoria De haber sucedido La menor desgracia Desde luengos[124] siglos! --Allá te compongas: Mas ten entendido, Que tal vez suceda Lo que no se ha visto.-- Llegó una carreta Á este tiempo mismo, Y á la triste Rana Tortilla la hizo. _Por hombres de seso Muchos hay tenidos, Que á nuevas razones Cierran los oídos. Recibir consejos Es un desvarío: La rancia costumbre Suele ser su libro._ FÁBULA XV [imagen] El parto de los Montes. Con varios ademanes[125] horrorosos Los Montes de parir dieron señales: Consintieron los hombres temerosos Ver nacer los abortos más fatales. Después que con bramidos espantosos Infundieron pavor á los mortales, Estos Montes, que al mundo estremecieron, Un ratoncillo fué lo que parieron. _Hay autores que, en voces misteriosas, Estilo fanfarrón[126] y campanudo, Nos anuncian ideas portentosas; Pero suele á menudo Ser el gran parto de su pensamiento, Después de tanto ruido, sólo viento._ FÁBULA XVI [imagen] Las Ranas pidiendo rey. Sin rey vivía libre, independiente, El pueblo de las Ranas felizmente. La amable libertad sólo reinaba En la inmensa laguna que habitaba. Mas las Ranas al fin un rey quisieron: Á Júpiter excelso lo pidieron. Conoce el Dios la súplica importuna, Y arroja un rey de palo á la laguna: Debió de ser sin duda buen pedazo, Pues dió su Majestad tan gran porrazo Que el ruido atemoriza al reino todo: Cada cual se zambulle en agua ó lodo[127]; Y quedan en silencio tan profundo, Cual si no hubiese Ranas en el mundo. Una de ellas asoma la cabeza, Y viendo á la real pieza, Publica que el monarca es un zoquete. Congrégase la turba y, por juguete, Lo desprecian, lo ensucian con el cieno[128], Y piden otro rey, que aquel no es bueno. El padre de los dioses irritado, Envía á un culebrón, que á diente airado Muerde, traga, castiga, Y á la mísera grey al punto obliga Á recurrir al dios humildemente. Padeced, les responde, eternamente: Que así castigo á aquel que no examina Si su solicitud será su ruina. FÁBULA XVII [imagen] El Asno y el Caballo. --¡Ah! ¡quien fuese Caballo! Un Asno melancólico decía: «Entonces sí que nadie me vería Flaco, triste y fatal[129] como me hallo. Tal vez un caballero Me mantendría ocioso y bien comido; Dándose su merced por muy servido Con corvetas y saltos de carnero. Trátanme ahora como vil y bajo, De risa sirve mi contraria suerte: Quien me apalea más, más se divierte, Y menos como, cuando más trabajo. No es posible encontrar sobre la tierra Infeliz como yo.» Tal se juzgaba, Cuando al Caballo ve como pasaba Con su jinete y armas á la guerra. Entonces conoció su desatino; Rióse de corvetas y regalos, Y dijo: Que trabaje y lluevan palos; No me saquen los dioses de Pollino. FÁBULA XVIII El Cordero y el Lobo. Uno de los Corderos mamantones[130], Que para los glotones[131] Se crían sin salir jamás al prado, Estando en la cabaña muy cerrado, Vió por una rendija de la puerta Que el caballero Lobo estaba alerta, En silencio esperando astutamente Una calva ocasión[132] de echarle el diente. Mas él, que bien seguro se miraba, Así le provocaba: --Sepa usted, seor[133] Lobo, que estoy preso, Porque sabe el pastor que soy travieso; Mas si él no fuese bobo, No habría ya en el mundo ningún Lobo; Pues yo corriendo libre por los cerros[134], Sin pastores ni perros, Con sola mi pujanza y valentía Contigo y con tu raza acabaría. --¡Á Dios, exclamó el Lobo, mi esperanza De regalar á mi vacía panza! Cuando este miserable me provoca, Es señal de que se halla de mi boca Tan libre como el cielo de ladrones. _Así son los cobardes fanfarrones[135], Que se hacen en los puestos ventajosos Más valentones, cuanto más medrosos._ FÁBULA XIX [imagen] Las Cabras y los Chivos. Desde antaño en el mundo Reina el vano deseo De parecer iguales Á los grandes señores los plebeyos. Las Cabras alcanzaron Que Júpiter excelso Les diese barba[136] larga Para su autoridad y su respeto. Indignados los Chivos[137] De que su privilegio Se extendiese á las Cabras, Lampiñas con razón en aquel tiempo; Sucedió[138] la discordia Y los amargos celos Á la paz octaviana[139], Con que fué gobernado el barbón pueblo. Júpiter dijo entonces, Acudiendo al remedio: --¿Qué importa que las Cabras Disfruten un adorno propio vuestro, Si es mayor ignominia De su vano deseo, Siempre que no igualaren En fuerzas y valor á vuestro cuerpo? _El mérito aparente_ _Es digno de desprecio;_ _La virtud solamente_ _Es del hombre el ornato verdadero._ FÁBULA XX [imagen] El Caballo y el Ciervo. Perseguía un Caballo vengativo Á un Ciervo que le hizo leve ofensa: Mas hallaba segura la defensa En su veloz carrera el fugitivo. El vengador, perdida la esperanza De alcanzarle y lograr así su intento, Al hombre le pidió su valimiento Para tomar del ofensor venganza. Consiente el hombre; y el Caballo airado Sale con su jinete[140] á la campaña, Corre con dirección, sigue con maña[141], Y queda al fin del ofensor vengado. Muéstrase al bienhechor agradecido, Quiere marcharse libre de su peso; Mas desde entonces mismo quedó preso Y eternamente al hombre sometido. El Caballo, que suelto y rozagante, En el frondoso bosque y prado ameno Su libertad gozaba tan de lleno, Padece sujeción desde ese instante. Oprimido del yugo ara la tierra; Pasa tal vez la vida más amarga; Sufre la silla, freno, espuela, carga, Y aguanta los horrores de la guerra. En fin, _perdió la libertad amable Por vengar una ofensa solamente. Tales los frutos son que ciertamente[142] Produce la venganza detestable._ [imagen] [imagen] LIBRO TERCERO FÁBULA PRIMERA El Águila y el Cuervo. Á DON TOMÁS DE IRIARTE En mis versos, Iriarte, Ya no quiero más arte, Que poner á los tuyos por modelo. Á competir anhelo Con tu numen, que el sabio mundo admira, Si me prestas tu lira, Aquella en que tocaron dulcemente _Música_[143] y _poesía juntamente_. Esto no puede ser: ordena Apolo Que digno solo tú[144], la pulses solo. ¿Y por qué solo tú? ¿Pues cuando menos No he de hacer versos fáciles, amenos, Sin ambicioso ornato? ¿Gastas otro poético aparato? Si tú sobre el Parnaso[145] te empinases, Y desde allí cantases: _Risco tramonto de época altanera_, Góngora[146] que te siga, te dijera; Pero si vas marchando por el llano, Cantándonos en verso castellano Cosas claras, sencillas, naturales, Y todas ellas tales, Que aun aquel que no entiende poesía Dice: _Eso yo también me lo diría_[147]; ¿Por qué no he de imitarte, y aun acaso Antes que tú trepar por el Parnaso? No imploras las Sirenas, ni las Musas Ni de númenes usas, Ni aun siquiera confías en Apolo. Á la naturaleza imploras sólo: Y ella sabia te dicta sus verdades. Yo te imito: no invoco á las deidades; Y por mejor consejo, Sea mi sacro numen cierto viejo; Esopo digo. Díctame, machucho[148], Una de tus patrañas, que te escucho. Una Águila rapante, Con vista perspicaz, rápido vuelo, Descendiendo veloz de junto al cielo, Arrebató un Cordero en un instante. Quiere un Cuervo imitarla: de un Carnero En el vellón sus uñas hacen presa: Queda enredado entre la lana espesa, Como pájaro en liga prisionero. Hacen de él los pastores vil juguete[149], Para castigo de su intento necio. Bien merece la burla y el desprecio El Cuervo que á ser Águila se mete. El Viejo me ha dictado esta patraña, Y astutamente así me desengaña. Esa facilidad, esa destreza Con que arrebató el Águila su pieza, Fué la que engañó al Cuervo, pues creía Que otro tanto, á lo menos, él haría. Mas ¿qué logró? servirle[150] de escarmiento. _Ojalá que sirviese á más de ciento Poetas de mal gusto inficionados_: Y _dijesen_, _cual yo desengañados, El Águila eres tú, divino IRIARTE; Yo no pretendo más sino admirarte: Sea tuyo el laurel, tuya la gloria, Y no sea yo el Cuervo de la historia_. FÁBULA II [imagen] Los Animales con peste. En los montes, los valles y collados[151] De animales poblados, Se introdujo la peste[152] de tal modo, Que en un momento lo inficiona todo. Allí donde su corte el León tenía, Mirando cada día Las cacerías, luchas y carreras De mansos brutos y de bestias fieras, Se veían los campos ya cubiertos De enfermos miserables y de muertos. --Mis amados hermanos, Exclamó el triste rey, mis cortesanos, Ya véis que el justo cielo nos obliga Á implorar su piedad, pues nos castiga Con tan horrenda plaga: Tal vez se aplacará con que se le haga Sacrificio de aquel más delincuente, Y muera el pecador, no el inocente. Confiese todo el mundo su pecado: Yo cruel, sanguinario, he devorado Inocentes corderos[153]; Ya vacas, ya terneros; Y he sido á fuerza de delito tanto[154] De la selva terror, del bosque espanto. --Señor, dijo la Zorra, en todo eso No se halla más exceso Que el de vuestra bondad, pues que se digna De teñir en la sangre ruin, indigna De los viles cornudos animales, Los sacros dientes, y las uñas reales.-- Trató la corte al rey de escrupuloso: Allí del Tigre, de la Onza y Oso Se oyeron confesiones De robos y de muerte á millones; Mas entre la grandeza, sin lisonja, Pasaron por escrúpulos de monja[155]. El Asno, sin embargo, muy confuso Prorrumpió:--Yo me acuso Que al pasar por un trigo este verano, Yo hambriento y él lozano, Sin guarda, ni testigo, Caí en la tentación, comí del trigo. --¡Del trigo! y ¡un Jumento! Gritó la Zorra, ¡horrible atrevimiento! Los cortesanos claman:--Éste, éste Irrita al cielo, que nos da la peste. Pronuncia el rey de muerte la sentencia, Y ejecutóla el Lobo á su presencia. _Te juzgarán virtuoso, Si eres, aunque perverso, poderoso;_ _Y aunque bueno, por malo detestable_ _Cuando te miran pobre y miserable._[156] _Esto hallará en la corte[157], quien la vea;_ _Y aun el mundo todo ¡Pobre Astrea!_ FÁBULA III El Milano enfermo. Un Milano, después de haber vivido Con la conciencia peor que un forajido, Enfermó gravemente. Supuesto que[158] el paciente Ni á Galeno ni á Hipócrates leía, Á bulto conoció que se moría. Á los dioses desea ver[159] propicios, Y ofrecerles entonces sacrificios Por medio de su madre, que afligida Rogaría sin duda por su vida. Mas ésta le responde:--Desdichado, ¿Cómo podré alcanzar para un malvado De los dioses clemencia, Si, en vez de darles culto y reverencia, Ni aun perdonaste á víctima sagrada En las aras divinas inmolada? _Así queremos, irritando al cielo, Que en la tribulación nos dé consuelo._ FÁBULA IV [imagen] El León envejecido. Al miserable estado De una cercana muerte reducido, Estaba ya postrado Un viejo León del tiempo consumido: Tanto más infeliz y lastimoso, Cuanto había vivido más dichoso[160]. Los que cuando valiente, Humildes le rendían vasallaje, Al verlo decadente, Acuden á tratarle con ultraje; Que, como la experiencia nos enseña, Del árbol caído todos hacen leña. Cebados á porfía, Le sitiaban sangrientos y feroces. El Lobo le mordía; Tirábale el Caballo fuertes coces; Luego le daba el Toro una cornada[161]; Después el Jabalí su dentellada. Sufrió constantemente Estos insultos; pero reparando Que hasta el Asno insolente Iba á ultrajarle, falleció clamando: --Esto es doble morir: no hay sufrimiento, Porque muero injuriado de un Jumento[162]. _Si en su mudable vida_ _Al hombre la Fortuna ha derribado_ _Con misera caída_ _Desde donde lo había ella encumbrado;_[163] _¿Qué ventura en el mundo se promete,_ _Si aun de los viles llega á ser juguete?_ FÁBULA V [imagen] La Zorra y la Gallina. Una Zorra cazando, De corral en corral iba saltando Á favor de la noche en una aldea. Oye al Gallo cantar: «¡maldito sea!» Agachada, y sin ruido, Á merced del olfato y del oído, Marcha, llega, y oliendo á un agujero[164], «Éste es», dice; y se cuela al gallinero[165]. Las aves se alborotan, menos una, Que estaba en cesta como niño en cuna, Enferma gravemente. Mirándola la Zorra astutamente, La pregunta:--¿Qué es eso, pobrecita? ¿Cuál es tu enfermedad? ¿tienes pepita[166]? Habla: ¿cómo lo pasas, desdichada? La enferma le responde apresurada: --Muy mal me va, señora, en este instante; Muy bien, si usted se quita de delante. _¡Cuántas veces se vende un enemigo,_ _Como gato por liebre,_[167] _por amigo!_ _Al oír su fingido cumplimiento,_ _Respondiérale yo para escarmiento:_ _Muy mal me va, señor, en este instante;_ _Muy bien, si usted se quita de delante._ FÁBULA VI La Cierva y el León. Más ligera que el viento[168] Precipitada huía Una inocente Cierva De un cazador seguida. En una obscura gruta, Entre espesas encinas, Atropelladamente Entró la fugitiva. Mas ¡ay! que un León sañudo, Que allí mismo tenía Su albergue, y era susto[169] De la selva vecina, Cogiendo entre sus garras Á la res fugitiva, Dió con cruel fiereza Fin sangriento á su vida. _Si al evitar los riesgos La razón no nos guía, Por huir de un tropiezo Damos mortal caída._ FÁBULA VII [imagen] El León enamorado. Amaba un León á una Zagala hermosa: Pidióla por esposa Á su padre pastor urbanamente. El hombre temeroso, mas prudente, Le respondió:--Señor, en mi conciencia[170], Que la muchacha logra conveniencia; Pero la pobrecita[171], acostumbrada Á no salir del prado y la majada, Entre la mansa oveja y el cordero, Recelará tal vez, que seas fiero. No obstante, bien podremos, si consientes, Cortar tus uñas, y limar tus dientes; Y así verá que tiene tu grandeza Cosas de majestad, no de fiereza. Consiente el manso León enamorado, Y el buen hombre le deja desarmado. Da luego su silbido: Llegan el _Matalobos_ y _Atrevido_, Perros de su cabaña; de esta suerte Al indefenso León dieron la muerte. _Un cuarto[172] apostaré á que en este instante_ _Dice, hablando del León, algún amante,_ _Que de la misma muerte haría gala,_ _Con tal que se la diese la zagala._ _Deja, Fabio, el amor, déjalo luego;_ _Mas hablo en vano, porque siempre ciego,_ _No ves el desengaño,_ _Y así te entregas á tu propio daño._ FÁBULA VIII [imagen] Congreso de los Ratones[173]. Desde el gran _Zapirón, el blanco y rubio, Que, después de las aguas del diluvio, Fué padre universal de todo gato_, Ha sido _Miauragato_[174] Quien más sangrientamente Persiguió á la infeliz ratona gente[175]. Lo cierto es, que obligada De su persecución la desdichada, En _Ratópolis_[176] tuvo su congreso. Propuso el elocuente _Roequeso_[177] Echarle un cascabel, y de esa suerte Al ruido escaparían de la muerte. El proyecto aprobaron uno á uno. ¿Quién lo ha de ejecutar? eso ninguno. --Yo soy corto de vista, yo muy viejo, Yo gotoso, decían. El consejo Se acabó como muchos en el mundo. _Proponen un proyecto sin segundo:_ _Lo aprueban. Hacen otro: ¡qué portento!_ _¿Pero la ejecución? ahí está el cuento._ FÁBULA IX [imagen] El Lobo y la Oveja. Cruzando montes y trepando cerros, Aquí mato, allí robo, Andaba cierto Lobo, Hasta que dió en las manos de los perros. Mordido y arrastrado Fué de sus enemigos cruelmente: Quedó con vida milagrosamente, Mas inválido al fin y derrotado. Iba el tiempo curando su dolencia, El hambre al mismo paso le afligía; Pero, como cazar aun no podía, Con las hierbas hacía penitencia. Una Oveja pasaba, y él la[178] dice: --Amiga, ven acá: llega al momento: Enfermo estoy, y muero de sediento[179]: Socorre con el agua á este infelice[180]. --¿Agua quieres que yo vaya á llevarte? Le responde la Oveja recelosa; Díme pues una cosa: ¿Sin duda que será para enjuagarte, Limpiar bien el garguero, Abrir el apetito, Y tragarme después como á un pollito? ¡Anda, que te conozco, marrullero! Así dijo, y se fué; si no, la mata. _¡Cuánto importa saber con quien se trata!_ FÁBULA X El Hombre y la Pulga. --Oye, Júpiter sumo[181], mis querellas, Y haz, disparando rayos y centellas, Que muera este animal vil y tirano, Plaga fatal para el linaje humano; Y si vos no lo hacéis, Hércules sea Quien acabe con él y su ralea[182]. Éste es un Hombre que á los dioses clama, Porque una Pulga le picó en la cama, Y es justo, ya que el pobre se fatiga, Que de Júpiter y Hércules consiga, De éste, que viva despulgando sayos; De aquél, matando pulgas con sus rayos. _Tenemos en el cielo los mortales Recurso en las desdichas y los males; Mas se suele abusar frecuentemente, Por lograr un antojo impertinente._ FÁBULA XI [imagen] El Cuervo y la Serpiente. Pilló el Cuervo dormida á la Serpiente, Y al quererse cebar en ella hambriento, Le mordió venenosa. _Sepa el cuento Quien sigue á su apetito[183] incautamente._ FÁBULA XII El Asno y las Ranas. Muy cargado de leña un Burro viejo, Triste armazón de huesos y pellejo, Pensativo, según lo cabizbajo, Caminaba, llevando con trabajo Su débil fuerza la pesada carga. El paso tardo, la carrera larga, Todo al fin contra el mísero se empeña, El camino, los años y la leña. Entra en una laguna el desdichado, Queda profundamente empantanado[184]. Viéndose de aquel modo, Cubierto de agua y lodo, Trocando lo sufrido[185] en impaciente, Contra el destino dijo neciamente Expresiones ajenas de sus canas. Mas las vecinas Ranas, Al oír sus lamentos y quejidos[186], Las unas se tapaban los oídos, Las otras, que prudentes lo escuchaban, Reprendíanle así, y aconsejaban: «--Aprenda el mal Jumento Á tener sufrimiento, Que entre las que habitamos la laguna, Ha de encontrar lección muy oportuna. Por Júpiter estamos condenadas Á vivir sin remedio encenagadas En agua detenida[187], lodo espeso; Y á más de todo eso, Aquí perpetuamente nos encierra, Sin esperanza de correr la tierra, Cruzar el anchuroso mar profundo, Ni aun saber lo que pasa por el mundo. Mas llevamos á bien nuestro destino, Y así nos premia Júpiter divino, Repartiendo entre todas cada día La salud, el sustento y alegría.» _Es de suma importancia Tener en los trabajos tolerancia; Pues la impaciencia, en la contraria suerte, Es un mal más amargo que la muerte._ FÁBULA XIII [imagen] El Asno y el Perro. Un Perro y un Borrico caminaban Sirviendo á un mismo dueño. Rendido éste del sueño, Se tendió sobre[188] el prado que pasaban. El Borrico entre tanto aprovechado, Descansa y pace; mas el Perro hambriento, --Bájate, le decía, buen Jumento, Pillaré de la alforja algún bocado. El Asno se le aparta como en chanza: El Perro sigue al lado del Borrico, Levantando las manos y el hocico, Como perro de ciego cuando danza. --No seas bobo, el Asno le decía: Espera á que nuestro amo se despierte, Y será de esa suerte El hambre más, mejor la compañía. Desde el bosque entre tanto sale un lobo: Pide el Asno favor al compañero: En lugar de ladrar el marrullero, Con fisga respondió:--_No seas bobo_[189], _Espera á que nuestro amo se despierte_, Que pues me aconsejaste la paciencia, Yo la sabré tener en mi conciencia, Al ver al Lobo que te da la muerte. _El Pollino murió: no hay que dudarlo; Mas si resucitara, Corriendo el mundo á todos predicara: Prestad auxilio, si queréis hallarlo._ FÁBULA XIV [imagen] El León y el Asno cazando. Su Majestad leonesa, en compañía De un Borrico, se sale á montería[190]. En la parte al intento acomodada, Formando el mismo León una enramada, Mandó al Asno que en ella se ocultase, Y que de tiempo en tiempo rebuznase Como trompa de caza en el ojeo. Logró el rey su deseo; Pues apenas se vió bien apostado, Cuando al son del rebuzno destemplado, Que los montes y valles repetían, su selvoso albergue se volvían Precipitadamente Las fieras enemigas juntamente; Y en su cobarde huída En las garras del León pierden la vida. Cuando el Asno sé halló con los despojos De devoradas fieras á sus ojos, Dijo:--Pardiez[191], si llego más temprano, Á ningún muerto dejo hueso sano. Á tal fanfarronada Soltó el rey una grande carcajada: _Y es que jamás convino Hacer del andaluz[192] al vizcaíno_. FÁBULA XV El Charlatán y el Rústico. --Lo que jamás se ha visto, ni se ha oído Verán ustedes: atención les pido. Así decía un Charlatán famoso, Cercado de un concurso numeroso. En efecto: quedando todo el mundo En silencio profundo, Remedó á un cochinillo de tal modo, Que el auditorio todo, Creyendo que le tiene y que le tapa, Atumultuado grita--_¡fuera capa!_ Descubrióse, y al ver que nada había, Con vítores le aclaman á porfía. --Pardiez, dijo un Patán, que yo prometo Para mañana, hablando con respeto, Hacer el puerco[193] más perfectamente; Si no, que me lo claven en la frente. Con risa prometió la concurrencia, Á burlarse del Payo, su asistencia. Llegó la hora, todos acudieron: No bien al Charlatán gruñir oyeron Gentes á su favor preocupadas, ¡Viva! dicen, al son de las palmadas. Sube después el Rústico al tablado Con un bulto en la capa, y embozado, Imita al Charlatán en la postura De fingir que un lechón tapar procura; Mas estaba la gracia en que era el bulto Un marranillo que tenía oculto. Tírale callandito de la oreja: Gruñendo en tiple, el animal se queja; Pero, al creer que es remedo el tal gruñido, Aquí se oía un _¡fuera!_ allí un silbido, Y todo el mundo queda En que es el otro quien mejor remeda. El Rústico descubre su marrano; Al público lo enseña, y dice ufano[194]: --¿Así juzgan ustedes? _¡Oh preocupación, y cuánto puedes[195]!_ [imagen] [imagen] LIBRO CUARTO FÁBULA PRIMERA. La Mona corrida. EL AUTOR Á SUS VERSOS. Fieras, aves y peces Corren, vuelan y nadan, Porque Júpiter sumo[196] Á general congreso á todos llama. Con sus hijos se acercan, Y es que un premio señala Para aquel, cuya prole En hermosura lleve la ventaja. El alto regio trono La multitud cercaba, Cuando en la concurrencia Se sentía decir:--_La mona falta._ --Ya llega, dijo entonces Una habladora Urraca, Que como centinela, En la alta punta de un ciprés estaba. Entra rompiendo filas, Con su cachorro[197] ufana, Y ante el excelso trono El premio pide de hermosura tanta. El dios Júpiter quiso, Al ver tan fea traza, Disimular la risa, Pero se le soltó la carcajada. Armóse en el concurso Tal bulla y algazara, Que corrida la Mona Á Tetuán se volvió desengañada. _¿Es creíble, señores, Que yo mismo pensara En consagrar á Apolo Mis versos, como dignos de su gracia? Cuando por mi fortuna Me encontré esta mañana, Continuando mi obrilla, Este cuento moral, esta patraña, Yo dije á mi capote[198]: ¡Con qué chiste, qué gracia, Y qué vivos colores El jorobado Esopo me retrata! Mas ya mis producciones Miro con desconfianza, Porque aprendo en la Mona Cuánto el ciego amor propio nos engaña._ FÁBULA II [imagen] El Asno y Júpiter. «--No sé como hay jumento, Que teniendo un adarme[199] de talento, Quiera meterse á burro de hortelano. Llevo á la plaza desde muy temprano Cada día cien cargas de verdura: Vuelvo con otras tantas de basura; Y para minorar mi pesadumbre, Un criado me azota por costumbre. Mi vida es ésta: ¿qué será mi muerte, Como no mude Júpiter mi suerte?» Un Asno de este modo se quejaba. El dios, que sus lamentos escuchaba, Al dominio lo entrega de un tejero. --Esta vida, decía, no la quiero: Del peso de las tejas oprimido, Bien azotado, pero mal comido. Á Júpiter me voy con el empeño De lograr nuevo dueño. Envióle á un curtidor. Entonces dice: --Aun con este amo soy más infelice[200]: Cargado de pellejos de difunto, Me hace correr sin sosegar un punto, Para matarme sin llegar á viejo, Y curtir al instante mi pellejo. Júpiter, por no oir tan largas quejas, Se tapó lindamente las orejas, Y á nadie escucha desde el tal Pollino, Si le habla de mudanza de destino. _Sólo en verso se encuentran los dichosos, Que viven ni envidiados, ni envidiosos. La espada por feliz tiene al arado, Como el remo á la pluma y al cayado; Mas se tienen por míseros en suma Remo, espada, cayado, esteva y pluma[201]. ¿Pues á qué estado el hombre llama bueno? Al propio nunca, pero sí al ajeno[202]._ FÁBULA III El Cazador y la Perdiz. Una Perdiz, en celo reclamada, Vino á ser en la red aprisionada. Al Cazador la mísera decía: --Si me das libertad, en este día Te he de proporcionar un gran consuelo; Por ese campo extenderé mi vuelo: Juntaré á mis amigas en bandada, Que guiaré á tus redes engañada, Y tendrás, sin costarte dos ochavos[203], Doce perdices como doce pavos. --¡Engañar y vender á tus amigas! ¿Y así crees que me obligas? Respondió el Cazador; pues no, señora: Muere y paga la pena de traidora. _La perdiz fué bien muerta, no es dudable: La traición, aun soñada, es detestable._ FÁBULA IV [imagen] El Viejo y la Muerte. Entre montes por áspero camino, Tropezando con una y otra peña, Iba un Viejo cargado con su leña[204] Maldiciendo su mísero destino. Al fin cayó, y viéndose de suerte Que apenas levantarse ya podía, Llamaba con colérica porfia Una, dos y tres veces á la muerte. Armada de guadaña en esqueleto, La Parca se le ofrece en aquel punto; Pero el Viejo, temiendo ser difunto, Lleno más de terror que de respeto, Trémulo la decía, y balbuciente: --Yo... señora... os llamé desesperado; Pero...--Acaba: ¿qué quieres desdichado? --Que me carguéis[205] la leña solamente. _Tenga paciencia quien se cree infelice,_ _Que aun en la situación más lamentable,_ _Es la vida del hombre siempre amable:_ _El Viejo de la leña nos lo dice._ FÁBULA V [imagen] El Enfermo y el Médico. Un miserable enfermo se moría, Y el Médico importuno le decía: --Usted se muere, yo se lo confieso, Pero por la alta ciencia que profeso, Conozco, y le aseguro firmemente, Que ya estuviera sano, Si se hubiese acudido más temprano Con el benigno clíster[206] detergente. El triste enfermo, que lo estaba oyendo, Volvió la espalda al Médico diciendo: --Señor Galeno[207], su consejo alabo: Al asno muerto la cebada al rabo[208]. _Todo varón prudente Aconseja en el tiempo conveniente; Que es hacer de la ciencia vano alarde, Dar el consejo cuando llega tarde._ FÁBULA VI La Zorra y las Uvas. Es voz común que á más del medio día En ayunas la Zorra iba cazando: Halla una parra, quédase mirando De la alta vid el fruto que pendía[209]. Causábale mil ansias y congojas No alcanzar á las uvas con la garra, Al mostrar á sus dientes la alta parra Negros racimos entre verdes hojas. Miró, saltó, y anduvo en probaduras; Pero vió el imposible ya de fijo. Entonces fué cuando la Zorra dijo: «No las quiero comer; no están maduras». _No por eso te muestres impaciente,_ _Si se te_[210] _frustra, Fabio, algún intento._ _Aplica bien el cuento,_ _Y dí, No están maduras, frescamente._[211] FÁBULA VII [imagen] La Cierva y la Viña. Huyendo de enemigos cazadores Una Cierva ligera Siente, ya fatigada en la carrera, Más cercanos los perros y ojeadores. No viendo la infeliz algún seguro Y vecino paraje De gruta ó de ramaje, Crece su timidez, crece su apuro. Al fin, sacando fuerzas de flaqueza, Continúa la fuga presurosa: Halla al paso una Viña muy frondosa, Y en lo espeso se oculta con presteza. Cambia el susto y pesar en alegría, Viéndose á paz y salvo[212] en tan buen hora; Olvida el bien, y de su defensora Los frescos verdes pámpanos comía. Mas ¡ay! que de esta suerte, Quitando ella las hojas de delante, Abrió puerta á la flecha penetrante, Y el listo[213] cazador le dió la muerte. Castigó con la pena merecida El justo cielo á la Cierva ingrata. _Mas ¿qué puede esperar el que maltrata Al mismo que le está dando la vida?_ FÁBULA VIII El Asno cargado de Reliquias[214]. De reliquias cargado Un Asno recibía adoraciones, Como si á él se hubiesen consagrado Reverencias, inciensos y oraciones. En lo vano, lo grave y lo severo Que se manifestaba, Hubo quien conoció que se engañaba, Y le dijo:--Yo infiero De vuestra vanidad vuestra locura. El reverente culto que procura[215] Tributar cada cual este momento[216], No es dirigido á vos, señor Jumento; Que sólo va en honor, aunque lo sientas, De la sagrada carga que sustentas. _Cuando un hombre sin mérito estuviere_ _En elevado empleo ó gran riqueza,_ _Y se ensoberbeciere_ _Porque todos le bajan la cabeza;_ _Para que su locura no prosiga,_ _Tema encontrar tal vez con quien le diga:_ _--Señor jumento, no se engría tanto,_ _Que si besan la peana, es por el santo._ FÁBULA IX Los dos Machos[217]. Dos Machos caminaban: el primero, Cargado de dinero, Mostrando su penacho envanecido, Iba marchando erguido Al son de los redondos cascabeles. El segundo, desnudo de oropeles, Con un pobre aparejo solamente, Alargando el pescuezo eternamente, Seguía de reata su jornada Cargado de costales de cebada. Salen unos ladrones, y al instante Asieron de la rienda al arrogante: Él se defiende, ellos le maltratan; Y después que el dinero le arrebatan, Huyen, y dice entonces el segundo: --_Si á estos riesgos exponen en el mundo Las riquezas, no quiero, á fe de Macho, Dinero, cascabeles ni penacho._ FÁBULA X [imagen] El Cazador y el Perro. Mustafá (Perro viejo, Lebrel en montería[218] ejercitado, Y de antiguas heridas señalado Á colmillo y á cuerno su pellejo) Seguía á un Jabalí sin esperanza De poderle alcanzar; pero no obstante, Azuzándole su amo á cada instante, Á duras penas Mustafá le alcanza. El cerdoso valiente No escuchaba recados á la oreja; Y así su resistencia no le deja Cebar al Perro su cansado diente: Con airado colmillo le rechaza, Y bufando se marcha victorioso. El cazador furioso Reniega del Lebrel y de su raza. --Viejo estoy, le responde, ya lo veo; Mas dí, sin Mustafá ¿cuándo tuvieras Las pieles y cabezas de las fieras En tu casa de abrigo y de trofeo? Miras á lo que soy, no á lo que he sido. ¡Oh suerte desgraciada! Presente tienes mi vejez cansada, Y mis robustos años en olvido. Mas ¿para que me mato[219], Si no he de conseguir cosa ninguna? _Es ladrar á la luna El alegar servicios al ingrato._ FÁBULA XI La Tortuga y el Águila. Una Tortuga á una Águila rogaba La enseñase á volar; así la hablaba: --Con sólo que me des cuatro lecciones, Ligera volaré por las regiones: Ya remontado el vuelo, Por medio de los aires, hasta el cielo, Veré cercano al sol y las estrellas, Y otras cien cosas bellas: Ya rápida bajando, De ciudad en ciudad iré pasando; Y de este fácil delicioso modo Lograré en pocos días verlo todo. El Águila se rió del desatino: La[1] aconseja que siga su destino, Cazando torpemente con paciencia, Pues lo dispuso así la Providencia. Ella insiste en su antojo ciegamente: La reina de las aves prontamente La arrebata, la lleva por las nubes: --Mira, la[220] dice, mira cómo subes. Y al remontarla[221], dijo--¿Vas contenta? Se la deja caer, y se revienta. _Para que así escarmiente Quien desprecia el consejo del prudente._ FÁBULA XII El León y el Ratón. Estaba un Ratoncillo aprisionado En las garras de un León: el desdichado En la tal ratonera no fué preso Por ladrón de tocino ni de queso, Sino porque con otros molestaba Al León que en su retiro descansaba. Pide perdón llorando su insolencia; Al oír implorar la real clemencia, Responde el rey en majestuoso tono: (No dijera más Tito)--Te perdono. Poco después, cazando el León, tropieza En una red oculta en la maleza; Quiere salir, mas queda prisionero: Atronando la selva, ruge fiero. El libre Ratoncillo, que lo siente, Corriendo llega, roe[222] diligente Los nudos de la red, de tal manera, Que al fin rompió los grillos de la fiera. _Conviene al poderoso Para[223] los infelices ser piadoso: Tal vez se puede[224] ver necesitado Del auxilio de aquel más desdichado._ FÁBULA XIII [imagen] Las Liebres y las Ranas. Asustadas las Liebres de un estruendo, Echaron á correr todas diciendo: «Á quien la vida cuesta tanto susto, La muerte causará menos disgusto.» Llegan á una laguna de esta suerte Á dar en lo profundo con la muerte. Al ver á tanta Rana, que asustada Á las aguas se arroja á su llegada: «--¡Hola! dijo una Liebre[225] ¿con que hay otras Tan tímidas que aun tiemblan de nosotras? Pues suframos como ellas el destino»: Conocieron sin más su desatino. _Así la suerte adversa es tolerable, Comparada con otra miserable[226]._ FÁBULA XIV [imagen] El Gallo y el Zorro. Un Gallo muy maduro De edad provecta, duros espolones, Pacífico y seguro, Sobre un árbol oía las razones De un Zorro muy cortés y muy atento, Más elocuente cuanto más hambriento. --Hermano, le decía, Ya cesó entre nosotros una guerra, Que cruel repartía Sangre y plumas al viento y á la tierra: Baja, daré para perpetuo sello Mis amorosos brazos á tu cuello. --Amigo de mi alma, Responde el Gallo, ¡qué placer inmenso En deliciosa calma Deja esta vez mi espíritu suspenso! Allá bajo, allá voy tierno y ansioso Á gozar en tu seno mi reposo; Pero aguarda un instante Porque vienen ligeros como el viento[227], Y ya están adelante Dos correos que llegan al momento, De esta noticia portadores fieles, Y son, según la traza, dos lebreles. --Á Dios, á Dios, amigo, Dijo el Zorro, que estoy muy ocupado; Luego hablaré contigo Para finalizar este tratado. El Gallo se quedó lleno de gloria, Cantando en esta letra su victoria: _Siempre trabaja en su daño El astuto engañador: Á un engaño hay otro engaño, Á un pícaro otro mayor[228]._ FÁBULA XV [imagen] El León y la Cabra. Un señor León andaba como un perro Del valle al monte, de la selva al cerro, Á caza, sin hallar pelo ni lana[229], Perdiendo la paciencia y la mañana. Por un risco escarpado Ve trepar á una Cabra á lo encumbrado, De modo que parece que se empeña En hacer creer al León que se despeña. El pretender seguirla fuera en vano: El cazador entonces cortesano[230] La dice:--Baja, baja, mi querida, No busques precipicios á tu vida: En el valle frondoso Pacerás á mi lado con reposo. --¿Desde cuándo, señor, la real persona Cuida con tanto amor de la barbona[231]? Esos halagos tiernos No son por bien, apostaré los cuernos. Así le respondió la astuta Cabra; Y él se fué sin replicar palabra. _Lo paga la infeliz con el pellejo, Si toma sin examen el consejo._ FÁBULA XVI [imagen] La Hacha y el Mango. Un hombre, que en el bosque se miraba[232] Con una Hacha sin Mango, suplicaba Á los árboles diesen la madera[233] Que más sólida fuera, Para hacerle uno fuerte y muy durable. Al punto la arboleda[234] innumerable Le cedió el acebuche. Y él contento, Perfeccionando luego su instrumento, De rama en rama va cortando á gusto Del alto roble el brazo más robusto. Ya los árboles todos recorría, Y mientras los mejores elegía, Dijo la triste Encina al Fresno: «_Amigo, ¡Infeliz del que ayuda á su enemigo!_» FÁBULA XVII La Onza y los Pastores. En una trampa una Onza inadvertida Dió mísera caída. Al verla sin defensa, Corrieron á la ofensa Los vecinos Pastores, No valerosos, pero sí traidores. Cada cual por su lado La maltrataba airado, Hasta dejar sus fuerzas desmayadas, Unos á palos, otros á pedradas: Al fin la abandonaron por perdida. Pero viéndola dar muestras de vida, Cierto Pastor, dolido de su suerte, Por evitar su muerte, Le arrojó la mitad de su alimento, Con que pudiese recobrar aliento. Llega la noche, témplase la saña, Marchan á descansar á la cabaña, Todos con esperanza muy fundada De hallarla muerta por la madrugada[235]. Mas la fiera entre tanto, Volviendo poco á poco del quebranto, Toma nuevo valor y fuerza nueva; Salta, deja la trampa, va á su cueva, Y al sentirse del todo reforzada, Sale ligera, pero más airada. Ya destruye ganados, Ya deja á los Pastores destrozados; Nada aplaca su cólera violenta, Todo lo tala, en todo se ensangrienta; El buen Pastor, por quien tal vez vivía, Lleno de horror, la vida le pedía. --No serás maltratado, Dijo la Onza, vive descuidado; Que yo sólo persigo á los traidores Que me ofendieron, no á mis bienhechores. _Quien hace agravios, tema la venganza: Quien hace bien, al fin el premio alcanza._ FÁBULA XVIII [imagen] El Grajo vano[236]. Con las plumas de un Pavo Un Grajo se vistió: pomposo y bravo[237] En medio de los pavos se pasea. La manada lo advierte, lo rodea, Todos le pican, burlan y lo envían, ¿Dónde, si ni los grajos lo querían? _¿Cuánto ha que repetimos este cuento, Sin que haya en los plagiarios escarmiento[238]?_ FÁBULA XIX El Hombre y la Comadreja. Así decía cierta Comadreja Á un Hombre que la había aprisionado: --¿Por qué no me dejáis[239]? ¿Os he yo dado Motivo de disgusto ni de queja? ¿No soy la que desvanes y rincones, Tu casa toda, cual si fuese mía, Cuidadosa registro noche y día, Para que vivas libre de ratones?-- --¡Gran fineza por cierto! El Hombre respondió: pues di, ladrona, Si tu glotonería no perdona Ni á ratón vivo, ni á cochino muerto, Ni á cuanto guardan ruines despenseras, ¿Cómo he de creer que tu cuidado apura Por mi bien los ratones? ¡Qué locura! No tendría yo malas tragaderas[240]: Morirás. _Y el astuto que pretenda Vender como fineza lo que ha hecho Sin mirar á más fin que á su provecho, Sabra que hay en el mundo quien lo entienda._ FÁBULA XX Batalla de las Comadrejas y los Ratones. Vencidos los Ratones, Huían con presteza De una atroz, enemiga Tropa de Comadrejas. Marchaban con desorden, Que, cuando el miedo reina, Es la confusión sola El jefe que gobierna. Llegaron presurosos Á sus angostas cuevas, Logrando los soldados Entrar á duras penas; Pero los capitanes[241], Que en las estrechas puertas Quedaron atascados Sin ninguna defensa, Á causa de unos cuernos Puestos en las cabezas, Para ser de sus tropas Vistos en la refriega, Fueron las desdichadas Víctimas de la guerra; Haciendo de sus cuerpos Pasto las Comadrejas. _¡Cuántas veces los hombres Distinciones anhelan, Y suelen ser la causa De sus desdichas ellas[242]! Si Júpiter dispara Sus rayos á la tierra, Antes que á las cabañas, Á los palacios y á las torres llegan._ FÁBULA XXI El León y la Rana. Una lóbrega noche silenciosa, Iba un León horroroso, Con mesurado paso majestuoso Por una selva: oyó una voz ruidosa, Que con tono molesto y continuado Llamaba la atención, y aun el cuidado Del reinante[243] animal, que no sabía De qué bestia feroz quizá saldría Aquella voz, que tanto más sonaba Cuanto más en silencio todo estaba. Su Majestad leonesa La selva toda registrar procura; Mas nada encuentra con la noche obscura, Hasta que pudo ver, ¡oh qué sorpresa! Que sale de un estanque, á la mañana, La tal bestia feroz, y era una Rana. _Llamará la atención de mucha gente El charlatán con su manía loca; Mas ¿qué logra, si al fin verá el prudente Que no es sino una Rana, todo boca[244]?_ FÁBULA XXII El Ciervo y los Bueyes. Con inminente riesgo de la vida Un ciervo se escapó de la batida, Y en la quinta cercana de repente Se metió en el establo incautamente. Dícele un Buey:--¿Ignoras, desdichado, Que aquí viven los hombres? ¡ah cuidado! Detente, y hallarás tanto reposo, Como perdiz en boca de raposo. El Ciervo respondió:--Pero, no obstante, Dejadme descansar algún instante, Y en la ocasión primera Al bosque espeso emprendo mi carrera. Oculto en el ramaje permanece: Á la noche el boyero se aparece, Al ganado reparte el alimento: Nada divisa; sálese al momento. El mayoral y los criados entran, Y tampoco lo encuentran. Libre de aquel apuro, El Ciervo se contaba por seguro; Pero el Buey más anciano Le dice:--Qué ¿te alegras tan temprano? Si el amo llega, lo perdiste todo: Yo le llamo _Cienojos_[245] por apodo; Mas chitón, que ya viene.-- Entra _Cienojos_, todo lo previene; Á los rústicos dice:--No hay consuelo: Las colleras tiradas por el suelo, Limpio el pesebre, pero muy de paso, El ramaje muy seco y más escaso; Seor[246] mayoral, ¿es éste buen gobierno? En esto mira al enramado cuerno Del triste Ciervo: grita, acuden todos Contra el pobre animal de varios modos; Y á la rústica usanza Se celebró la fiesta de matanza. _Esto quiere decir que el amo bueno No se debe fiar del ojo ajeno[247]._ FÁBULA XXIII Los Navegantes. Lloraban unos tristes pasajeros, Viendo su pobre nave combatida De recias olas y de vientos fieros, Ya casi sumergida; Cuando súbitamente El viento calma, el cielo se serena, Y la afligida gente Convierte en risa la pasada pena. Mas el piloto estuvo muy sereno, Tanto en la tempestad como en bonanza; _Pues sabe que lo malo y que lo bueno Está sujeto á súbita mudanza_[248]. FÁBULA XXIV [imagen] El Torrente y el Río. Despeñado un Torrente De un encumbrado cerro[249], Caía en una peña, Y atronaba el recinto con su estruendo. Seguido de ladrones Un triste pasajero, Despreciando el ruido, Atravesó el raudal sin desaliento; Que es común en los hombres Poseídos del miedo, Para salvar la vida, Exponerla tal vez á mayor riesgo. Llegaron los bandidos, Practicaron lo mesmo[250] Que antes el caminante, Y fueron en su alcance y seguimiento. Encontró el miserable De allí á muy poco trecho Un río caudaloso[251], Que corría apacible y con silencio. Con tan buenas señales, Y el próspero suceso Del raudal bullicioso, Determinó vadearle sin recelo; Mas apenas dió un paso, Pagó su desacuerdo[252], Quedando sepultado En las aleves aguas sin remedio _Temamos los peligros_ _De designios secretos;_ _Que el ruidoso aparato,_ _Si no se desvanece, anuncia el riesgo_[253]. FÁBULA XXV [imagen] El León, el Lobo y la Zorra. Trémulo y achacoso[254] Á fuerza de años un León estaba: Hizo venir los médicos ansioso, Por ver si alguno de ellos le curaba. De todas las especies y regiones Profesores llegaban á millones. Todos conocen incurable el daño, Ninguno al rey propone el desengaño; Cada cual sus remedios le procura, Como si la vejez tuviese cura. Un Lobo cortesano, Con tono adulador y fin torcido, Dijo á su soberano: --He notado, señor, que no ha asistido La Zorra, como médico, al congreso; Y pudiera esperarse buen suceso De su dictamen en tan grave asunto.-- Quiso su Majestad que luego al punto Por la posta viniese: Llega, sube á palacio; y como viese Al Lobo su enemigo, ya instruída De que él era el autor de su venida, Que ella excusaba cautelosamente, Inclinándose al rey[255] profundamente, Dijo:--Quizá[256], señor, no habrá faltado Quien haya mi tardanza acriminado; Mas será porque ignora Que vengo de cumplir un voto ahora, Que por vuestra salud tenía hecho; Y para más provecho, En mi viaje traté gentes[257] de ciencia Sobre vuestra dolencia. Convienen pues los grandes profesores En que no tenéis vicio en los humores; En que sólo los años han dejado El calor natural algo apagado; Pero éste se recobra y vivifica, Sin fastidio, sin drogas de botica, Con un remedio simple, liso y llano, Que vuestra Majestad tiene en la mano. Á un Lobo vivo arránquenle el pellejo; Haced que os lo apliquen al instante, Y por más que estéis débil, flaco, viejo, Os sentiréis robusto y rozagante, Con apetito tal, que sin esfuerzo, El mismo Lobo os servirá de almuerzo. Convino el rey, y, entre el furor y el hierro, Murió el infeliz Lobo como un perro. _Así viven y mueren cada día_ _En su guerra interior los palaciegos_[258], _Que con la emulación rabiosa ciegos,_ _Al degüello se tiran á porfia._ _Tomen esta lección muy oportuna:_ _Lleguen á la privanza, en hora buena;_ _Mas labren su fortuna_ _Sin cimentarla en la desgracia ajena._ [imagen] [imagen] LIBRO QUINTO FÁBULA PRIMERA Los Ratones y el Gato. _Marramaquiz_, gran Gato, De nariz roma, pero largo olfato, Se metió en una casa de Ratones. En uno de sus lóbregos rincones Puso su alojamiento: Por delante de sí de ciento en ciento Les dejaba por gusto libre el paso, Como hace el bebedor que mira al vaso; Y ensanchando así más sus tragaderas[259], Al fin los elegía como peras. Éste fué su ejercicio cotidiano; Pero tarde ó temprano Al fin ya los Ratones conocían Que por instantes se disminuían. Don _Roepán_[260], cacique el más prudente[261] De la ratona[262] gente, Con los suyos formó pleno consejo, Y dijo así con natural despejo: Supuesto, hermanos, que el sangriento bruto Que metidos nos tiene en llanto y luto, Habita el cuarto bajo, Sin que pueda subir ni aun con trabajo Hasta nuestra vivienda, es evidente Que se atajará el daño solamente Con no bajar allá de modo alguno. El medio pareció muy oportuno: Y fué tan observado, Que ya _Marramaquiz_, el muy taimado, Metido por el hambre en calzas prietas[263], Discurrió entre mil tretas La de colgarse por los pies de un palo Haciendo el muerto[264]: no era el ardid malo. Pero don _Roepán_ luego que advierte Que su enemigo estaba de tal suerte, Asomando el hocico á su agujero: --¡Hola!, dice; ¿qué es eso, caballero? ¿Estás muerto de burlas, ó de veras? Si es lo que yo recelo, en vano esperas: Pues no nos contaremos ya seguros, Aun sabiendo de cierto Que eres, á más á más de gato muerto, Gato relleno ya de pesos duros[265]. _Si alguno llega con astuta maña, Y una vez nos engaña, Es cosa muy sabida Que puede, algunas veces, El huir de sus trazas y dobleces Valernos nada menos que la vida._ FÁBULA II El Asno y el Lobo. Un Burro cojo vió que le seguía Un Lobo cazador, y no pudiendo Huir de su enemigo, le decía: --Amigo Lobo, yo me estoy muriendo: Me acaban por instantes los dolores De este maldito pie de que cojeo: Si yo no me valiese de herradores, No me vería así como me veo; Y pues fallezco, sé caritativo: Sácame con los dientes este clavo, Muera yo sin dolor tan excesivo, Y cómeme después de cabo á rabo. --¡Oh! dijo el cazador con ironía, Contando con la presa ya en la mano, No solamente sé la anatomía, Sino que soy perfecto cirujano. El caso es para mí una patarata[266]; La operación no más que de un momento: Alargue bien la pata, Y no se me acobarde, buen Jumento. Con su estuche molar desenvainado El nuevo profesor llega al doliente; Mas éste le dispara de contado Una coz que le deja sin un diente. Escapa el cojo; pero el triste herido Llorando se quedó su desventura. «¡Ay infeliz de mí! bien merecido El pago tengo de mi gran locura. Yo siempre me llevé el mejor bocado En mi oficio de Lobo carnicero; Pues si pude vivir tan regalado, Á qué meterme ahora á curandero[267]?» _Hablemos en razón: no tiene juicio Quien deja el propio por ajeno oficio._ FÁBULA III El Asno y el Caballo. Iban, mas no sé á dónde ciertamente, Un Caballo y un Asno juntamente: Éste cargado, pero aquél sin carga. El grave peso, la carrera larga, Causaron al Borrico tal fatiga, Que la necesidad misma le obliga Á dar en tierra.--Amigo compañero, No puedo más, decía; yo me muero: Repartamos la carga, y será poca; Si no, se me va el alma por la boca. Dice el otro:--Revienta en hora buena; ¿Por eso he de sufrir la carga ajena? Gran bestia seré yo, si tal hiciere. Miren, y ¡qué Borrico se me muere! Tan justamente se quejó el Jumento, Que expiró[268] el infeliz en el momento. El Caballo conoce su pecado, Pues tuvo que llevar mal de su grado Los fardos y aparejos todo junto; Ítem más, el pellejo del difunto. _Juan, alivia en sus penas al vecino; Y él, cuando tú las tengas, déte ayuda. Si no lo hacéis así, temed sin duda Que seréis el Caballo y el Pollino._ FÁBULA IV [imagen] El Labrador y la Providencia. Un labrador cansado En el ardiente estío[269] Debajo de una encina Reposaba pacífico y tranquilo. Desde su dulce estancia Miraba agradecido El bien con que la tierra Premiaba sus penosos ejercicios[270]. Entre mil producciones, Hijas de su cultivo, Veía calabazas, Melones por los suelos esparcidos. --«¿Por qué la Providencia, Decía entre sí mismo, Puso á la ruin bellota En elevado preeminente sitio? ¿Cuánto mejor sería, Que trocando el destino, Pendiesen de las ramas Calabazas, melones y pepinos?» Bien oportunamente, Al tiempo que esto dijo, Cayendo una bellota, Le pegó en las narices de improviso. --«Pardiez, prorrumpió entonces El Labrador sencillo, Si lo que fué bellota, Algún gordo melón hubiera sido, Desde luego pudiera Tomar á buen partido, En caso semejante Quedar desnarigado, pero vivo. _Aquí la Providencia Manifestarle quiso Que supo á cada cosa Señalar sabiamente su destino. Á mayor[271] bien del hombre Todo está repartido; Preso el pez en su concha[272], Y libre por el aire el pajarillo._ FÁBULA V El Asno vestido de León[273]. Un Asno disfrazado Con una grande piel[274] de León andaba; Por su temible aspecto casi estaba Desierto el bosque, solitario el prado. Pero quiso el destino, Que le llagase á ver desde el molino La punta de una oreja el molinero. Armado entonces de un garrote fiero, Dale de palos, llévalo á su casa; Divúlgase al contorno[275] lo que pasa; Llegan todos á ver en el instante Al que habían temido León reinante; Y haciendo mofa de su idea necia, Quien más le respetó, más le desprecia. _Desde que oi del Asno contar esto, Dos ochavos apuesto, Si es que Pedro Fernández[276] no se deja De andar con el disfraz de caballero, A vueltas del vestido y el sombrero[277], Que le han de ver la punta de la oreja._ FÁBULA VI [imagen] La Gallina de los Huevos de oro. Érase[278] una Gallina que ponía Un huevo de oro al dueño cada día. Aun con tanta ganancia mal contento, Quiso el rico avariento Descubrir de una vez la mina de oro, Y hallar en menos tiempo más tesoro. Matóla, abrióla[279] el vientre de contado; Pero después de haberla registrado, ¿Qué sucedió? que muerta la Gallina, Perdió su huevo de oro y no halló mina. _¡Cuántos hay que teniendo lo bastante, Enriquecerse quieren al instante, Abrazando proyectos, A veces de tan rápidos efectos, Que sólo en pocos meses, Cuando se contemplaban ya marqueses, Contando sus millones, Se vieron en la calle sin calzones[280]!_ FÁBULA VII [imagen] Los Cangrejos. Los más autorizados, los más viejos De todos los Cangrejos, Una gran asamblea celebraron. Entre los graves puntos que trataron, Á propuesta de un docto presidente, Como resolución la más urgente, Tomaron la que sigue:--pues que al mundo Estamos dando ejemplo sin segundo El más vil y grosero En andar hacia atrás como el soguero[281]; Siendo cierto también que los ancianos, Duros de pies y manos, Causándonos los años pesadumbre, No podemos vencer nuestra costumbre: Toda madre, desde este mismo instante, Ha de enseñar á andar hacia adelante Á sus hijos; y dure la enseñanza Hasta quitar del mundo tal usanza. --«Garras á la obra[282], dicen las maestras Que se creían diestras»; Y sin dejar ninguno, Ordenan á sus hijos uno á uno Que muevan sus patitas blandamente Hacia adelante sucesivamente. Pasito á paso, al modo que podían, Ellos obedecían; Pero, al ver á sus madres, que marchaban Al revés de lo que ellas enseñaban, Olvidando los nuevos documentos[283], Imitaban sus pasos más contentos. Repetían las madres sus lecciones; Mas no bastaban teóricas razones, Porque obraba en los jóvenes Cangrejos Sólo un ejemplo más que mil consejos. Cada maestra[284] se aflige y desconsuela, No pudiendo hacer práctica su escuela. De modo que en efecto Abandonaron todas el proyecto. Los magistrados saben el suceso, Y en su pleno congreso La nueva ley al punto derogaron, Porque se aseguraron De que en vano intentaban la reforma, Cuando ellos no sabían ser la norma. _Y es así, que la fuerza de las leyes Suele ser el ejemplo de los reyes._ FÁBULA VIII Las Ranas sedientas. Dos Ranas que vivían juntamente, En un verano ardiente Se quedaron en seco en su laguna: Saltando aquí y allí, llegó la una Á la orilla de un pozo. Llena entonces de gozo, Gritó á su compañera: --Ven y salta ligera. Llegó, y estando entrambas á la orilla, Notando como grande maravilla Entre los agostados[285] juncos y heno El fresco pozo casi de agua lleno, Prorrumpió la primera:--¿Á qué esperamos, Que no nos arrojamos Al agua que apacible nos convida? La segunda responde:--Inadvertida, Yo tengo igual deseo; Pero pienso y preveo Que, aunque es fácil al pozo nuestra entrada, La agua[286], con los calores exhalada, Según vaya faltando, Nos irá dulcemente sepultando; Y al tiempo que salir solicitemos, En la Estigia laguna nos veremos. _Por consultar al gusto solamente, Entra en la nasa el pez incautamente; El pájaro sencillo en la red queda; ¡Y en qué lazos el hombre no se enreda!_ FÁBULA IX [imagen] El Cuervo y el Zorro. En la rama de un árbol, Bien ufano y contento, Con un queso en el pico Estaba el señor Cuervo. Del olor atraído Un Zorro muy maestro, Le dijo estas palabras Á poco más ó menos: --Tenga usted buenos días[287], Señor Cuervo, mi dueño: ¡Vaya! que estáis donoso, Mono, lindo en extremo. Yo no gasto lisonjas, Y digo lo que siento, Que si á tu bella traza Corresponde el gorjeo, Juro á la diosa Ceres, Siendo testigo el cielo, Que tú serás el fénix[288] De sus vastos imperios. Al oír un discurso Tan dulce y halagüeño, De vanidad llevado Quiso cantar el Cuervo. Abrió su negro pico,-- Dejó caer el queso. El muy astuto Zorro, Después de haberlo preso[289], Le dijo:--Señor bobo, Pues sin otro alimento Quedáis con alabanzas Tan hinchado y repleto, Digerid las lisonjas, Mientras digiero el queso. _Quien oye aduladores, Nunca espere otro premio._ FÁBULA X Un Cojo y un Picarón[290]. Á un buen Cojo un descortés Insultó atrevidamente: Oyólo pacientemente Continuando su carrera, Cuando al son de la cojera Dijo el otro: Una, dos, tres, Cojo es. Oyólo el Cojo; aquí fué[291] Donde el buen hombre perdió Los estribos, pues le dió Tanta cólera y tal ira, Que la muleta le tira, Quedándose, ya se ve, Sobre un pie. --Sólo el no poder correr Para darte el escarmiento, Dijo el Cojo, es lo que siento, Que este mal no me atormenta: _Porque al hombre sólo afrenta, Lo que supo merecer, Padecer._ FÁBULA XI [imagen] El Carretero y Hércules. En un atolladero El carro se atascó de Juan Regaña[292]; Él á nada se mueve ni se amaña, Pero jura muy bien: ¡gran carretero! Á Hércules invocó y el dios le dice: --Aligera la carga, ceja un tanto; Quita ahora ese canto; ¿Está?--Sí, le responde, ya lo hice. --Pues enarbola el látigo, y con eso Puedes ya caminar.--De esta manera, Arreando á la Mohina y la Roncera, Salió Juan con su carro del suceso[293]. _Si haces lo que estuviere de tu parte, Pide al cielo favor: ha de ayudarte[294]._ FÁBULA XII [imagen] La Zorra y el Chivo. Una Zorra cazaba; Y al seguir á un gazapo, Entre aquí se escabulle, allí lo atrapo, En un pozo cayó que al paso estaba. Cuando más la afligía su tristeza, Por no hallar la infeliz salida alguna, Vió asomarse al brocal por su fortuna Del Chivo padre la gentil cabeza. --¿Qué tal? dijo el barbón, ¿la agua[295] es salada? --Es tan dulce, tan fresca y deliciosa, Respondió la Raposa, Que en el tal pozo estoy como encantada. Al agua el Chivo se arrojó sediento: Monta sobre él la Zorra, de manera Que, haciendo de sus cuernos escalera, Pilla el brocal y sale en el momento. Quedó el pobre atollado ¡cosa dura! _¿Mas quién podrá á la Zorra dar castigo_ _Cuando el hombre, aun á costa de su amigo,_ _Del peligro mayor salir procura?_ FÁBULA XIII [imagen] El Lobo, la Zorra y el Mono juez. Un Lobo se quejó criminalmente De que una Zorra astuta le robase. El Mono juez, como ella lo negase, Dejólos alegar prolijamente. Enterado, pronuncia la sentencia: --No consta que te falte nada, Lobo; Y tú, Raposa, tú tienes el robo:-- Dijo, y los despidió de su presencia. Esta contradicción es cosa buena, La dijo el docto Mono con malicia. _Al perverso su fama le condena, Aun cuando alguna vez pida justicia._ FÁBULA XIV [imagen] Los dos Gallos. Habiendo á su rival vencido un Gallo, Quedó entre sus gallinas victorioso, Más grave, más pomposo Que el mismo Gran Sultán en su serrallo[296]. Desde un alto pregona vocinglero Su gran hazaña: el gavilán lo advierte, Le pilla, le arrebata y por su muerte, Quedó el rival señor del gallinero. _Consuele al abatido tal mudanza: Sirva también de ejemplo[297] á los mortales Que se juzgan exentos de los males, Cuando se ven en próspera bonanza._ FÁBULA XV La Mona y la Zorra. En visita una Mona Con una Zorra estaba cierto día, Y así ni más ni menos la[298] decía: --Por mi fe que tenéis bella persona[299], Gallardo talle, cara placentera, Airosa en el andar, como vos sola: Y á no ser tan disforme vuestra cola, Seríais en lo hermoso la primera. Escuchad un consejo, Que ha de ser á las dos muy importante: Yo os la he de cortar, y lo restante Me lo acomodaré por zagalejo[300]. _Abrenuncio_[301], la Zorra le responde: Es cosa para mí menos amarga Barrer el suelo con mi cola larga, Que verla por pañal bien sé yo donde. _Por ingenioso que el necesitado_ _Sea para pedir al avariento,_ _Este será de superior talento_ _Para negarse á dar de lo sobrado._ FÁBULA XVI La Gata mujer[302]. _Zapaquilda_ la bella Era Gata doncella Muy recatada, no menos hermosa: Queríala su dueño por esposa Si Venus consintiese, Y en mujer á la Gata convirtiese. De agradable manera Vino en ello la diosa placentera; Y ved á _Zapaquilda_ en un instante Hecha moza gallarda, rozagante. Celébrase la boda; Estaba ya la sala nupcial toda De un lucido concurso coronada; La novia relamida, almidonada Junto al novio galán enamorado; Todo brillantemente preparado; Cuando quiso la diosa Que cerca de la esposa Pasase un ratoncillo de repente. Al punto que le ve, violentamente, Á pesar del concurso y de su amante, Salta, corre tras él, y échale el guante. _Aunque del valle humilde á la alta cumbre_ _Inconstante nos mude la Fortuna,_ _La propensión del natural es una_ _En todo estado, y más con la costumbre._[303] FÁBULA XVII [imagen] La Leona y el Oso. Dentro de un bosque obscuro y silencioso, Con un rugir continuo y espantoso, Que en medio de la noche resonaba, Una Leona á las fieras inquietaba. Dícela[304] un Oso:--Escúchame una cosa: ¿Qué tragedia horrorosa, Ó qué sangrienta guerra, Qué rayos, ó qué plagas á la tierra Anuncia tu clamor desesperado En el nombre de Júpiter airado? --¡Ah! mayor causa tienen mis rugidos. Yo, la más infeliz de los nacidos, ¿Cómo no moriré desesperada Si me han robado el hijo? ¡ay desdichada! --¡Hola! ¿conque eso es todo? Pues si se lamentasen de ese modo Las madres de los muchos que devoras, Buena música hubiera á todas horas. ¡Vaya! ¡vaya! consuélate como ellas, No nos quiten el sueño tus querellas. _Á desdichas y males_ _Vivimos condenados los mortales._ _Á cada cual no obstante le parece,_ _Que de esta ley una excepción merece._ _Así nos conformamos con la pena,_ _No cuando es propia, si cuando es ajena._[305] FÁBULA XVIII El Lobo y el Perro flaco. Distante de la aldea Iba cazando un Perro Flaco, que parecía Un andante esqueleto. Cuando menos lo piensa, Un Lobo le hizo preso. Aquí de sus clamores, De sus llantos y ruegos. --Decidme, señor Lobo, ¿Qué queréis de mi cuerpo, Si no tiene otra cosa Que huesos y pellejo? Dentro de quince días Casa á su hija mi dueño Y ha de haber para todos Arroz y gallo muerto[306]. Dejadme[307] ahora libre, Que, pasado este tiempo, Podrás comerme á gusto, Lucio, gordo y relleno.-- Quedaron convenidos, Y apenas se cumplieron Los días señalados, El Lobo buscó al Perro. Estábase[308] en su casa Con otro compañero, Llamado Matalobos[309], Mastín de los más fieros: Salen á recibirle Al punto que le vieron; Matalobos bajaba Con corbatín de hierro. No era el Lobo persona De tantos cumplimientos, Y así por no gastarlos, Cedió de su derecho. Huía, y le llamaban; Mas él iba diciendo Con el rabo entre piernas: Pies, ¿para qué os quiero? _Hasta los niños saben_ _Que es de mayor aprecio_ _Un pájaro en la mano,_ _Que por el aire ciento._[310] FÁBULA XIX La Oveja y el Ciervo. Un celemín[311] de trigo Pidió á la Oveja el Ciervo, y la decía: --Si es que usted de mi paga desconfía, Á presentar me obligo Un fiador desde luego, Que no dará lugar á tener queja. --¿Y quién es éste? preguntó la Oveja. --Es un lobo abonado, llano y lego. --¡Un lobo! ya; mas hallo un embarazo: Si no tenéis más fincas que él sus dientes, Y tú los pies para escapar valientes, ¿Á quién acudiré cumplido el plazo? _Si, quién es el que pide y sus fiadores,_ _Antes de dar prestado se examina,_ _Será menor, sin otra medicina,_ _La peste de los malos pagadores._ FÁBULA XX [imagen] La Alforja. En una Alforja al hombro Llevo los vicios; Los ajenos delante, Detrás los míos. Esto hacen todos; Así ven los ajenos, Mas no los propios. FÁBULA XXI El Asno infeliz. Yo conocí un Jumento[312] Que murió muy contento, Por creer (y no iba fuera de camino) Que así cesaba su fatal destino. Pero la adversa suerte, Aun después de su muerte, Le persiguió: dispuso que al difunto Le arrancasen el cuero[313] luego al punto Para hacer tamboriles Y que en los regocijos pastoriles Bailasen las zagalas en el prado Al son de su pellejo vaqueteado. _Quien por su mala estrella es infelice,_ _Aun muerto lo será: FEDRO lo dice._ FÁBULA XXII [imagen] El Jabalí y la Zorra. Sus horribles colmillos aguzaba Un Jabalí en el tronco de una encina. La Zorra, que vecina Del animal cerdoso se miraba, Le dice:--Extraño el verte, Siendo tú en paz señor de la bellota, Cuando ningún contrario te alborota, Que tus armas afiles de esa suerte. La fiera le responde:--Tengo oído Que en la paz se prepara el buen guerrero, Así como en la calma el marinero, _Y que vale por dos el prevenido_[314]. FÁBULA XXIII [imagen] El Perro y el Cocodrilo. Bebiendo un Perro en el Nilo, Al mismo tiempo corría. --Bebe quieto, le decía Un taimado Cocodrilo. Díjole el Perro prudente: --Dañoso es beber y andar, Pero ¿es sano el aguardar Á que me claves el diente? _Oh ¡qué docto Perro viejo! Yo venero su sentir En esto de no seguir Del enemigo el consejo._ FÁBULA XXIV La Comadreja y los Ratones. Débil y flaca cierta Comadreja, No pudiendo ya más de puro[315] vieja, Ni cazaba, ni hacía provisiones De abundantes Ratones, Como en tiempos pasados, Que elegía los tiernos regalados Para cubrir su mesa. Sólo de tarde en tarde hacía presa En tal cual, que pasaba muy cercano, Gotoso, paralítico ó anciano. Obligada del hambre cierto día, Urdió el modo mejor con que saldría De aquella pobre situación hambrienta[316] Pues la necesidad todo lo inventa[317]. Esta vieja taimada Métese entre la harina amontonada. Alerta y con cautela, Cual suele en la garita el centinela, Espera ansiosa su feliz momento Para la ejecución del pensamiento. Llega el Ratón sin conocer su ruina, Y mete el hociquillo entre la harina. Entonces ella le echa de repente La garra al cuello y al hocico el diente. Con este nuevo ardid tan oportuno Se los iba embuchando de uno en uno; Y á merced de discurso tan extraño Logró sacar su tripa de mal año. _Es un feliz ingenio interesante: Él nos ayuda, si el poder nos deja; Y al ver lo que pasó á la Comadreja, ¿Quién no aguzará el suyo en adelante?_ FÁBULA XXV [imagen] El Lobo y el Perro. En busca de alimento Iba un Lobo muy flaco y muy hambriento. Encontró con un Perro tan relleno, Tan lucio, sano y bueno, Que le dijo:--Yo extraño Que estés de tan buen año, Como se deja ver por tu semblante; Cuando á mí, más pujante, Más osado y sagaz, mi triste suerte Me tiene hecho retrato de la muerte. El Perro respondió:--Sin duda alguna Lograrás, si tú quieres, mi fortuna. Deja el bosque y el prado, Retírate á poblado; Servirás de portero Á un rico caballero, Sin otro afán ni más ocupaciones Que defender la casa de ladrones. --Acepto desde luego tu partido Que para mucho más estoy curtido. Así me libraré de la fatiga, Á que el hambre me obliga, De andar por montes sendereando peñas, Trepando riscos y rompiendo breñas, Sufriendo de los tiempos los rigores, Lluvias, nieves, escarchas y calores.-- Á paso diligente Marchaban juntos amigablemente, Tratando varios puntos de confianza Pertenecientes á llenar la panza[318]. En esto el Lobo por algún recelo, Que comenzó á turbarle su consuelo, Mirando al Perro dijo:--He reparado[319] Que tienes el pescuezo algo pelado. Díme, ¿qué es eso?--Nada. --Dímelo por tu vida, camarada.-- No es más que la señal de la cadena; Pero no me da pena, Pues, aunque por inquieto, Á ella estoy sujeto, Me sueltan cuando comen mis señores. Recíbenme á sus pies de mil amores: Ya me tiran el pan, ya la tajada, Y todo aquello que les desagrada: Éste lo mal asado, Aquél un hueso poco descarnado; Y aun un glotón que todo se lo traga, A lo menos me halaga, Pasándome lo mano por el lomo; Yo meneo la cola, callo y como. --Todo eso es bueno, yo te lo confieso; Pero por fin y postre tú estás preso, Jamás sales de casa, No puedes ver lo que en el pueblo pasa. ¿Es así? pues, amigo, La amada libertad que yo consigo, No he de trocarla de manera alguna Por tu abundante y próspera fortuna. Marcha, marcha á vivir encarcelado; No serás envidiado De quien pasea el campo libremente, Aunque tú comas tan glotonamente, Pan, tajadas y huesos, porque al cabo _No hay bocado en sazón para un esclavo_[320]. [imagen] [imagen] LIBRO SEXTO PRÓLOGO FÁBULA PRIMERA El Pastor y el Filósofo. De los confusos pueblos apartado, Un anciano Pastor vivió en su choza, En el feliz estado en que se goza, Existir ni envidioso, ni envidiado[321]. No turbó con cuidados la riqueza Á su tranquila vida[322]; Ni la extremada mísera pobreza Fué del dichoso anciano conocida. Empleado en su labor gustosamente Envejeció: sus canas, su experiencia Y su virtud le hicieron finalmente Respetable varón, hombre de ciencia. Voló su grande fama por el mundo, Y llevado de nueva tan extraña, Acercóse un Filósofo profundo Á la humilde cabaña, Y preguntó al Pastor:--Díme, ¿en qué escuela Te hiciste sabio? ¿Acaso te ocupaste Largas noches leyendo á la candela? ¿Á Grecia y Roma sabias observaste? ¿Sócrates refinó tu entendimiento? ¿La ciencia de Platón has tú medido[323]? ¿Ó pesaste de Tulio el gran talento? ¿Ó tal vez como Ulises has corrido Por ignorados pueblos y confusos, Observando costumbres, leyes y usos? --Ni las letras seguí, ni como Ulises (Humildemente respondió el anciano) Discurrí por incógnitos países. Sé que el género humano, En la escuela del mundo linsonjero, Se instruye en el[324] doblez y en la patraña; Con la ciencia que engaña ¿Quién podrá hacerse sabio verdadero? Lo poco que yo sé me lo ha enseñado Naturaleza en fáciles lecciones: Un odio firme al vicio me ha inspirado; Ejemplos de virtud da á mis acciones. Aprendí de la abeja lo industrioso, Y de la hormiga, que en guardar se afana, Á pensar en el día de mañana; Mi mastín, el hermoso, Y fiel sin semejante, De gratitud y lealtad constante Es el mejor modelo, Y, si acierto á copiarle, me consuelo. Si mi nupcial[325] amor lecciones toma, Las encuentra en la Cándida paloma. La gallina á sus pollos abrigando Con sus piadosas alas como madre, Y las sencillas aves aun volando, Me prestan reglas para ser buen padre. Sabia naturaleza, mi maestra, Lo malo y lo ridículo me muestra Para hacérmelo odioso. Jamás hablo á las gentes Con aire grave, tono jactancioso; Pues saben los prudentes Que, lejos de ser sabio, el que así hable Será un buho solemne, despreciable. Un hablar moderado, Un silencio oportuno En mis conversaciones he guardado: El hablador molesto é importuno Es digno de desprecio. Quien escuche á la Urraca, será un necio. Á los que usan la fuerza y el engaño Para el ajeno daño, Y usurpan á los otros su derecho, Los debe aborrecer un noble pecho. Únanse con los lobos en la caza, Con milanos y halcones, Con la maldita serpentina raza, Caterva de carnívoros ladrones. Mas ¿qué dije? Los hombres tan malvados Ni aun merecen tener estos aliados. No hay daño ni animal tan peligroso Como el usurpador y el envidioso. Por último en el libro interminable De la naturaleza yo medito: En todo lo creado es admirable: Del ente más sencillo y pequeñito Una contemplación profunda alcanza Los más preciosos frutos de enseñanza. --Tu virtud acredita, buen anciano, (El Filósofo exclama) Tu ciencia verdadera y justa fama. Vierte el género humano En sus libros y escuelas sus errores: En preceptos mejores Nos da naturaleza su doctrina. _Así quien sus verdades examina Con la meditación y la experiencia, Llegará á conocer virtud y ciencia._ FÁBULA II El Hombre y la Fantasma. Un Joven licencioso Se hallaba en un estado vergonzoso Con sus males secretos retirado: En soledad, doliente, exasperado, Cavila, llora, canta, jura, reza, Como quien ha perdido la cabeza. --¿Te falta la salud? Pues, caballero, De todo tu dinero, Nobleza, juventud y poderío Sábete[326] que me río: Trata de recobrarla, pues perdida, ¿De qué sirven los bienes de la vida?-- Todo esto una Fantasma[327] le previno, Y al instante se fué como se vino. El enfermo se cuida, se repone, Un nuevo plan de vida se propone. En efecto se casa; Cércanle los cuidados de la casa, Que se van aumentando de hora en hora. La mujer (Dios nos libre), gastadora, Aun mucho más que rica, Los hijos y las deudas multiplica; De modo que el marido, Más que nunca aburrido, Se puso sobre un pie de economía, Que, estrechándola más de día en día, Al fin se enriqueció con opulencia. La Fantasma le dice:--En mi conciencia Que te veo amarillo como el oro: Tienes tu corazón en el tesoro[328]; Miras sobre tu pecho acongojado El puñal del ladrón enarbolado[329]; Las noches pasas en mortal desvelo, Y ¿así, quieres vivir?... ¡qué desconsuelo!-- El hombre, como caso milagroso, Se transformó de avaro en ambicioso. Llegó dentro de poco á la privanza: ¡El señor don Dinero qué no alcanza[330]! La Fantasma le muestra claramente Un falso confidente, Cien traidores amigos, Que quieren ser autores y testigos De su pronta caída. Resuélvese á dejar aquella vida, Y ya desengañado, En los campos se mira retirado. Buscaba los placeres inocentes En las flores y frutas diferentes. ¿Quieren ustedes creer (esto me pasma) Que aun allí le persigue la Fantasma? --Los insectos, los hielos y los vientos, Todos los elementos Y las plagas de todas estaciones Han de ser en el campo tus ladrones. ¿Pues adónde irá el pobre caballero?... _Digo que es un solemne majadero Todo aquel que pretende Vivir en este mundo sin su duende._ FÁBULA III El Jabalí y el Carnero. De la rama de un árbol un Carnero Degollado pendía; En él á sangre fría Cortaba el remangado carnicero. El rebaño inocente, Que el trágico espectáculo miraba, De miedo ni pacía, ni balaba. Un Jabalí gritó:--Cobarde gente, Que miráis la carnívora matanza[331], ¿Cómo no os vengáis del enemigo? --Tendrá (dijo un Carnero) su castigo; Mas no de nuestra parte la venganza. La piel, que arranca con sus propias manos, Sirve para los pleitos y la guerra, Las dos mayores plagas de la tierra, Que afligen á los míseros humanos. Apenas nos desuellan, se destina Para hacer pergaminos[332] y tambores: _Mira cómo los hombres malhechores Labran en su maldad su propia ruina._ FÁBULA IV El Raposo, la Mujer y el Gallo. Con las orejas gachas Y la cola entre piernas, Se llevaba un Raposo Un Gallo de la aldea. Muchas gracias al alba, Que pudo ver la fiesta, Al salir de su casa, Juana la madruguera[333]. Como una loca grita: --Vecinos, que le lleva; Que es el mío, vecinos. Oye el Gallo las quejas, Y le dice al Raposo: --Díle que no nos mienta, Que soy tuyo y muy tuyo. Volviendo la cabeza Le responde el Raposo: --¿Oyes, gran embustera? No es tuyo, sino mío; Él mismo lo confiesa. Mientras esto decía, El Gallo libre vuela, Y en la copa de un árbol Canta que se las pela. El Raposo burlado Huyó ¡quién lo creyera! _Yo, pues, á más de cuatro Muy zorros en sus tretas, Por hablar á destiempo, Los ví perder la presa._ FÁBULA V [imagen] El Filósofo y el Rústico. La del alba sería La hora en que un Filósofo salía Á meditar al campo solitario, En lo hermoso y lo vario Que á la luz de la aurora nos enseña Naturaleza, entonces más risueña. Distraído, sin senda caminaba, Cuando llegó á un cortijo, donde estaba Con un martillo el Rústico en la mano, En la otra un milano, Y sobre una portátil escalera. --¿Qué haces de esa manera? El Filósofo dijo. --Castigar á un ladrón de mi cortijo, Que en mi corral ha hecho más destrozos, Que todos los ladrones en Torozos. Le clavo en la pared... ya estoy contento... Sirve á toda tu raza de escarmiento. --El matador es digno de la muerte, El Sabio dijo: mas si de esa suerte El milano merece ser tratado, ¿De qué modo será bien castigado El hombre sanguinario, cuyos dientes Devoran á infinitos inocentes, Y cuenta como mísera su vida, Si no hace de cadáveres comida? Y aun tú, que así castigas los delitos, Cenarías anoche tus pollitos[334]. --Al mundo le encontramos de este modo, Dijo airado el patán[335]; y sobre todo, Si lo mismo son hombres que milanos, Guárdese no le pille entre mis manos. El Sabio se dejó de reflexiones. _Al tirano le ofenden las razones, Que demuestran su orgullo y tiranía: Mientras por su sentencia cada día Muere (viviendo él mismo impunemente) Por menores delitos otra gente._ FÁBULA VI La Pava y la Hormiga. Al salir con las yuntas Los criados de Pedro, El corral se dejaron De par en par abierto. Todos los pavipollos Con su madre se fueron, Aquí y allí picando Hasta el cercano otero[336]. Muy contenta la Pava Decía á sus polluelos[337]: --Mirad, hijos, el rastro De un copioso hormiguero. Ea, comed hormigas, Y no tengáis recelo, Que yo también las como: Es un sabroso cebo. Picad, queridos míos: ¡Oh qué días los nuestros, Si no hubiese en el mundo Malditos cocineros! Los hombres nos devoran, Y todos nuestros cuerpos Humean en las mesas De nobles y plebeyos. Á cualquier fiestecilla Ha de haber pavos muertos. ¡Qué pocas Navidades[338] Contaron mis abuelos! ¡Oh glotones humanos, Crueles carniceros!-- Mientras tanto una Hormiga Se puso en salvamento Sobre un árbol vecino, Y gritó con denuedo: --¡Hola! ¿con que los hombres Son crueles, perversos? Y ¿qué seréis los Pavos? ¡Ay de mí! ya lo veo: Á mis tristes parientes, ¿Qué digo? á todo el pueblo, Sólo por desayuno Os le vais engullendo.-- No respondió la Pava Por no saber un cuento, Que era entonces del caso Y ahora viene á pelo. Un gusano roía Un grano de centeno; Viéronle las Hormigas: ¡Qué gritos! ¡qué aspavientos! --Aquí fué Troya[339] (dicen): Muere, pícaro perro. Y ellas ¿qué hacían? Nada: Robar todo el granero. _Hombres, Pavos, Hormigas, Según estos ejemplos, Cada cual en su libro Esta moral tenemos. La falta leve en otro Es un pecado horrendo; Pero el delito propio No más que pasatiempo._ FÁBULA VII [imagen] El Enfermo y la Vision --«¡Con que de tus recetas exquisitas (Un enfermo exclamó) ninguna alcanza! El médico se fué sin esperanza, Contando por los dedos sus visitas.» Así desengañado, Y creciendo por horas su dolencia, De este modo examina su conciencia: --«En todos mis contratos he logrado (No lo niego) ganancia muy segura: Trabajé en calcular mis intereses. Aumenté mi caudal en pocos meses, Más por felicidad que por usura. Sin rencor ni malicia Hice que á mi deudor pusiesen preso: Murió pobre en la cárcel, lo confieso; Mas en fin es un hecho de justicia. Si por cierto instrumento[340] Reduje una familia muy honrada Á pobreza extremada, Algún día leerán mi testamento. Entonces, muerto yo, se hará patente En la tierra, lo mismo que en el cielo, Para alivio de pobres y consuelo, Mi caridad ardiente.» Una Visión se acerca, y dice:--Hermano, La esperanza condeno Del que aguarda á morir para ser bueno: Una acción de piedad está en tu mano. Tus prójimos, según sus oraciones, Están necesitados: Para ser remediados Han menester siquiera cien doblones[341]. --¡Cien doblones! ¡No es nada! Y si, porque Dios quiera, no me muero, Y después me hace falta ese dinero, ¿Sería caridad bien ordenada? --Avaro ¿te resistes? Pues al cabo Te anuncio que tu muerte está cercana. --¿Me muero?... Pues que esperen á mañana. La Visión se volvió sin un ochavo[342]. FÁBULA VIII [imagen] El Camello y la Pulga. Al que ostenta valimiento, Cuando su poder es tal Que ni influye en bien ni en mal, Le quiero contar un cuento. En una larga jornada Un Camello[343] muy cargado Exclamó, ya fatigado: «¡Oh qué carga tan pesada!» Doña Pulga, que montada Iba sobre él, al instante Se apea, y dice arrogante: --Del peso te libro yo. El Camello respondió: --Gracias, señor elefante. FÁBULA IX [imagen] El Cerdo, el Carnero y la Cabra. Poco antes de morir, el corderillo Lame alegre la mano y el cuchillo Que han de ser de su muerte el instrumento, Y es feliz hasta el último momento. Así, cuando es el mal inevitable, Es quien menos prevé, más envidiable. Bien oportunamente mi memoria Me presenta al Lechón de cierta historia. Al mercado llevaba un Carretero Un Marrano, una Cabra y un Carnero. Con perdón[344], el Cochino Clamaba sin cesar en el camino: --¡Ésta sí que es miseria! Perdido soy, me llevan á la feria.-- Así gritaba, ¡mas con qué gruñidos! No dió en su esclavitud tales gemidos Hécuba la infelice. El Carretero al gruñidor le dice: --¿No miras al Carnero y á la Cabra, Que vienen sin hablar una palabra? --¡Ay, señor, le responde: ya lo veo! Son tontos y no piensan: yo preveo Nuestra muerte cercana. Á los dos, por la leche y por la lana, Quizá no matarán tan prontamente; Pero á mí, que soy bueno solamente Para pasto del hombre... no lo dudo, Mañana comerán de mi menudo[345]. Á Dios, pocilga, á Dios, gamella mía. Sutilmente su muerte preveía; ¿Mas, qué lograba el pensador Marrano? Nada, sino sentirla de antemano. _El dolor ni los ayes es seguro_ _Que no remediarán el mal futuro._ FÁBULA X El León, el Tigre y el Caminante. Entre sus fieras garras oprimía Un Tigre á un Caminante. Á los tristes quejidos al instante Un León acudió: con bizarría Lucha, vence á la fiera y lleva al hombre Á su regia caverna.--Toma aliento, (Le decía el León) nada te asombre, Soy tu libertador, estáme atento: ¿Habrá bestia sañuda y enemiga Que se atreva á mi fuerza incomparable? Tú puedes responder; ó que lo diga Esa pintada fiera[346] despreciable. Yo, yo solo, monarca poderoso, Domino en todo el bosque dilatado. ¡Cuántas veces la onza, y aun el oso Con su sangre el tributo me han pagado! Los despojos de pieles y cabezas, Los huesos que blanquean este piso, Dan el más claro aviso De mi valor sin par y mis proezas. --Es verdad, dijo el hombre, soy testigo; Los triunfos miro de tu fuerza airada, Contemplo á tu nación amedrentada. Al librarme venciste á mi enemigo. En todo esto, señor (con tu licencia), Sólo es digna del trono tu clemencia. Sé benéfico, amable, En lugar de despótico tirano; Porque, señor, es llano, Que el monarca será más venturoso Cuanto hiciere á su pueblo más dichoso. --Con razón has hablado; Y ya me causa pena El haber yo buscado Mi propia gloria en la desdicha ajena. En mis jóvenes años El orgullo produjo mil errores, Que me los ha encubierto con engaños Una corte servil de aduladores. _Ellos me aseguraban, de concierto, Que por el mundo todo No reinan los humanos de otro modo: Tú lo sabrás mejor, dime, ¿y es cierto?_ FÁBULA XI La Muerte. Pensaba en elegir la reina Muerte Un ministro de Estado[347]. Le quería de suerte Que hiciese floreciente su reinado. --El Tabardillo, Gota, Pulmonía, Y todas las demás enfermedades, Yo conozco, decía, Que tienen excelentes calidades. Mas ¿qué importa? La Peste[348], por ejemplo, Un ministro sería sin segundo; Pero ya por inútil la contemplo Habiendo tanto médico en el mundo. Uno de estos elijo... Mas no quiero, Que están muy bien premiados sus servicios Sin otra recompensa que el dinero[349].-- Pretendieron la plaza algunos vicios, Alegando en su abono mil razones. Consideró la reina su importancia, Y, después de maduras reflexiones, El empleo ocupó la Intemperancia. FÁBULA XII [imagen] El Amor y la Locura. Habiendo la Locura Con el Amor reñido, Dejó ciego de un golpe Al miserable niño. Venganza pide al cielo Venus, ¡mas con qué gritos! Era madre y esposa, Con esto queda dicho. Queréllase á los dioses Presentando á su hijo: --¿De qué sirven las flechas, De qué el arco á Cupido, Faltándole la vista, Para asestar sus tiros? Quítensele las alas, Y aquel ardiente cirio, Si á su luz ser no pueden Sus vuelos dirigidos.-- Atendiendo á que el Ciego Siguiese su ejercicio, Y á que la delincuente Tuviese su castigo, Júpiter, presidente De la asamblea, dijo: --_Ordeno á la locura Desde este instante mismo, Que eternamente sea De Amor el lazarillo[350]._ [imagen] [imagen] LIBRO SÉPTIMO FÁBULA PRIMERA El Raposo enfermo. El tiempo, que consume de hora en hora Los fuertes murallones elevados, Y lo mismo devora Montes agigantados, Á un Raposo quitó de día en día Dientes, fuerza, valor, salud, de suerte Que él mismo conocía Que se hallaba en las garras de la muerte. Cercado de parientes y de amigos, Dijo en trémula voz y lastimera: --¡Oh vosotros, testigos De mi hora postrera, Atentos escuchad un desengaño! Mis ya pasadas culpas me atormentan, Ahora conjuradas en mi daño. ¿No véis cómo á mi lado se presentan? Mirad, mirad los gansos inocentes, Con su sangre teñidos, Y los pavos en partes diferentes Al furor de[351] mis garras divididos. Apartad esas aves que aquí veo, Y me piden sus pollos devorados; Su infernal cacareo[352] Me tiene los oídos penetrados.-- Los Raposos le afirman con tristeza (No sin lamerse labios y narices) --Tienes debilitada la cabeza, Ni una pluma se ve de cuanto dices. Y bien lo puedes creer que si se viese... --¡Oh glotones! callad: ya os entiendo, El enfermo exclamó: ¡si yo pudiese Corregir las costumbres cual pretendo! ¿No sentís que los gustos, Si son contra la paz de la conciencia, Se cambian en disgustos? Tengo de esta verdad gran experiencia. Expuestos á las trampas y á los perros, Matáis y perseguís á todo trapo[353] En la aldea gallinas, y en los cerros Los inocentes lomos del gazapo[354]. Moderad, hijos míos, las pasiones, Observad vida quieta y arreglada, Y con buenas acciones Ganaréis opinión muy estimada. --Aunque nos convirtamos en corderos, Le respondió un oyente sentencioso, Otros han de robar los gallineros[355] Á costa de la fama del Raposo. Jamás se cobra la opinión perdida: Esto es lo uno; á más, ¿usted pretende Que mudemos de vida? Quien malas mañas ha... ya usted me entiende. --Sin embargo, hermanito, crea, crea... El enfermo le dijo. ¡Mas qué siento!... ¿No oís que una gallina cacarea? Esto sí que no es cuento.-- Á Dios, sermón; escápase la gente. El enfermo orador esfuerza el grito: --¿Os váis, hermanos? Pues tened presente Que no me haría daño algún pollito. FÁBULA II [imagen] Las Exequias de la Leona. En su regia caverna, inconsolable, El rey León yacía[356], Porque en el mismo día Murió (¡cruel dolor!) su esposa amable. Á palacio la corte toda llega, Y en fúnebre aparato se congrega. En la cóncava gruta resonaba Del triste rey el doloroso llanto. Allí los cortesanos entre tanto También gemían, porque el rey lloraba; Que si el viudo monarca se riera, La corte lisonjera Trocara en risa el lamentable paso. Perdone la difunta, voy al caso. Entre tanto sollozo El Ciervo no lloraba (yo lo creo), Porque lleno de gozo Miraba ya cumplido su deseo. La tal reina le había devorado Un hijo y la mujer al desdichado. El Ciervo, en fin, no llora; El concurso lo advierte, El monarca lo sabe, y en la hora Ordena con furor darle la muerte. --¿Cómo podré llorar, el Ciervo dijo, Si apenas puedo hablar de regocijo? Ya disfruta, gran rey, más venturosa Los elíseos campos vuestra esposa: Me lo ha revelado á la venida, Muy cerca de la gruta, aparecida: Me mandó lo callase algún momento[357], Porque gusta mostréis el sentimiento.-- Dijo así, y el concurso cortesano Aclamó por milagro la patraña[358]. El Ciervo consiguió que el soberano Cambiase en amistad su fiera saña. _Los que en la indignación han incurrido De los grandes señores, Á veces su favor han conseguido Con ser aduladores. Mas no por esto advierto Que el medio sea justo; pues es cierto Que á más príncipes vicia La adulación servil, que la malicia._ FÁBULA III [imagen] El Poeta y la Rosa. Una fresca mañana En el florido campo Un Poeta buscaba Las delicias de mayo. Al peso de las flores Se inclinaban los ramos, Como para ofrecerse Al huésped solitario. Una Rosa lozana, Movida al aire blando, Le llama, y él se acerca; La toma, y dice ufano: --Quiero, Rosa, que vayas No más que por un rato Á que la hermosa Clori[359] Te reciba en su mano. Mas no, no, pobrecita[360], Que si vas á su lado, Tendrás de su hermosura Unos celos amargos. Tu süave fragancia, Tu color delicado, El verdor de tus hojas, Y tus pimpollos caros Entre estas florecillas Pueden ser alabados; Mas junto á Clori bella Es locura pensarlo. Marchita, cabizbaja Te irías deshojando, Hasta parar tu vida En un desnudo cabo. La Rosa, que hasta entonces No despegó sus labios, Le dijo resentida: --Poeta chabacano, Cuando á un héroe quieras Coronar con el lauro, Del jardín de sus hechos Has de cortar los ramos. _Por labrar su corona_,[361] _No es justo que tus manos_ _Desnuden otras sienes_ _Que la virtud y el mérito adornaron._ FÁBULA IV [imagen] El Buho y el Hombre. Vivía en un granero retirado Un reverendo Buho, dedicado Á sus meditaciones, Sin olvidar la caza de ratones. Se dejaba ver poco, mas con arte: Al Gran Turco imitaba en esta parte. El dueño del granero Por azar advirtió que en un madero El pájaro nocturno Con gravedad estaba taciturno. El Hombre le miraba, se reía: --¡Qué carita de pascua! le decía. ¿Puede haber más ridículo visaje? Vaya, que eres un raro personaje. ¿Por qué no has de vivir alegremente Con la pájara gente[362], Seguir desde la aurora Á la turba canora De jilgueros, calandrias, ruiseñores, Por valles, fuentes, árboles y flores? --Piensas á lo vulgar: eres un necio, Dijo el solemne Buho con desprecio: --Mira, mira ignorante, Á la sabiduría en mi semblante; Mi aspecto, mi silencio, mi retiro Aun yo mismo lo admiro. Si rara vez me digno, como sabes, De visitar la luz, todas las aves Me siguen y rodean; desde luego Mi mérito conocen: no lo niego. --¡Ah, tonto, presumido! (El hombre dijo así) ten entendido Que las aves, muy lejos de admirarte, Te siguen y rodean por burlarte. De ignorante orgulloso te motejan, Como yo á aquellos hombres que se alejan Del trato de las gentes, Y con extravagancias diferentes Han llegado á doctores en la ciencia De ser sabios no más que en la apariencia. _De esta suerte de locos Hay hombres como buhos, y no pocos._ FÁBULA V [imagen] La Mona. Subió una Mona á un nogal Y cogiendo una nuez verde, En la cáscara la muerde; Con que la[363] supo muy mal. Arrojóla el animal, Y se quedó sin comer. _Así suele suceder_ _Á quien su empresa abandona,_ _Porque halla, como la Mona,_ _Al principio que vencer._ FÁBULA VI [imagen] Esopo y un Ateniense. Cercado de muchachos, Y jugando á las nueces, Estaba el viejo Esopo Más que todos alegre. --¡Ah pobre! ¡ya chochea! Le dijo un Ateniense. En respuesta el Anciano Coge un arco que tiene La cuerda floja, y dice: --Ea, si es que lo entiendes, Dime, ¿qué significa El arco de esta suerte?-- Lo examina el de Atenas, Piensa, cavila, vuelve, Y se fatiga en vano, Pues que no lo comprende. El Frigio[364] victorioso Le dijo:--Amigo, advierte, Que romperás el arco Si está tirante siempre: Si flojo, ha de servirte, Cuando tú lo quisieres. _Si al ánimo estudioso_ _Algún recreo dieren,_ _Volverá á sus tareas_ _Mucho más útilmente._ FÁBULA VII Demetrio y Menandro. _Si te falta el buen nombre, Fabio en vano presumes Que en el mundo te tengan por grande[365] hombre Si más que por tus galas y perfumes._ Demetrio el faleriano[366] se apodera De Atenas; y aunque fué con tiranía, De agradable manera Los del vulgo le aclaman á porfía. Los grandes y los nobles distinguidos Con fingido placer la mano besan Que los tiene oprimidos. Aun á los que en el ocio se embelesan, Y á la poltrona gente Los arrastra el temor al cumplimiento: Con ellos va Menandro juntamente, Dramático escritor de gran talento, Cuyas obras leyó, sin conocerle, Demetrio. Con perfumes olorosos Y pasos afectados entra: al verle Llegar entre los tardos perezosos, El nuevo arconte[367] prorrumpió enojado: --¿Con qué valor se pone en mi presencia Ese hombre afeminado? --Señor, le respondió la concurrencia, Es Menandro, el autor.--Al punto muda De semblante el tirano: Al escritor saluda, Y con grata expresión le da la mano. FÁBULA VIII [imagen] Las Hormigas. Lo que hoy las hormigas son, Eran los hombres antaño: De lo propio y de lo extraño Hacían su provisión. Júpiter, que tal pasión Notó de siglos atrás, No pudiendo aguantar más, En Hormigas los transforma. _Ellos mudaron de forma. ¿Y de costumbres? Jamás._ FÁBULA IX Los Gatos escrupulosos. Á las once, y aun más de la mañana, La cocinera Juana, Con pretexto de hablar á la vecina, Se sale, cierra, y deja en la cocina _Á Micifuf_ y _Zapirón_ hambrientos. Al punto (pues no gastan cumplimientos Gatos enhambrecidos) Se avanzan á probar de los cocidos. --¡Fú, dijo _Zapirón_, maldita olla! ¡Cómo abrasa! Veamos esa polla Que está en el asador lejos del fuego.-- Ya también escaldado, desde luego Se arrima _Micifuf_, y en un instante Muestra cada trinchante[368] Que en el arte cisoria[369], sin gran pena, Pudiera dar lecciones á Villena. Concluído el asunto, El señor _Micifuf_ tocó este punto: _Utrum_[370], si se podía ó no en conciencia Comer el asador.--¡Oh qué demencia! (Exclamó _Zapirón_ en altos gritos) ¡Cometer el mayor de los delitos! ¿No sabes que el herrero Ha llevado por él mucho dinero, Y que, si bien la cosa se examina, Entre la batería de cocina[371] No hay un mueble más serio y respetable? Tu pasión te ha engañado, miserable.-- _Micifuf_ en efecto Abandonó el proyecto; Pues eran los dos Gatos De suerte timoratos Que si el diablo, tentando sus pasiones, Les pusiese asadores á millones, (No hablo yo de las pollas) ó me engaño, Ó no comieran uno en todo el año. DE OTRO MODO. ¡Qué dolor! por un descuido _Micifuf_ y _Zapirón_ Se comieron un capón En un asador metido. Después de haberse lamido, Trataron en conferencia Si obrarían con prudencia En comerse el asador. _¿Lo comieron? No señor; Era caso de conciencia._ FÁBULA X El Águila y la Asamblea de los animales. Todos los Animales cada instante Se quejaban á Júpiter tonante De la misma manera Que si fuese un alcalde de montera[372]. El dios (y con razón) amostazado, Viéndose importunado, Por dar fin de una vez á las querellas, En lugar de sus rayos y centellas, De recetor[373] envia desde el cielo Al águila rapante, que de un vuelo En la tierra juntó los animales, Y expusieron en suma cosas tales[374]: Pidió el León la astucia del Raposo, Éste de aquél lo fuerte y valeroso; Envidia la Paloma al Gallo fiero; El Gallo á la Paloma en lo ligero; Quiere el Sabueso patas más felices, Y cuenta como nada sus narices. El Galgo lo contrario solicita; Y en fin (¡cosa inaudita!) Los peces, de las ondas ya cansados, Quieren poblar los bosques y los prados; Y las bestias, dejando sus lugares, Surcar las olas de los anchos mares. Después de oírlo todo, El Águila concluye de este modo: --«¿Ves, maldita caterva impertinente, Que entre tanto viviente De uno y otro elemento, Pues nadie está contento, No se encuentra feliz ningún destino? ¿Pues para qué envidiar el del vecino[375]?» Con solo este discurso Aun el bruto mayor de aquel concurso Se dió por convencido. _De modo que es sabido_ _Que ya sólo se matan los humanos_ _En_[376] _envidiar la suerte á sus hermanos._ FÁBULA XI [imagen] La Paloma. Un pozo pintado vió Una paloma sedienta[377]: Tiróse á él tan violenta, Que contra la tabla dió: Del golpe al suelo cayó, Y allí muere de contado. _De su apetito guiado. Por no consultar al juicio, Así vuela al precipicio El hombre desenfrenado._ FÁBULA XII El Chivo afeitado. --Vaya una quisicosa: Si aciertas, Juana hermosa, Cuál es el animal más presumido, Que rabia por hacerse distinguido Entre sus semejantes, Te he de regalar un par de guantes. No es el pavón[378], ni el gallo, Ni el león, ni el caballo, Y así no me fatigues con demandas.-- ¿Será tal vez... el mono?--Cerca le andas.-- ¿El mico?--Que te quemas: Pero no acertarás; no, no lo temas: Déjalo, no te canses el caletre Yo te diré cuál es: el _Petimetre_[379]. Este vano orgulloso Pierde tiempo, doblones y reposo En hacer distinguida su figura. No para en los adornos su locura: Hace estudio de gestos y de acciones Á costa de violentas _contorsiones_. De perfumes va siempre prevenido: No quiere oler á hombre ni en descuido[380]. Que mire, marche ó hable, En todo busca hacerse _remarcable_.[381] Y ¿qué consigue? Lo que todo necio: Cuanto más se distingue, más desprecio. En la historia siguiente yo me fundo: Un Chivo, como muchos en el mundo, Vano extremadamente, Se miraba al espejo de una fuente. --«¡Qué lástima, decía, Que esté mi juventud y lozanía Por siempre disfrazada Debajo de esta barba tan poblada! Y ¿cuándo? cuando en todas las naciones No tienen ni aun bigotes los varones; Pues ya cuentan que son los moscovitas[382], Si barbones ayer, hoy señoritas. ¡Qué cabrunos estilos tan groseros! Á bien que estoy en tierra de barberos.»-- La historia fué en Tetuán, y todo el día La barberil guitarra se sentía. El Chivo fué guiado de su tono[383] Á la tienda de un mono, Barberillo afamado, Que afeitó al señorito de contado. Sale barbilampiño[384] á la campaña; Al ver una figura tan extraña, No hubo perro ni gato Que no le hiciera burla al mentecato. Los chivos le desprecian, de manera Que no hay más que decir (¡quién lo creyera!) Un respetable Macho Dicen que se rió como un muchacho. LIBRO OCTAVO FÁBULA PRIMERA El Naufragio de Simónides. Á ELISA En tanto que tus vanas compañeras, Cercadas de galanes seductores, Escuchan placenteras En la escuela de Venus los amores; Elisa, retirada te contemplo De la diosa Minerva al sacro templo[385]. Ni eres menos donosa, Ni menos agraciada, Que Clori, ponderada De gentil y de hermosa; Pues, Elisa divina, ¿por qué quieres Huir en tu retiro los placeres? ¡Oh sabia, qué bien haces En estimar en poco la hermosura, Los placeres fugaces, El bien que sólo dura Como rosa que el ábrego marchita! Tu prudencia infinita Busca el sólido bien y permanente En la virtud y ciencia solamente. Cuando el tiempo implacable, con presteza, Ó los males tal vez inopinados, Se lleven la hermosura y gentileza, Con lágrimas estériles llorados Serán aquellos días que se fueron, Y á juegos vanos tus amigas dieron; Pero á tu bien[386] estable No hay tiempo ni accidente que consuma: Siempre serás feliz, siempre estimable. Eres sabia, y en suma Este bien de la ciencia no perece: Oye cómo esta fábula lo explica, Que mi respeto á tu virtud dedica. Simónides en Asia se enriquece Cantando á justo precio los loores De algunos generosos vencedores. Este sabio poeta, con deseo De volver á su amada patria, Ceo, Se embarca, y en la mar embravecida Fué la mísera nave sumergida. De la gente á las ondas arrojada Sale quien diestro nada; Y el que nadar no sabe, Fluctúa en las reliquias[387] de la nave. Pocos llegan á tierra afortunados Con las náufragas tablas abrazados. Todos cuantos el oro recogieron, Con el peso abrumados perecieron. Á Clezémone van: allí vivía Un varón literato, que leía Las obras de Simónides, de suerte Que, al conversar los náufragos, advierte Que Simónides habla, y en su estilo Le conoce, le presta todo asilo[388], De vestidos, criados y dineros; Pero á sus compañeros Les quedó solamente por sufragio Mendigar con la tabla del naufragio. FÁBULA II El Filósofo y la Pulga. Meditando á sus solas cierto día, Un pensador Filósofo, decía: «--El jardín adornado de mil flores, Y diferentes árboles mayores, Con su fruta sabrosa enriquecidos, Tal vez entretejidos Con la frondosa vid que se derrama Por una y otra rama, Mostrando á todos lados Las peras y racimos desgajados, Es cosa destinada solamente Para que la disfruten libremente La oruga, el caracol, la mariposa: No se persuaden ellos otra cosa. Los pájaros sin cuento, Burlándose del viento, Por los aires sin dueño van girando. El milano cazando Saca la consecuencia: Para mí los crió la Providencia. El cangrejo, en la playa envanecido, Mira los anchos mares, persuadido[389] Á que las olas tienen por empleo Sólo satisfacerle su deseo; Pues cree que van y vienen tantas veces Por dejarle en la orilla ciertos peces. No hay, prosigue el Filósofo profundo, Animal sin orgullo en este mundo: El hombre solamente Puede en esto alabarse justamente. Cuando yo me contemplo colocado En la cima de un risco agigantado, Imagino que sirve á mi persona Todo el cóncavo cielo de corona. Veo á mis pies los mares espaciosos, Y los bosques umbrosos Poblados de animales diferentes: Las escamosas gentes[390], Los brutos, y las fieras Y las aves ligeras, Y cuanto tiene aliento En la tierra, en el agua y en el viento; Y digo finalmente: todo es mío; ¡Oh grandeza del hombre y poderío!» Una Pulga que oyó con gran cachaza Al Filósofo maza[391] Dijo:--Cuando me miro en tus narices, Como tú sobre el risco que nos dices, Y contemplo á mis pies aquel instante[392] Nada menos que al hombre dominante, Que manda en cuanto encierra El agua, viento y tierra, Y que el tal poderoso caballero De alimento me sirve cuando quiero, Concluyo finalmente: todo es mío; ¡Oh grandeza de Pulga y poderío! Así dijo, y saltando, se le ausenta[393]. _De este modo se afrenta Aun al más poderoso, Cuando se muestra vano y orgulloso._ FÁBULA III [imagen] El Cazador y los Conejos. Poco antes que esparciese Sus cabellos en hebras El rubicundo Apolo[394] Por la faz de la tierra, De cazador armado Al soto Fabio llega. Por el nudoso tronco De cierta encina vieja Sube, para ocultarse En las ramas espesas. Los incautos Conejos Alegres se le acercan: Uno del verde prado Igualaba la hierba; Otro, cual jardinero, Las florecillas riega: El tomillo y romero Éste y aquél cercenan. Entre tanto, al más gordo Fabio su tiro asesta: Dispara, y al estruendo Se meten en sus cuevas[395] Tan repentinamente, Que á muchos pareciera Que, salvo el muerto, á todos Se los tragó la tierra. ¿Después de tal espanto Habrá alguno que crea Que de allí á poco rato La tímida caterva, Olvidando el peligro, Al riesgo se presenta? _Cosa extraña parece, Mas no se admiren de ella: ¿Acaso los humanos Obran de otra manera?_ FÁBULA IV [imagen] El Filósofo y el Faisán. Llevado de la dulce melodía Del cántico variado y delicioso, Que en un bosque frondoso Las aves forman saludando al día, Entró cierta mañana Un Sabio en los dominios de Diana. Sus pasos esparcieron el espanto En la agradable estancia: Interrúmpese el canto; Las aves vuelan á mayor distancia; Todos los animales, asustados, Huyen delante de él precipitados; Y el Filósofo queda Con un triste silencio en la arboleda. Marcha con cauto paso ocultamente, Descubre sobre un árbol eminente Á un Faisán rodeado de su cría, Que con amor materno la[396] decía: --Hijos míos, pues ya que en mis lecciones Largamente os hablé de los milanos, De los buitres y halcones, Hoy hemos de tratar de los humanos. La oveja en leche y lana Da abrigo y alimento Para la raza humana; Y en agradecimiento Á tan gran bienhechora, La mata el hombre mismo y la devora. A la abeja, que labra sus panales Artificiosamente, La[397] roba, come, vende sus caudales, Y la[398] mata en ejércitos su gente. ¿Qué recompensa en suma Consigue al fin el ganso miserable Por el precioso bien incomparable De ayudar á las ciencias con su pluma[399]? Le da muerte temprana el hombre ingrato Y hace de su cadáver un gran plato. Y pues que los humanos son peores Que milanos y azores, Y que toda perversa criatura, Huiréis con horror de su figura.-- Así charló[400], y el hombre se presenta. --Ése es, grita la madre; y al instante La familia volante Se desprende del árbol y se ausenta. ¡Oh cómo habló el Faisán! ¡_Mas, que dijera_, El filósofo exclama, _si supiera Que en sus propios hermanos La ingratitud ejercen los humanos!_ FÁBULA V [imagen] El Zapatero médico. Un inhábil y hambriento Zapatero En la corte por médico corría; Con un contraveneno que fingía, Ganó fama y dinero. Estaba el rey postrado en una cama De una grave dolencia: Para hacer experiencia Del talento del médico, le llama. El antídoto pide, y en un vaso Finge el rey que le mezcla con veneno; Se lo manda beber: el tal Galeno[401] Teme morir: confiesa todo el caso, Y dice que, sin ciencia, Logró hacerse doctor de grande precio Por la credulidad del vulgo necio. Convoca el rey al pueblo:--¡Qué demencia Es la vuestra, exclamó, que habéis fiado La salud francamente De un hombre á quien la gente Ni aun quería fiarle su calzado!-- _Esto para los crédulos se cuenta_ _En quienes tiene el charlatán su renta._[402] FÁBULA VI [imagen] El Murciélago y la Comadreja. Cayó sin saber cómo Un Murciélago á tierra, Al instante le atrapa La lista Comadreja. Clamaba el desdichado Viendo su muerte cerca, Ella le dice:--Muere, Que por naturaleza Soy mortal enemiga De todo cuanto vuela.-- El avechucho[403] grita, Y mil veces protesta Que él es ratón, cual todos Los de su descendencia. Con esto (¡qué fortuna!) El preso se liberta. Pasado cierto tiempo, No sé de qué manera, Segunda vez le pilla: Él nuevamente ruega; Mas ella le responde Que Júpiter la ordena Tenga paz con las aves, Con los ratones guerra. --¿Soy yo ratón acaso? Yo creo que estás ciega. ¿Quieres ver cómo vuelo?-- En efecto, le deja, Y á merced de su ingenio, Libre el pájaro[404] vuela. _Aquí aprendió de Esopo. La gente marinera, Murciélagos que fingen Pasaporte y bandera. No importa que haya pocos Ingleses comadrejas: Tal vez puede de un riesgo Sacarnos una treta._ FÁBULA VII [imagen] La Mariposa y el Caracol. Aunque te haya elevado la fortuna Desde el polvo á los cuernos de luna, Si hablas, Fabio, al humilde con desprecio, Tanto como eres grande, serás necio, ¡Qué! ¿te irritas? ¿te ofende mi lenguaje? --No se habla de ese modo á un personaje. --Pues haz cuenta, señor, que no me oiste, Y escucha á un Caracol: vaya de chiste. En un bello jardín cierta mañana, Se puso muy ufana Sobre la blanca rosa Una recién nacida Mariposa. El sol resplandeciente Desde su claro oriente Los rayos esparcía: Ella á su luz las alas extendía, Sólo por que envidiasen sus colores Manchadas aves y pintadas flores[405]. Esta vana, preciada de belleza, Al volver la cabeza Vió muy cerca de sí sobre una rama Á un pardo Caracol. La bella dama Irritada exclamó:--¿Cómo, grosero, Á mi lado te acercas? Jardinero, ¿De qué sirve que tengas con cuidado El jardín cultivado, Y guarde tu desvelo La rica fruta del rigor del hielo, Y los tiernos botones de las plantas, Si ensucia y come todo cuanto plantas, Este vil Caracol de baja esfera? Ó mátale al instante, ó vaya fuera. --Quien ahora te oyese, Si no te conociese, Respondió el Caracol, en mi conciencia Que pudiera temblar en tu presencia. Mas díme, miserable criatura, Que acabas de salir de la basura, ¿Puedes negar que aun no hace cuatro días Que gustosa solías, Como humilde reptil andar conmigo, Y yo te hacía honor en ser tu amigo? ¿No es también evidente, Que eres por línea recta descendiente De las Orugas[406], pobres hilanderos[407], Que mirándose en cueros, De sus tripas hilaban y tejían Un fardo en que el invierno se metían, Como tú te has metido, Y aun no hace cuatro días que has salido. Pues si éste fué tu origen y tu casa, Por qué tu ventolera se propasa Á despreciar á un Caracol honrado?-- _¿El que tiene de vidrio su tejado[408] Esto logra de bueno Con tirar las pedradas al ajeno._ FÁBULA VIII Los dos Titiriteros[409]. Todo el pueblo admirado Estaba en una plaza amontonado, Y en medio se empinaba un Titerero Enseñando una bolsa sin dinero; --Pase de mano en mano, les decía: Señores, no hay engaño, está vacía.-- Se la vuelven, la sopla, y al momento Derrama pesos duros, ¡qué portento! Levántase un murmullo de repente, Cuando ven por encima de la gente Otro Titiritero á competencia. Queda en expectación la concurrencia Con silencio profundo; Cesó el primero, y empezó el segundo. Presenta de licor unas botellas: Algunos se arrojaron hacia ellas, Y al punto las hallaron transformadas En sangrientas espadas. Muestra un par de bolsillos de doblones: Dos personas, sin duda dos ladrones, Les echaron la garra muy ufanos, Y se ven dos cordeles en sus manos. Á un relator cargado de procesos Una letra le enseña de mil pesos. Sople usted: sopla el hombre apresurado, Y le cierra los labios un candado. Á un abate[410] arrimado á su cortejo Le presenta un espejo, Y al mirar su retrato peregrino, Se vió con las orejas de pollino. Á un santero[411] le manda Que se acerque: le pilla la demanda[412], Y allá, con sus hechizos, La convirtió en merienda de chorizos. Á un joven desenvuelto y rozagante Le regala un diamante: Éste le dió á su dama, y en el punto Pálido se quedó como un difunto, Item más, sin narices y sin dientes; Allí fué la rechifla de las gentes, La burla y la chacota. El primer Titerero se alborota. Dice por el segundo con denuedo: --Ese hombre tiene un diablo en cada dedo, Pues no encierran virtud tan peregrina Los polvos de la madre Celestina[413]; Que declare su nombre.-- El concurso lo pide, y el buen hombre Entonces, más modesto que un novicio, Dijo: _No soy el diablo, sino el vicio_. FÁBULA IX [imagen] El Raposo y el Perro. De un modo muy afable y amistoso, El Mastín de un pastor con un Raposo Se solía juntar algunos ratos, Como tal vez los perros y los gatos[414] Con amistad se tratan. Cierto día El Zorro á su compadre[415] le decía: Estoy muy irritado: Los hombres por el mundo han divulgado Que mi raza inocente (¡qué injusticia!) Les anda _circumcirca_[416] en la malicia. ¡Ah maldita canalla! Si yo pudiera...--En esto el Zorro calla, Y erizado se agacha.--Soy perdido, Dice, los cazadores he oído. ¿Qué me sucede?--Nada: No temas, le responde el camarada; Son las gentes[417] que pasan al mercado. Mira, mira, cuitado, Marchar haldas en cinta á mis vecinas Coronadas con cestas de gallinas. --No estoy, dijo el Raposo, para fiestas; Vete con tus gallinas y tus cestas, Y satiriza á otro. Porque sabes Que robaron anoche algunas aves, ¿He de ser yo el ladrón?--En mi conciencia Que hablé, dijo el Mastín, con inocencia. ¿Yo pensar que has robado el gallinero, Cuando siempre te vi como un cordero? --¡Cordero! exclama el Zorro; no hay aguante Que cordero me vuelva en el instante, Si he hurtado el que falta en tu majada. --Hola, concluye el Perro, camarada, El ladrón es Ud.[418] según se explica.-- El estuche[419] molar al punto aplica Al mísero Raposo, Para que así escarmiente el cosquilloso[420], Que de las fabulillas se resiente. «_Si no estás inocente, Dime, ¿por qué no bajas las orejas? Y si acaso lo estás, ¿de qué te quejas?_» LIBRO NONO FÁBULA PRIMERA El Gato y las Aves. Charlatanes se ven por todos lados En plazas y en estrados, Que ofrecen sus servicios (¡cosa rara!) Á todo el mundo por su linda cara[421]. Éste, químico y médico excelente, Cura á todo doliente, Pero _gratis_: no se hable de dinero. El otro petimetre[422] caballero Canta, toca, dibuja, borda, danza, Y ofrece la enseñanza _Gratis_ por afición á cierta gente. Veremos en la fábula siguiente Si puede haber en esto algún engaño: La prudente cautela no hace daño. Dejando los desvanes y rincones El señor _Mirrimiz_, Gato de maña, Se salió de la villa á la campaña. En paraje sombrío Á la orilla de un río De sauces coronado, En unas matas se quedó agachado. El Gatazo[423] callaba como un muerto Escuchando el concierto De dos mil avecillas, Que en las ramas cantaban maravillas. Pero callaba en vano, Mientras no se acercaban á su mano Los músicos volantes, pues quería _Mirrimiz_ arreglar la sinfonía. Cansado de esperar, prorrumpe al cabo, Sacando la cabeza: _¡Bravo, bravo!_ La turba calla: cada cual procura Alejarse ó meterse en la espesura; Mas él les[424] persuadió con buenos modos, Y al fin logró que le escuchasen todos. --No soy Gato montés ó campesino; Soy honrado vecino De la cercana villa; Fuí Gato de un maestro de capilla; La música aprendí y aun, si me empeño, Veréis como os la enseño; Pero _gratis_ y en menos de una hora. ¡Qué cosa tan sonora Será el oír un coro de cantores, Verbigracia, calandrias, ruiseñores! Con estas y otras cosas diferentes, Algunas de las aves inocentes Con manso vuelo á _Mirrimiz_ llegaron: Todos en torno de él se colocaron; Entonces con más gracia Y más diestro que el Músico de Tracia[425], Echando su compás hacia el más gordo, Consigue _gratis_ merendarse un tordo. FÁBULA II La Danza pastoril. Á la sombra que ofrece Un gran peñón tajado, Por cuyo pie corría Un arroyuelo manso, Se formaba en estío Un delicioso prado. Los árboles silvestres Aquí y allí plantados, El suelo siempre verde De mil flores sembrado, Más agradable hacían El lugar solitario. Contento en él pasaba La siesta, recostado Debajo de una encina, Con el albogue, Bato[426]. Al son de sus tonadas Los pastores cercanos, Sin olvidar algunos La guarda del ganado, Descendían ligeros[427] Desde la sierra al llano. Las honestas zagalas, Según iban llegando, Bailaban lindamente, Asidas de las manos, En torno de la encina Donde tocaba Bato. De las espesas ramas Se veía colgando Una guirnalda bella De rosas y amaranto. La fiesta presidía Un mayoral anciano: Y ya que el regocijo Bastó para descanso, Antes que se volviesen Alegres al rebaño, El viejo presidente Con su corvo, cayado Alcanzó la guirnalda, Que pendía del árbol, Y coronó con ella Los cabellos dorados De la gentil zagala, Que con sencillo agrado Supo ganar á todas En modestia y recato. _Si la virtud premiaran Algunos cortesanos, Yo sé que no huiría Desde la corte al campo._ FÁBULA III [imagen] Los dos Perros. _Procure ser en todo lo posible El que ha de reprender irreprensible._ _Sultán_, perro goloso y atrevido, En su casa robó, por un descuido, Una pierna excelente de carnero. _Pinto_, gran tragador, su compañero, Le encuentra con la presa encarnizado, Ojo al través, colmillo acicalado, Fruncidas las narices y gruñendo. --¿Qué cosa estás naciendo, Desgraciado _Sultán_? _Pinto_ le dice. ¿No sabes, infelice[428], Que un perro infiel, ingrato, No merece ser perro, sino gato? ¡Al amo, que nos fía La custodia de casa noche y día, Nos halaga, nos cuida y alimenta, Le das tan buena cuenta[429], Que le robas goloso La pierna del carnero más jugoso! Como amigo te ruego No la maltrates más: déjala luego. --Hablas, dijo _Sultán_, perfectamente. Una duda me queda solamente Para seguir al punto tu consejo: Di, ¿te la comerás si yo la dejo? FÁBULA IV La Moda. Después de haber corrido Cierto danzante Mono Por cantones y plazas De ciudad en ciudad el mundo todo, Logró (dice la historia, Aunque no cuenta el cómo) Volverse libremente Á los campos del África orgulloso. Los Monos al viajero Reciben con más gozo Que á Pedro, el czar, los rusos, Que los griegos á Ulises generoso. De leyes, de costumbres Ni él habló, ni algún otro[430] Le preguntó palabra; Pero de trajes y de modas todos. En cierta jerigonza, Con extranjero tono, Les hizo un _gran detalle_[431] De lo más _remarcable_[432] á los curiosos. «Empecemos, decían, Aunque sea por poco.» Hiciéronse zapatos Con cáscaras de nueces por lo pronto. Toda la raza mona Andaba con sus choclos[433], Y el no traerlos era Faltar á la decencia y al decoro. Un leopardo hambriento Trepa para los Monos; Ellos huir intentan Á salvarse en los árboles del soto[434]. Las chinelas[435] lo estorban, Y de muy fácil modo Aquí y allí mataba, Haciendo á su placer dos mil destrozos. En Tetuán desde entonces Manda el senado docto, Que cualquier uso ó moda De países cercanos ó remotos, Antes que llegue el caso De adoptarse en el propio, Haya de examinarse En junta de políticos á fondo. _Con tan justo decreto, Y el suceso horroroso ¿Dejaron tales modas? Primero dejarían de ser Monos._ FÁBULA V El Lobo y el Mastín. Trampas, redes y perros Los celosos pastores disponían En lo oculto del bosque y de los cerros, Porque matar querían Á un Lobo por el bárbaro delito De no dejar á vida ni un cabrito. Hallóse cara á cara Un Mastín con el Lobo de repente, Y cada cual se para, Tal como en Zama estaban frente á frente Antes de la batalla, muy serenos, Aníbal y Escipión, ni más ni menos. En esta suspensión treguas propone El Lobo á su enemigo. El Mastín no se opone, Antes le dice:--Amigo, Es cosa bien extraña por mi vida Meterse un señor Lobo á cabricida[436]. Ese cuerpo brioso Y de pujanza fuerte, Que mate al jabalí, que venza al oso. Mas ¿qué dirán al verte Que lo valiente y fiero Empleas en la sangre de un cordero? El Lobo le responde:--Camarada, Tienes mucha razón; en adelante Propongo no comer sino ensalada.-- Se despiden y toman el portante. Informados del hecho Los pastores se apuran y patean: Agarran al Mastín y le apalean. Digo que fué bien hecho; Pues, en vez de ensalada, en aquel año Se fué comiendo el Lobo su rebaño. _¿Con una reprensión, con un consejo Se pretende quitar un vicio añejo?_ FÁBULA VI [imagen] La Hermosa y el Espejo. Anarda la bella Tenía un amigo Con quien consultaba Todos sus caprichos: Colores de moda, Más ó menos vivos, Plumas, sombreretes[437], Lunares y rizos Jamás en su adorno Fueron admitidos, Si él no la[438] decía: «_Gracioso, bonito_». Cuando su hermosura Llena de atractivo, En sus verdes años Tenía más brillo, Traidoras la roban (Ni acierto á decirlo) Las negras viruelas Sus gracias y hechizos. Llegóse al espejo: Éste era su amigo, Y como se jacta De fiel y sencillo, Lisa y llanamente La verdad la dijo. Anarda furiosa, Casi sin sentido, Le vuelve la espalda Dando mil quejidos. Desde aquel instante Cuentan que no quiso Volver á consultas Con el señor mío[439]. _Escúchame Anarda_: «_Si buscas amigos Que te representen Tus gracias y hechizos, Mas que no te adviertan Defectos, y aun vicios De aquellos que nadie Conoce en sí mismo; Díme ¿de qué modo Podrás corregirlos?_» FÁBULA VII El Viejo y el Chalán. _Fabio está, no lo niego, muy notado De una cierta pasión que le domina; ¿Mas qué importa, señor? si se examina Se verá que es un mozo muy honrado, Generoso, cortés, hábil, activo, Y que de todo entiende Cuanto pide el empleo que pretende. Y qué, ¿no se le dan?... ¿por qué motivo?... Trataba un Viejo de comprar un perro Para que le guardase los doblones. Le decía el Chalán estas razones: --Con un collar de hierro Que tenga el animal, échenle gente: Es hermoso, pujante,_ Leal, bravo, arrogante; Y aunque tiene la falta solamente De ser algo goloso... --¿Goloso? dice el Rico; no le quiero. --No es para marmitón[440], ni despensero, Continúa el Chalán muy presuroso, Sino para valiente centinela. --Menos, concluye el Viejo: Dejará que me quiten el pellejo Por lamer entre tanto la cazuela. FÁBULA VIII La Gata con Cascabeles. Salió cierta mañana _Zapaquilda_ al tejado Con un collar de grana, De pelo y cascabeles adornado. Al ver tal maravilla, Del alto corredor y la guardilla[441] Van saltando los Gatos de uno en uno; Congrégase al instante Tal concurso gatuno[442] En torno de la dama rozagante, Que entre flexibles colas arboladas Apenas divisarla se podía. Ella con mil monadas El cascabel parlero sacudía; Pero cesando al fin el sonsonete, Dijo, que por juguete, Quitó el collar al perro su señora, Y se lo puso á ella. Cierto que _Zapaquilda_ estaba bella: Á todos enamora, Tanto que en la gatesca compañía, Cuál dice su atrevido pensamiento, Cuál se encrespa celoso; Riñen éste y aquél con ardimiento, Pues con ansia quería Cada Gato soltero ser su esposo. Entre los arañazos y maullidos Levántase _Garraf_, Gato prudente, Y á los enfurecidos Les grita:--Noble gente, ¡Gata con cascabeles por esposa! ¿Quién pretende tal cosa? ¿No veis que el cascabel la caza ahuyenta Y que la dama hambrienta Necesita sin duda que el marido, Ausente y aburrido, Busque la provisión en los desvanes, Mientras ella cercada de galanes, Porque el mundo la vea, De tejado en tejado se pasea?-- Marchóse _Zapaquilda_ convencida, Y lo mismo quedó la concurrencia. _¡Cuántos chascos se llevan en la vida Los que no miran más que la apariencia!_ FÁBULA IX El Ruiseñor y el Mochuelo. Una noche de mayo, Dentro de un bosque espeso, Donde según reinaba La triste obscuridad con el silencio, Parece que tenía Su habitación Morfeo; Cuando todo viviente Disfrutaba del dulce y blando sueño, Pendiente de una rama Un Ruiseñor parlero[443] Empezó con sus ayes Á publicar sus dolorosos celos. Después de mil querellas, Que llegaron al cielo, Á cantar empezaba La antigua historia del infiel Teseo, Cuando, sin saber como, Un cazador Mochuelo Al músico arrebata Entre las corvas uñas prisionero. Jamás Pan con la flauta Igualó sus gorjeos, Ni resonó tan grata La dulce lira del divino Orfeo. No obstante, cuando daba[444] Sus últimos lamentos, Los vecinos del bosque Aplaudían su muerte: yo lo creo. Si con sus serenatas El mismo _Farinelo_ Viniese á despertarme, Mientras que yo dormía[445] en blando lecho; En lugar de los _bravos_, Diría: Caballero, ¡Que no viniese ahora Para tal Ruiseñor algún Mochuelo! _Clori tiene mil gracias: Y ¿qué logra con eso? Hacerse fastidiosa Por no querer usarlas á su tiempo._ FÁBULA X [imagen] El Amo y el Perro. --Callen todos los perros de este mundo Donde está mi _Palomo_: Es fiel, decía el Amo, sin segundo Y me guarda la casa... pero ¿cómo? Con la despensa abierta Le dejé cierto día; En medio de la puerta De guardia se plantó con bizarría. Un formidable gato, En vez de perseguir á los ratones, Se venía guiado del olfato Á visitar chorizos y jamones. _Palomo_ le despide buenamente; El gatazo[446] se encrespa y acalora: Riñen sangrientamente, Y mi _Guardajamones_[447] le devora.-- Esto contaba el Amo á sus amigos, Y después á su casa se los lleva Á que fuesen testigos De tal fidelidad en otra prueba. Tenía al buen _Palomo_ prisionero Entre manidas pollas y perdices: Los sebosos riñones de un carnero Casi casi le untaban las narices. Dentro de este retiro á penitencia[448] El triste fué metido Después de algunos días de abstinencia. Al fin, ya su Señor compadecido Abre con sus amigos el encierro; Sale rabo entre piernas agachado: Al Amo se acercaba el pobre Perro, Lamiéndose el hocico ensangrentado. El Dueño se alborota y enfurece Con tan fatales nuevas. _Yo le preguntaría ¿Y qué merece Quien la virtud expone á tales pruebas?_ FÁBULA XI Los dos Cazadores. Que en una marcial función, Ó cuando el caso lo pida, Arriesgue un hombre su vida, Digo que es mucha razón. Pero el que por diversión Exponer su vida quiera Á juguete de una fiera, Ó peligros no menores, Sepa de dos Cazadores Una historia verdadera. Pedro Ponce, el valeroso, Y Juan Carranza, el prudente, Vieron venir frente á frente Al lobo más horroroso. El prudente, temeroso, Á una encina se abalanza, Y cual otro Sancho Panza, En las ramas se salvó. Pedro Ponce allí murió: _Imitemos á Carranza_. FÁBULA XII [imagen] El Gato y el Cazador. Cierto Gato en poblado descontento, Por mejorar sin duda de destino (Qué no sería Gato de convento) Pasó de ciudadano á campesino. Metióse santamente Dentro de una covacha, mas no lejos De un gran soto poblado de conejos. Considere el lector piadosamente Si este noble ermitaño Probaría la hierba en todo el año. Lo mejor de la caza devoraba, Haciendo mil excesos; Mas al fin por el rastro que dejaba De plumas y de huesos, Un Cazador lo advierte: le persigue, Arma trampas y redes con tal maña, Que al instante consigue Atrapar la carnívora alimaña. Llégase el Cazador al prisionero, Quiere darle la muerte. El animal le dice:--Caballero, Duélase de la suerte De un triste pobrecito[449], Metido en la prisión y sin delito. --¿Sin delito, me dices, Cuando sé que tus uñas y tus dientes Devoran infinitos inocentes? --Señor, eran conejos y perdices; Y yo no hacía más, á fe de Gato, Que lo que ustedes hacen en el plato. --Ea, pícaro, muere, Que tu mala razón no satisface. _Con que sea[450] la cosa que se fuere, ¿La podrá usted hacer, si otro la hace?_ FÁBULA XIII El Pastor. Salicio[451] usaba tañer La zampoña todo el año, Y, por oírle, el rebaño Se olvidaba de pacer. Mejor sería romper La zampoña al tal Salicio; _Porque si causa perjuicio En lugar de utilidad, La mayor habilidad, En vez de virtud, es vicio._ FÁBULA XIV [imagen] El Tordo Flautista. Era un gusto el oír, era un encanto, Á un tordo gran flautista, pero tanto, Que en la gaita gallega, Ó la pasión me ciega, Ó á Misón le llevaba mil ventajas. Cuando todas las aves se hacen rajas[452] Saludando á la aurora, Y la turba confusa charladora[453] La[454] canta sin compás y con destreza Todo cuanto la viene á la cabeza, El flautista empezó: cesó el concierto. Los pájaros con tanto pico abierto Oyeron en un tono soberano Las folías[455] la gaita y el villano[456]. Al escuchar las aves tales cosas, Quedaron admiradas y envidiosas; Los jilgueros preciados de cantores, Los vanos ruiseñores, Unos y otros corridos, Callan entre las hojas escondidos. Ufano el Tordo grita:--Camaradas, Ni saben, ni sabrán estas tonadas Los pájaros ociosos, Sino los retirados estudiosos. Sabed, que con un hábil zapatero Estudié un año entero: Él dale que le das á sus zapatos, Y alternando, silbábamos á ratos. En fin, viéndome diestro, --Vuela al campo, me dice mi maestro, Y harás ver á las aves de mi parte _Lo que gana el ingenio con el arte_. FÁBULA XV El Raposo y el Lobo. Un triste Raposo Por medio del llano Marchaba sin piernas, Cual otro soldado, Que perdió las suyas Allá en Campo Santo. Un Lobo le dijo: --Hola, buen hermano, Diga, ¿en qué refriega Quedó tan lisiado? --¡Ay de mí! responde; Un maldito rastro Me llevó á una trampa, Donde por milagro, Dejando una pierna, Salí con trabajo. Después de algún tiempo Iba yo cazando[457], Y en la trampa misma Dejé pierna y rabo.-- El Lobo le dice[457] --Creíble es el caso: Yo estoy tuerto, cojo Y desorejado Por ciertos mastines, Guardas de un rebaño. Soy de estas montañas El Lobo decano, Y como conozco Las mañas de entrambos, Temo que acabemos, No digo enmendados, Sino tú en la trampa, Y yo en el rebaño. _Que el ciego apetito_ _Pueda arrastrar tanto_ _Á los brutos, pase,_ _¡Pero á los humanos!_ FÁBULA XVI [imagen] El Ciudadano Pastor. Cierto joven leía En versos excelentes Las dulces pastorelas[458] Con el mayor deleite. Tenía la cabeza Llena de prados, fuentes, Pastores y zagalas, Zampoñas y rabeles. Al fin, cierta mañana Prorrumpe de esta suerte: --¡Yo he de estar prisionero Cercado de paredes, Esclavo de los hombres, Y sujeto á las leyes, Pudiendo, entre pastores, Grata y sencillamente Disfrutar desde ahora La libertad campestre! De la ciudad al bosque Me marcho para siempre: Allí naturaleza Me brinda con sus bienes; Los árboles y ríos Con frutas y con peces; Los ganados y abejas Con la miel y la leche; Hasta las duras rocas Habitación me ofrecen En grutas coronadas De pámpanos silvestres. Desde tan bella estancia, ¡Cuántas y cuántas veces, Al son de dulces flautas, Y sonoros rabeles, Oiré á los pastores, Que discretos contienden, Publicando en sus versos Amores inocentes! Como que ya diviso Entre el ramaje verde Á la pastora Nise[459], Que al lado de una fuente, Sentada al pie de un olmo, Una guirnalda teje. ¿Si será para Mopso[460]?...-- Tanto el joven enciende Su loca fantasía, Que ya en fin se resuelve, Y en zagal disfrazado, En los bosques se mete. Á un rabadán[461] encuentra, Y le pregunta alegre: --_Díme, ¿es de Melibeo_ _Ese ganado[462]?_--Miente, Que es mío; y sobre todo, Sea de quien se fuere. --No respondió el buen hombre Muy poéticamente. El Joven temeroso De que tal vez le diese Con el fiero garrote Que por cayado tiene, Sin chistar más palabra[463], Huyó bonitamente. Marchaba pensativo, Cuando quiso la suerte Que cogiendo bellotas Á la pastora viese. --¡Oh Nise fementida! Exclama: ¡cuántas veces, Siendo niña, querías Que yo te recogiese La fruta con rocío De mis manzanos verdes!-- Diciendo así, se acerca: La moza se revuelve, Y dándole un bufido En las breñas se mete. Sorprendido el Mancebo, Dice: «¿Qué me sucede? ¿Son éstos los pastores Discretos, inocentes, Que pintan los poetas Tan delicadamente? Á nuevos desengaños Ya no quiero exponerme.» Rendido, caviloso Á la ciudad se vuelve. _Yo siento á par del alma Que no se detuviese Á disfrutar un poco De la vida campestre. Por mi fe que las migas, El pastoril albergue, El rigor del verano, Los hielos y las nieves, Le hubieran persuadido Mucho más vivamente, Que es un solemne loco[464] Todo aquel que creyere Hallar en la experiencia Cuanto el hombre nos pinta por deleite_. FÁBULA XVII [imagen] El Ladrón. Por catar[465] una colmena Cierto goloso Ladrón, Del venenoso aguijón[466] Tuvo que sufrir la pena. «--La miel, dice, está muy buena, Es un bocado exquisito: Por el aguijón maldito No volveré al colmenar.-- _¡Lo que tiene el encontrar La pena tras el delito!_ FÁBULA XVIII El Joven filósofo y sus Compañeros. Un joven educado Con el mayor cuidado Por un viejo filósofo profundo, Salió por fin á visitar el mundo. Concurrió cierto día Entro civil[467] y alegre compañía, Á una mesa abundante y primorosa. «¡Espectáculo horrendo! ¡fiera cosa! ¡La mesa de cadáveres cubierta Á la vista del hombre!... ¡Y éste acierta Á comer los despojos de la muerte!» El Joven declamaba de esta suerte. Al son de filosóficas razones, Devorando perdices y pichones, Le responden algunos concurrentes: --Si usted ha de vivir entre las gentes[468], Deberá hacerse á todo.-- Con un gracioso modo, Alabando el bocado de exquisito, Le presentan un gordo pajarito. --Cuanto usted ha exclamado, será cierto Mas en fin, le decían, ya está muerto: Pruébelo por su vida... Considere Que otro le comerá, si no le quiere.-- La ocasión, las palabras, el ejemplo, Y según yo contemplo, Yo no sé qué olorcillo, Que exhalaba el caliente pajarillo, Al Joven persuadieron de manera, Que al fin se le comió[469]. ¡Quién lo dijera! --¡Haber yo devorado un inocente!-- Así clamaba, pero fríamente. Lo cierto es, que llevado de aquel cebo, Con más facilidad cayó de nuevo. La ocasión se repite De uno en otro convite Y de una codorniz á una becada, Llegó el Joven al fin de la jornada, Olvidando sus máximas primeras, Á ser devorador como las fieras. _De esta suerte los vicios se insinúan,_ _Crecen, se perpetúan_ _Dentro del corazón de los humanos,_ _Hasta ser sus señores y tiranos._ _Pues ¿qué remedio?... Incautos jovencitos,_ _¡Cuenta con los primeros pajaritos!_ FÁBULA XIX [imagen] El Elefante, el Toro, el Asno y los demás animales. Los mansos y los fieros animales, Á que se remediasen ciertos males, Desde los bosques llegan, Y en la rasa campaña[470] se congregan. Desde la más pelada y alta roca Un Asno trompetero los convoca. El concurso ya junto, Instruído también en el asunto, (Pues á todos por Júpiter previno Con cédula _ante diem_[471] el Pollino) Imponiendo silencio el Elefante, Así dijo:--Señores, es constante En todo el vasto mundo Que yo soy en lo fuerte sin segundo: Los árboles arranco con la mano[472], Venzo al León, y es llano Que un golpe de mi cuerpo en la muralla Abre sin duda brecha. Á la batalla Llevo todo un castillo guarnecido[473]; En la paz y en la guerra soy tenido Por un bruto invencible, No sólo[474] por mi fuerza irresistible, Por mi gordo coleto[475] y grave masa, Que hace temblar la tierra donde pasa. Mas, señores, con todo lo que cuento, Sólo de vegetales me alimento; Y como á nadie daño, soy querido, Mucho más respetado que temido. Aprended pues de mí, crueles fieras, Las que hacéis profesión de carniceras, Y no hagáis, por comer, atroces muertes, Puesto que no seréis ni menos fuertes, Ni menos respetadas, Sino muy estimadas De grandes y pequeños animales, Viviendo como yo de vegetales.-- Gran pensamiento, dicen, gran discurso; Y nadie se le opone del concurso. Habló después un Toro de Jarama: Escarba el polvo, cabecea, brama. --Vengan, dice, los Lobos y los Osos, Si son tan poderosos, Y en el circo verán con qué donaire Les haré que volteen por el aire[476]. ¡Qué! ¿son menos gallardos y valientes Mis cuernos que sus garras y sus dientes? Pues ¿por qué los villanos carniceros Han de comer mis Vacas y Terneros? Y si no se contentan Con las hojas y hierbas[477] que alimentan En los bosques y prados Á los más generosos y esforzados, Que muerdan de mis cuernos al instante, Ó si no de la trompa al Elefante.-- La asamblea aprobó cuanto decía El Toro con razón y valentía. Seguíase á los dos en el asiento, Por falta de buen orden, el Jumento, Y con rubor expuso sus razones. --Los Milanos, prorrumpe, y los Halcones[478] (No ofendo á los presentes, ni quisiera), Sin esperar tampoco á que me muera, Hallan para sus uñas y su pico Estuche[479] entre los lomos del Borrico. Ellos querrán ahora, como bobos, Comer la hierba los señores Lobos. Nada menos: aprendan los malditos De las Chochaperdices ó Chorlitos, Que, sin hacer á los Jumentos guerra, Envainan sus picotes[480] en la tierra: Y viva todo el mundo santamente, Sin picar ni morder en lo viviente.-- --¡Necedad, disparate, impertinencia! Gritaba aquí y allí la concurrencia: ¡Haya silencio, claman, haya modo! Alborótase todo: Crece la confusión, la grita crece; Por más que el Elefante se enfurece, Se deshizo en desorden la asamblea. Á Dios, gran pensamiento: á Dios[481] idea. --Señores animales, yo pregunto, ¿Habló el asno tan mal en el asunto? ¿Discurrieron tal vez con más acierto El Elefante y Toro? No por cierto. ¿Pues por qué solamente al buen Pollino Le gritan:--Disparate, desatino?-- Porque nadie en razones se paraba[482], Sino en la calidad de quien hablaba[483]. --Pues, amigo Elefante, no te asombres: _Por la misma razón entre los hombres_ _Se desprecia una idea ventajosa._ _¡Qué preocupación tan peligrosa!_ [imagen] APÉNDICE Hemos creído oportuno agregar, por vía de apéndice, algunas fábulas que hemos encontrado en varios de nuestros clásicos, como Alarcón, Tirso de Molina y Lope de Vega, y que son precisamente versiones más ó menos ingeniosas de algunas fábulas esópicas, que han sido igualmente versificadas por Samaniego. El León y la Zorra. Fábula XIV.--Libro I (pág. 29). Hame dado una lección La fábula del león; Ya tú, señor, la sabrás. Estaba viejo una vez Y tullido; que no es nuevo Quien anda mucho mancebo Estar cojo á la vejez. Como no podía cazar, Y andaba solo y hambriento, Remitió al entendimiento Los pies que solían volar; Y llamando á cortes reales, Mandó por edicto y ley Que, atendiendo que era rey De todos los animales, Acudiesen á su cueva. Fueron todos, y asentados Dijo:--¡Vasallos honrados, Á mí me han dado nueva Extraña, y que me provoca Á pesadumbre y pasión, Y es que dicen que al león Le huele muy mal la boca: No es bien que un supuesto real De tantos brutos señor, En vez de dar buen olor, Á todos huela tan mal; Y así, buscando el remedio, Hallo que á todos os toca Que, llegándoos á mi boca, Veáis si al principio ó medio Alguna muela podrida Huele mal, porque se saque, Y de esta suerte se aplaque Afrenta tan conocida.-- Metióse con esto adentro, Y entrando de uno en uno, No vieron salir ninguno. La raposa, que es el centro De malicias, olió el poste, Y convidándole á entrar Para ver y visitar Al león, respondió:--Oste. Y asomando la cabeza Dijo:--Por no ser tenida Por tosca y descomedida No entro á ver á vuestra alteza; Que, como paso trabajos, Unos ajos he almorzado, Y para un rey no hay enfado Como el olor de los ajos; Por aquesta cerbatana Vuestra alteza eche el aliento, Que si yo por ella siento El mal olor, cosa es llana Que hay muela con agujero, Y el sacalla está á otra cuenta, Que yo estoy sin herramienta Y en mi vida fui barbero. (TIRSO DE MOLINA, _El Pretendiente al revés_). El Asno vestido de León. Fábula V.--Libro V (pág. 108). --Nunca aspira á ser león El cordero. --¡Qué discreto! --El bruto que con su piel Una vez se disfrazó, Causa de su afrenta dió Á los que burlaron de él. La ocasión de estar perdido El mundo, es porque cualquiera, No contento con su esfera, Se eleva desvanecido. Viste seda el oficial Porque anhela á ciudadano: Y éste con la hacienda vano, Ser quiere al hidalgo igual; El hidalgo, caballero, Y el caballero, marqués; Éste príncipe, y después El príncipe, rey severo: El rey, hasta emperador No para siempre anhelando, Y así se van despeñando, Desde el esclavo al señor. Si el hijo del jornalero En la hacienda se ocupara, El oficial trabajara, Y, contento el caballero Con lo que el cielo le ha dado, No saliera de compás Pretendiendo valer más, Todo anduviera ordenado. Yo, en fin, que en mi esfera estoy, Ansí mi oficio entretuve, Padre que fué sastre tuve, Sastre nací, y sastre soy. (TIRSO DE MOLINA, _Santo y Sastre_). El Asno cargado de reliquias. Fábula VIII.--Libro IV (pág. 85). En un librillo he leído Que en un jumento llevaban Una diosa que adoraban Con el respeto debido, Los que la oían pasar, Hincándose de rodillas; Cuyas altas maravillas Pudo el jumento pensar (Como en fin era jumento) Que eran por él, y paróse. Viéndolo el dueño, enfadóse Del soberbio pensamiento, Y pegándole muy bien, Le dijo con voz furiosa: --No es á ti, sino á la diosa. (LOPE DE VEGA, _Los Tellos de Meneses_). La Gata mujer. Fábula XVI.--Libro V (pág. 118). Conocí un hombre en Atenas Que pidió á Venus le hiciese Mujer, con ruegos y ofrendas, Una gata dominica, Quiero decir, blanca y negra. Estando en su estrado un día, Con moño y naguas de tela, Vió pasar un animal De aquestos, como poetas, Que andan royendo papeles; Y dando un salto ligera De la tarima al ratón Mostró que, en naturaleza, La que es gata será gata, La que es perra será perra. (LOPE DE VEGA, _El Castigo sin venganza_). Congreso de los Ratones. Fábula VIII.--Libro III (pág. 69). Juntáronse los ratones Para librarse del gato Y, después de un largo rato De disputas y opiniones, Dijeron que acertarían En ponerle un cascabel; Que andando el gato con él Guardarse mejor podían. Salió un ratón barbicano, Colilargo, hociquirromo, Y encrespando el grueso lomo, Dijo al senado romano, Después de hablar culto un rato: --¿Quién de todos ha de ser El que se atreva á poner Ese cascabel al gato? (LOPE DE VEGA, _La Esclava de su Galán_). La Corneja y el Águila. Es variante de la Fábula, _El Grajo vano_ (pág. 94). Asistir quiso á la boda Del águila, mas se halló La corneja tan sin galas, Que adornó el cuerpo y las alas De varias plumas que hurtó Á otras aves; de manera Que apenas llegó á las bodas, Cuando conocieron todas Sus plumas, y la primera El águila la embistió Á cobrarlas con tal furia, Que para la misma injuria Ejemplo á las otras dió. --Detente: ¿qué rabia es ésta? * * * * * (Dijo la corneja) advierte Que sólo por complacerte Y por venir á la fiesta Más brillante, las hurté. Y el águila respondió: --Necia, ¿por ventura yo Pudiera culpar tu fe, Siendo tu fortuna escasa? Cuando galas no trujeras, Ó con las tuyas vinieras Ó estuviéraste en tu casa. (ALARCÓN, _No hay mal que por bien no venga_). [imagen] LÉXICO =Abril= (Pedro Simón). Notable humanista español que publicó, entre otras obras, las fábulas llamadas de Esopo (1575-1647). =África.= Una de las cinco partes del mundo. Tiene 29 millones de kil. cuadrados y 20 millones de habitantes. =Alcázar= (Baltasar de). Célebre poeta, natural de Sevilla (1530-1606). =Amiclas.= Pescador obscuro que se hizo célebre por haber transportado á César en su barca. =Aníbal.= Ilustre general cartaginés, que destruyó á Sagunto y tuvo en jaque, durante largo tiempo, á los romanos. Fué vencido por Escipión, y se envenenó para no caer en manos de sus mortales enemigos, los romanos (247-183 antes de J.C.). =Apolo= Hijo de Jupiter y Latona y hermano de Diana. Es el dios de los oráculos, de la medicina, de la poesía, de las artes, del sol y de los ganados. Como personificación del sol, se llama Febo. Tenía su principal santuario en Delfos. Como dios de la poesía é inspirador de los poetas, se le representa con una lira. =Araucana= (=La=). Célebre poema de D. Alonso de Ercilla; tiene por objeto cantar la conquista de Arauco en Chile. =Arcipreste de Hita.= V. Ruiz. =Arconte.= Magistrado supremo en Atenas, después de abolida la monarquía. =Arte Cisoria.= Obra famosa del Marqués de Villena, impresa por vez primera en Madrid, en 1671. =Asia.= Una de las cinco partes del mundo. Se considera como el origen y cuna de la humanidad y de la civilización. Tiene 44 millones de kil. cuad. y 800 millones de habitantes. =Astrea.= Hija de Júpiter y de Temis, diosa de la justicia. Su reino en la tierra coincide con la llamada _edad de oro_. =Atenas.= Capital y ciudad principal de la antigua Grecia. Era emporio de las artes, de las ciencias y de la civilización griega. =Baco.= Dios del vino; hijo de Júpiter y de Semele. En griego se llamaba Dionisio. =Bidpai= ó =Pilpai=. Personaje novelesco, que interviene en la narración oriental _Calila y Dimna_. Hasta hoy los tratados de literatura y los diccionarios biográficos le han tomado erróneamente como autor del citado libro de apólogos. =Bretón de los Herreros= (Manuel). Célebre escritor y poeta dramático y satírico (1796-1873). =Buffón.= Célebre naturalista francés, autor de la _Historia natural de los cuadrúpedos_ (1707-1788). =Calabria.= País del sudoeste de Italia--dividido en tres provincias. En 1783 hubo un terremoto que destruyó 300 poblaciones y quitó la vida á 40 000 personas. =Calderón de la Barca= (D. Pedro). Inmortal dramaturgo español (1601-1681). =Calila y Dimna.= V. PANTCHA-TANTRA. =Campoamor= (D. Ramón). Célebre poeta español contemporáneo, autor de las _Doloras y Pequeños Poemas_ (1817-1901). =Campo Santo.= Lugar de Italia á unos 22 kilóm. de Módena. Allí dieron los españoles una batalla célebre en 1743. =Campos Elíseos.= V. ELÍSEOS. =Celestina.= Nombre genérico que se da á las brujas y á las que hacen oficio de zurcir voluntades, pretendiendo valerse de filtros, polvos y hechizos. Debe venir este nombre de la famosa _Celestina_, personaje importante de la comedia así llamada, atribuída á Fernando de Rojas. =Ceo ó Ceos= (hoy Zea). Una de las islas Cícladas en el mar Egeo, y patria del poeta Simónides. =Ceres.= Hija de Saturno y de Cibeles, diosa de la agricultura. Ha dado su nombre á los _cereales_, tan útiles al hombre. La palabra _Ceres_, según la moderna filología, tiene el mismo origen y raíz que la palabra _creador_. =Cervantes Saavedra= (Miguel de). Insigne escritor español, autor de la inimitable é inmortal obra _Don Quijote de la Mancha_. Es llamado _el Manco de Lepanto_, porque fué herido en dicha célebre batalla (1547-1613). =Cicerón= (Marco Tulio). Famoso orador y filósofo romano. Entre sus mejores obras figuran las _Catilinarias_ y _las Filípicas_. Fué asesinado por los esbirros de Antonio (106-43 ant. de J. C.) =Cid= (en árabe _señor_). Es el nombre que daban los moros á Don Rodrigo Díaz de Vivar, célebre por sus hazañas. También se llama _Cid Campeador_ (1049-1099). =Clazomenia.= Geogr. V. CLEZÉMONE. =Clezémone.= Ciudad de la Jonia en el Asia Menor. Hoy se llama _Vurla_. Hay autores que escriben _Clazomenia_. =Cupido.= Dios del amor, hijo de Marte y de Venus. Lo representan como un niño alado, con flechas y un arco. En griego se llama _Eros_. =Demetrio Falerio= ó =el Faleriano=. Célebre orador y político griego. Desempeñó el mando supremo durante 10 años. Escribió unas cincuenta obras sobre diversas materias y, entre ellas, una colección de _Fábulas Esópicas_, de que se sirvió más tarde el monje Planudio (345-283 ant. de J. C.). =Diana.= Hija de Júpiter y Latona y hermana de Apolo. Era la diosa de los cazadores. Tiene diversos nombres: _Diana_ en los bosques; _Hécate_ en el Infierno y _Luna_ en el cielo. =Disciplina Clericalis.= Notable obra del judío español Pedro Alfonso de Huesca. Está sacada en gran parte de la obra _Calila y Dimna_, y fué traducida varias veces en francés. =El Conde Lucanor.= Colección de cuarenta y nueve cuentos, anécdotas y apólogos, compuesta por el Infante D. Juan Manuel. Parece sacado de _Disciplina Clericalis_. =Elíseos= (=Campos=). Mansión de las almas virtuosas; eran el Paraíso de los griegos y romanos. Virgilio hace de ellos una descripción magnífica en el libro VI de la _Eneida_. =Eneida.= Célebre poema de Virgilio en doce cantos. Tiene por objeto cantar el origen de la nación romana como descendiente del troyano Eneas. =Ercilla y Zúñiga= (D. Alonso de). Ilustre capitán y poeta español, autor del poema la _Araucana_ (1533-1596). =Eros.= V. CUPIDO. =Escipión Africano= (Publio Cornelio). Célebre general romano, vencedor de Aníbal en la batalla de Zama, que puso fin á la segunda guerra púnica (234-183 ant. de J. C.). =Esopetes.= Nombre dado en la Edad Media á ciertas colecciones de las fábulas esópicas en lengua vulgar. De ellas se valieron el Arcipreste de Hita y otros escritores. =Esopo.= Supuesto fabulista griego del siglo VI. Le representan jorobado y contrahecho. Fué esclavo del famoso Creso. Las fábulas que se le atribuyen fueron escritas mucho tiempo después de su muerte. V. DEMETRIO FALERIANO.--Las fábulas llamadas de Esopo fueron traducidas y publicadas en castellano por el humanista Pedro Simón Abril. =Estigia= (=Laguna=). Laguna y según otros, río del infierno. Tenía la propiedad de hacer invulnerable al que se bañaba en ella. =Eurípides.= Ilustre poeta trágico de Grecia (480-406). Entre sus tragedias figura como una de las más notables _Hécuba_. =Farinelo= y mejor =Farinelli= (Carlos Boschi). Célebre cantante italiano, natural de Nápoles y que vivió largo tiempo en Madrid (1705-1782). =Fedro.= Famoso fabulista latino de la época de Augusto. Nació 30 años antes de J. C. y murió 10 después de J. C. Sus obras se perdieron por completo y sólo se publicaron en Europa en 1596, gracias al descubrimiento de un manuscrito del siglo X. El español Sebastián Mey publicó en 1614 un _Fabulario_, en que se hallan traducidas casi todas las Fábulas de Fedro. =Fénix.= Ave fabulosa que los poetas suponían que no tenía igual y renacía de sus cenizas. =Fígaro.= V. LARRA. =Fortuna.= Divinidad alegórica del politeísmo grecoromano, ciega y caprichosa dispensadora de sus dones. Aun en nuestros tiempos no falta quien crea en ella. Á este propósito dice Ercilla, en su _Araucana_: Creer en la Fortuna es gran simpleza, La fortuna es la fuerza de los brazos. =Galeno= (Claudio). Famoso médico y anatómico griego (131-201). =Garcilaso de la Vega.= Ilustre poeta español (1504-1546). =Gay= (Juan). Célebre poeta y fabulista inglés. Fué muy amigo de Pope (1688-1732). =Góngora y Argote= (D. Luis). Insigne poeta español, considerado como el fundador de la escuela que lleva su nombre. Escribió obras como _Las Soledades_, en estilo conceptuoso y enrevesado; pero al mismo tiempo escribió romances, letrillas y otras poesías, tan hermosos y brillantes, que le asignan un puesto eminente entre los poetas españoles (1561-1627). =Gran Sultán.= El emperador de los turcos. De _sultán_ se ha formado en castellano _soldán_, palabra con que se designaba á los soberanos de Persia y Egipto. =Gran Turco.= V. GRAN SULTÁN. =Grecia.= Península de la Europa Meridional. En lo antiguo desempeñó un papel político muy importante, siendo el centro del saber, de las artes, de las ciencias y del comercio. Hoy es una monarquía constitucional con unos dos millones de hab. =Haydn= (José). Inspirado músico alemán, célebre por sus sinfonías (1732-1809). =Hécate.= V. DIANA. =Hécuba.= Esposa de Príamo. Durante la guerra de Troya vió perecer sucesivamente á casi todos sus 19 hijos, á su esposo, á su hija Polixena y á su nieto Astianax. Es la protagonista de una hermosa tragedia de Eurípides. =Hércules.= Hijo de Júpiter y de Alcmena y el más famoso de los héroes de la mitología griega. =Herrera= (Fernando de), llamado _el Divino_; insigne poeta español (1534-1597). =Hipócrates.= El médico más famoso de la antigüedad. Nació en la isla de Cos hacia el año 460 ant. de J. C. =Hojeda= (Padre Diego de). Célebre poeta español, autor de un hermoso poema en 12 cantos, titulado _la Cristiada_. Floreció en el siglo XVII. =Holanda= ó =Neerlanda=. País de Europa. Tiene 4 400 000 habitantes. Es famosa en la historia por sus guerras con Inglaterra, Francia y España. Es país muy agrícola é industrial; tienen fama sus quesos y mantecas y sus tejidos. Cap. _Amsterdam_. =Iriarte= (D. Tomás). Célebre literato, crítico y fabulista, natural de Canarias (1750-1795). =Jarama.= Río de Castilla que pasa por Aranjuez. En sus vegas se crían los toros más bravos que se conocen. Moratín padre, en su romance _Función de toros_ dice: No en las vegas de _Jarama_ Pacieron la verde grama Nunca animales tan fieros... Vargas Ponce, en su sátira _Proclama del Solterón_, dice también á este propósito: Antes que necia, venga un maleficio, Y antes que docta, un _toro jarameño_. =Juan Manuel= (El Infante D.). Uno de los magnates más turbulentos de España, sobrino de Alfonso el Sabio. Á pesar de su ambición y su agitada vida, figura como uno de los patriarcas de las letras españolas. Compuso, entre otras muchas obras notables, la _Crónica de España_ y _El Conde Lucanor_ (1282-1347). =Júpiter.= Padre y señor de los dioses, en la mitología griega y romana. =La Fontaine= (Juan de). Insigne fabulista y cuentista francés (1621-1695). =Laguna Estigia.= V. ESTIGIA. =Larra= (D. Luis Mariano de). Famoso escritor, conocido con el sobrenombre de _Fígaro_ (1809-1837). =León= (Fray Luis de). Insigne poeta español (1527-1591). =Locmano= ó =Lokmán=. Personaje ficticio de la literatura árabe á quien hasta hoy se ha supuesto autor de fábulas. V. BIDPAI. =Marte.= Hijo de Júpiter y de Juno, dios de la guerra. Los romanos pretendían descender de él. =Menandro.= Célebre poeta cómico griego, discípulo de Teofrasto (342-290 ant. de J. C.). =Mey= (Sebastián). Escritor español que floreció á fines del siglo XVI y principios del XVII. Publicó, en 1614, un _Fabulario_ que contiene casi todas las fábulas de Fedro. =Minerva.= Hija de Júpiter, diosa de la sabiduría y de las artes. En griego se llamaba _Palas_ y _Atenea_. Herrera dice en su magnífica oda á Don Juan de Austria: De _Palas Atenea_ El gorgóneo terror, la ardiente lanza... =Misón= (Luis). Famoso flautista y compositor musical, autor de las obras: _Eco_ y _Narciso_ y _Píramo_ y _Tisbe_. Era natural de Barcelona y murió en 1866. =Moisés Sephardi.= V. PEDRO ALFONSO. =Moratín= (D. Nicolás Fernández de). Célebre poeta y autor dramático español (1737-1780). =Morfeo.= Hijo del Sueño y de la Noche. Era el dios de los ensueños. Se le confunde con el sueño mismo. =Moros.= Nombre que se da en general á los africanos que, procedentes de la Mauritania, penetraron en España por el Estrecho de Gibraltar y conquistaron la península en 711, después de la famosa batalla del Guadalete. En aquel mismo punto empezó D. Pelayo la reconquista, que se terminó con la toma de Granada en 2 de enero de 1492. =Munive é Idiáquez= (D. Fran.ᶜᵒ Javier de), Conde de Peñaflorida. Ilustre prócer vascongado, tío y protector de Samaniego, y fundador de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. Falleció en 1765. En 1866, en las juntas forales celebradas en Azcoitia se votó la erección de una estatua á tan insigne patricio; pero la cosa no ha pasado de proyecto. =Musas.= Hijas de Júpiter y de Nemósine. Eran nueve y tenían por misión presidir á las bellas artes y á la poesía. Habitaban el Parnaso ó el Helicón y estaban, á su vez, presididas por Apolo. =Nilo.= Célebre río de Egipto, cuyas llanuras fecunda con sus desbordamientos periódicos. =Octavio.= Nombre que llevaba Augusto, sobrino de César, antes de ser emperador. =Orfeo.= Hijo de Eagro, rey de Tracia y de la Musa Calíope, y según otros de Apolo y de Clío. Fué el músico más célebre de la antigüedad. Su música melodiosa amansaba á las fieras. =Pan.= Dios de los rebaños. Representaba la naturaleza entera. Su vista inspiraba _terror pánico_. Inventó la flauta pastoril. =Pantcha-Tantra= (_Los cinco capítulos_). Libro de apólogos, compuesto en sánscrito cuatro siglos antes de. J. C. En el siglo VI de nuestra era fué traducido en lengua Pelvi, y en el VIII apareció una versión árabe de dicha traducción, con el título de _Calila y Dimna_ (Según el Sr. Menéndez y Pelayo, _Calila y Dina_), y con el segundo título de _Fábulas de Bidpai_. Fué traducido en español en el siglo XIII por orden de D. Alfonso el Sabio. Muchos de estos apólogos se encuentran en la obra _Disciplina Clericalis_ y en _El Conde Lucanor_. (MENÉNDEZ Y PELAYO. _Historia de las ideas estéticas en España_), verdadero monumento de la erudición española. =Parcas.= Eran llamadas así por antífrasis; es decir _las que perdonan_ (puesto que no perdonan á nadie). Eran _Cloto_, _Laquesis_ y _Atropos_. La primera hilaba el hilo de la vida, la segunda lo devanaba y la tercera lo cortaba. =Parnaso.= Monte de la antigua Grecia, consagrado á Apolo y á las Musas. =Pedro Alfonso.= Judío español converso, natural de Huesca, llamado Moisés Sephardi. Es autor de la obra _Disciplina Clericalis_. Floreció en los siglos XI y XII y se convirtió en 1106, siendo su padrino D. Alfonso V de Aragón. =Pedro I el Grande= ó =el Zar=. Fué el verdadero creador del moderno imperio ruso. Viajó por Europa y trabajó como simple obrero para poder introducir reformas en su país con conocimiento de causa (1682-1725). =Pirro.= Célebre rey de Epiro, que venció á los romanos. Su última victoria contra éstos le costó tan cara como la más terrible derrota. De aquí la frase: _victoria á lo Pirro_. Murió en 272 ant. de J. C. =Planudio.= Monje de Constantinopla, del siglo XIV. Escribió una biografía apócrifa de Esopo, y publicó, atribuyéndolas al mismo, unas fábulas en prosa. =Platón.= Inmortal filósofo griego, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles. Es el gran fundador de la escuela idealista (429-347 ant. de J. C.). =Príncipe= (Miguel Agustín). Distinguido escritor y fabulista contemporáneo. =Quevedo= (D. Franᶜᵒ de). Famoso poeta satírico español (1580-1645). =Quintiliano= (Marco Fabio). Famoso retórico español de Calahorra. Su obra más notable se titula: _De la institución oratoria_ (42-120). =Rollin= (Charles). Ilustre profesor y autor francés de varias obras notables, entre otras del libro: _Traité des études_ (1661-1741). =Roma.= Ciudad que fué por largo tiempo metrópoli y señora del mundo, Hoy es capital del reino de Italia. Está llena de monumentos y recuerdos artísticos. =Ruiz= (Juan). Insigne poeta español del siglo XIV. =Sancho Panza.= Personaje popular de la novela _Don Quijote_. Es la personificación del sentido práctico y el símbolo de los que llevan siempre la cabeza inclinada hacia las cosas de la tierra--como los rumiantes. =Simónides.= Célebre poeta lírico de Grecia (566-446 ant. de J. C.). =Sirenas.= Monstruos fabulosos, mitad mujeres y mitad peces. Atraían á los navegantes con la dulzura de su canto. =Sócrates.= Insigne filósofo, hijo del escultor Sofronisco. Vivía en la soledad, no enseñaba con regularidad, ni escribió ningún libro. Sus sarcasmos y burlas lo acarrearon multitud de enemigos. Acusado de impiedad, fué condenado á beber la cicuta (408-399 ant. J. C.). =Teseo.= Héroe griego, célebre por sus hazañas. Salió del famoso Laberinto de Creta, gracias al hilo que le facilitó Ariadna. La mitología le suponía condenado en el infierno á estar perpetuamente sentado. =Tetuán.= Ciudad de Marruecos, célebre por la batalla ganada por los españoles en 1860. 50 000 hab. =Tito.= Hijo de Vespasiano y emperador romano. Por su bondad fué llamado _Delicias del género humano_. En su tiempo fué tomada y destruída Jerusalén (40-81). =Torozos.= Monte de España, famoso por las fechorías de los bandidos antes de la institución de la guardia civil. =Tracia.= Antigua comarca al norte de Grecia. Hoy forma la Bulgaria y Rumelia. =Tratado de Educación.= La obra á que se refiere el autor con este título es sin duda la obra del célebre profesor Rollin: _Traité des études_. =Troya=, =Ilión=, ó =Pérgamo=. Ciudad de Asia Menor. Sostuvo contra todos los príncipes griegos un sitio de 10 años, inmortalizado por Homero en su famosa _Iliada_. =Tulio.= V. CICERÓN (Marco Tulio). =Ulises.= Personaje griego, rey de Ítaca, hijo de Laertes, esposo de Penélope y padre de Telémaco. Fué uno de los principales héroes del sitio de Troya, donde se distinguió por su prudencia. =Vargas Ponce= (D. José de). Marino, poeta y erudito español natural de Cádiz. Entre sus obras poéticas merece citarse _La Proclama del Solterón_ (1760-1821). =Vega= (Félix Lope de). Inmortal poeta dramático español, llamado por su prodigiosa fecundidad _El Fénix de los ingenios_ (1562-1635). =Venus.= Diosa de la belleza, que se suponía nacida de la espuma del mar. Era adorada especialmente en Pafo y Cnido. =Villena= (Marqués de). D. Enrique de Aragón. Sabio y poeta, fué acusado de hechicería y, después de su muerte, fueron quemadas sus obras. Sólo se conserva _La gaya ciencia_, especie de arte poética y el _Arte Cisoria_ (1384-1434). =Virgilio.= El más famoso de los poetas latinos, nacido cerca de Mantua. Compuso _la Eneida_, _las Geórgicas_ y _las Bucólicas_ (70-1 antes de J. C.). =Vurla.= Geog. V. CLEZÉMONE. =Zama.= Antigua ciudad de África, donde Escipión Africano venció á Aníbal en el año 202 ant. de J. C. =Zea.= V. CEO. [imagen] ÍNDICE Introducción 3 Samaniego 5 Prólogo del autor 9 LIBRO PRIMERO I. El Asno y el Cochino 13 II. La Cigarra y la Hormiga 15 III. El Muchacho y la Fortuna 17 IV. La Codorniz 18 V. El Águila y el Escarabajo 19 VI. El León vencido por el Hombre 21 VII. La Zorra y el Busto 21 VIII. El Ratón de la corte y el del campo 22 IX. El Herrero y el Perro 23 X. La Zorra y la Cigüeña 24 XI. Las Moscas 26 XII. El Leopardo y las Monas 26 XIII. El Ciervo en la fuente 28 XIV. El León y la Zorra 29 XV. La Cierva y el Cervato 30 XVI. El Labrador y la Cigüeña 31 XVII. La Serpiente y la Lima 32 XVIII. El Calvo y la Mosca 33 XIX. Los dos Amigos y el Oso 34 XX. El Águila, la Gata y la Jabalina 35 LIBRO SEGUNDO I. El León con su ejército 37 II. La Lechera 39 III. El Asno sesudo 41 IV. El Zagal y las Ovejas 42 V. El Águila, la Corneja y la Tortuga 43 VI. El Lobo y la Cigüeña 44 VII. El Hombre y la Culebra 45 VIII. El Pájaro herido de una flecha 45 IX. El Pescador y el Pez 46 X. El Gorrión y la Liebre 47 XI. Júpiter y la Tortuga 48 XII. El Charlatán 49 XIII. El Milano y las Palomas 50 XIV. Las dos Ranas 51 XV. El Parto de los montes 53 XVI. Las Ranas pidiendo rey 54 XVII. El Asno y el Caballo 55 XVIII. El Cordero y el Lobo 56 XIX. Las Cabras y los Chivos 57 XX. El Caballo y el Ciervo 58 LIBRO TERCERO I. El Águila y el Cuervo 60 II. Los Animales con peste 62 III. El Milano enfermo 64 IV. El León envejecido 65 V. La Zorra y la Gallina 66 VI. La Cierva y el León 67 VII. El León enamorado 68 VIII. Congreso de los Ratones 69 IX. El Lobo y la Oveja 70 X. El Hombre y la Pulga 71 XI. El Cuervo y la Serpiente 72 XII. El Asno y las Ranas 72 XIII. El Asno y el Perro 73 XIV. El León y el Asno cazando 75 XV. El Charlatán y el Rústico 76 LIBRO CUARTO I. La Mona corrida 78 II. El Asno y Júpiter 80 III. El Cazador y la Perdiz 81 IV. El Viejo y la Muerte 82 V. El Enfermo y el Médico 83 VI. La Zorra y las Uvas 83 VII. La Cierva y la Viña 84 VIII. El Asno cargado de reliquias 85 IX. Los dos Machos 86 X. El Cazador y el Perro 87 XI. La Tortuga y el Águila 88 XII. El León y el Ratón 88 XIII. Las Liebres y las Ranas 89 XIV. El Gallo y el Zorro 90 XV. El León y la Cabra 91 XVI. La Hacha y el Mango 92 XVII. La Onza y los Pastores 93 XVIII. El Grajo vano 94 XIX. El Hombre y la Comadreja 95 XX. Batalla de las Comadrejas y los Ratones 95 XXI. El León y la Rana 96 XXII. El Ciervo y los Bueyes 97 XXIII. Los Navegantes 98 XXIV. El Torrente y el Río 99 XXV. El León, el Lobo y la Zorra 100 LIBRO QUINTO I. Los Ratones y el Gato 103 II. El Asno y el Lobo 101 III. El Asno y el Caballo 105 IV. El Labrador y la Providencia 106 V. El Asno vestido de León 108 VI. La Gallina de los huevosde oro 109 VII. Los Cangrejos 110 VIII. Las Ranas sedientas 111 IX. El Cuervo y el Zorro 112 X. Un Cojo y un Picarón 113 XI. El Carretero y Hércules 114 XII. La Zorra y el Chivo 115 XIII. El Lobo, la Zorra y el Mono juez 116 XIV. Los dos Gallos 117 XV. La Mona y la Zorra 117 XVI. La Gata mujer 118 XVII. La Leona y el Oso 119 XVIII. El Lobo y el Perro flaco 120 XIX. La Oveja y el Ciervo 121 XX. La Alforja 122 XXI. El Asno infeliz 122 XXII. El Jabalí y la Zorra 123 XXIII. El Perro y el Cocodrilo 124 XXIV. La Comadreja y los Ratones 124 XV. El Lobo y el Perro 125 LIBRO SEXTO I. El Pastor y el Filósofo 128 II. El Hombre y la Fantasma 131 III. El Jabalí y el Carnero 132 IV. El Raposo, la Mujer y el Gallo 133 V. El Filósofo y el Rústico 134 VI. La Pava y la Hormiga 135 VII. El Enfermo y la Visión 137 VIII. El Camello y la Pulga 139 IX. El Cerdo, el Carnero y la Cabra 140 X. El León, el Tigre y el Caminante 141 XI. La Muerte 142 XII. El Amor y la Locura 143 LIBRO SÉPTIMO I. El Raposo enfermo 145 II. Las Exequias de la Leona 147 III. El Poeta y la Rosa 148 IV. El Buho y el Hombre 150 V. La Mona 151 VI. Esopo y un Ateniense 152 VII. Demetrio y Menandro 153 VIII. Las Hormigas 154 IX. Los Gatos escrupulosos 154 X. El Águila y la asamblea de los Animales 156 XI. La Paloma 157 XII. El Chivo afeitado 157 LIBRO OCTAVO I. El Naufragio de Simónides 160 II. El Filósofo y la Pulga 162 III. El Cazador y los Conejos 164 IV. El Filósofo y el Faisán 165 V. El Zapatero médico 167 VI. El Murciélago y la Comadreja 168 VII. La Mariposa y el Caracol 169 VIII. Los dos Titiriteros 171 IX. El Raposo y el Perro 172 LIBRO NONO I. El Gato y las Aves 174 II. La Danza pastoril 175 III. Los dos Perros 177 IV. La Moda 178 V. El Lobo y el Mastín 179 VI. La Hermosa y el Espejo 181 VII. El Viejo y el Chalán 182 VIII. La Gata con cascabeles 183 IX. El Ruiseñor y el Mochuelo 184 X. El Amo y el Perro 186 XI. Los dos Cazadores 187 XII. El Gato y el Cazador 188 XIII. El Pastor 189 XIV. El Tordo flautista 189 XV. El Raposo y el Lobo 190 XVI. El Ciudadano Pastor 192 XVII. El Ladrón 195 XVIII. El Joven filósofo y sus Compañeros 195 XIX. El Elefante, el Toro, el Asno y los demás Animales 197 Apéndice 200 Léxico 206 [imagen] Imprenta y Librería ARMAND COLIN.--Paris. * * * * * LIBRERÍA ARMAND COLIN, Paris. PUBLICACIONES ESPAÑOLAS EXTRACTADAS DEL CATÁLOGO DE LA MISMA LIBRERÍA =Novísimo Método de Escritura, racional y práctico=, con modelos graduados y trazados en negro y azul; consta de 8 cuadernos. (Cada cuaderno contiene una hoja de _papel secante_.) * * * * * =El año Infantil de Lecciones de Cosas=, de la Colección Infantil Jean Bedel. 1 tomo en 12º con numerosos grabados. * * * * * =Curso de Lectura corriente=, por M. GUYAU, 3 tomos. I. =El año Infantil.= 1 tomo en 12º, con grabados, encartonado. II. =El año preparatorio.= 1 tomo en 12º, con grabados, encartonado. III. =El Primer año.= 1 tomo en 12º, con grabados, encartonado. * * * * * =El Vocabulario Castellano= (MÉTODO CARRÉ). Estudio _metódico y progresivo_ de las palabras del lenguaje usual: 1º En cuanto á su ortografía; 2º En cuanto á sus diversos sentidos; 3º En cuanto á la manera de unirlas para formar frases, por el Licenciado GÓMEZ ARCA (Conforme al método de M. J. CARRÉ, Inspector general de Instrucción Pública). 1 tomo en 16º, encartonado. =El mismo=, con adiciones para uso del Maestro. * * * * * =Compendio de Historia Sagrada= (Antiguo y Nuevo Testamento), por M. TH. BENARD. Obra aprobada por los Ilmos. SS. Arzobispos y Obispos de Agen, Ajaccio, Amiéns, Arrás, Beauvais, Blois, Burdeos, Bourges, Maurienne, Nancy, Toul, Le Puy, Rodez y Soissons. 1 tomo en 12º con grabados, encuadernado, _cubierta en cromotipia_. * * * * * =Nuevo Diccionario enciclopédico ilustrado de la Lengua castellana=, por MIGUEL DE TORO Y GÓMEZ, Licenciado en filosofía y letras, y _Mario Roso de Luna_, Doctor en derecho. 1 tomo en 12º, con más de 54 900 palabras, 1 400 artículos enciclopédicos, 840 grabados, de los que 74 son de conjunto y 11 de una plana entera, 8 mapas y láminas en color, etc., _tela inglesa_. Este diccionario, más completo que todos los de su clase, contiene todas las palabras de la 13ª y última edición del _Diccionario de la Real Academia española_, una multitud de frases y modismos usuales, un gran número de palabras técnicas, más de 1 400 artículos enciclopédicos, los sinónimos de la lengua castellana, los galicismos más corrientes con las debidas indicaciones, las irregularidades de los verbos, los americanismos, numerosas citas de autores de nota españoles y americanos, las locuciones latinas y extranjeras que más se usan en la sociedad culta, más de 1 000 grabados y varias láminas en colores, mapas y _cuadros de conjunto_ de agricultura, vida práctica, guerra, marina, etc., y por último, un repertorio extenso biográfico, geográfico é histórico, con retratos de personajes famosos y con los nombres propios de personas, acompañados de su significación etimológica. Si á esto se añade que la letra es de fácil lectura y la impresión esmerada, habrá que reconocer que nuestro diccionario es muy superior á todos los publicados hasta el día. * * * * * =Curso de Enseñanza científica= (ciencias físicas y naturales).--Animales. Vegetales y Minerales. Física. Química. Fisiología animal. Fisiología vegetal. Obra adornada con 550 grabados, por M. PAUL BERT, Ministro que fué de Instrucción Pública en Francia, Miembro del Instituto de Francia. Traducción de E. GADEA. 1 vol. en 12º, encartonado, _cubierta en cromotipia_. * * * * * =Tratado de Química= (_Notación atómica_), por E. DRINCOURT, antiguo discípulo de la Escuela normal superior, profesor de física en el colegio Rollin de Paris. Versión española de la tercera edición francesa por D. LAUREANO CALDERÓN y ARANA, doctor en ciencias físicoquímicas y en farmacia, excatedrático de químicabiológica en la Universidad de Madrid, etc., etc.; y D. JOSÉ RODRÍGUEZ CARRACIDO, catedrático de química orgánica en la Facultad de Farmacia de Madrid, y miembro numerario de la Real Academia de ciencias exactas, físicas y naturales. Un tomo en 12º, _tela inglesa_. * * * * * Colección de Mapas murales POR P. VIDAL DE LA BLACHE Profesor de geografía en la Universidad de París Miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid Y TORRES CAMPOS Profesor de la Escuela normal central de Maestras y de la Escuela de Institutrices de Madrid. LISTA DE LOS MAPAS 1. =Europa= física. 2. =Europa= política. 3. =Asia= física. 4. =Asia= política. 5. =África= física. 6. =África= política. 7. =América= física. 8. =Oceania=. 9. =América del Norte= política. 10. =América del Sur= política. 11. =España= física. 12. =España= política. 13. =Estados-Unidos Mexicanos=, mapa físico. 14. =Estados-Unidos Mexicanos=, mapa político. 15. =Planisferio= escrito. 16. =Planisferio= mudo. Impresos en color, =en papel simili japón= (1ᵐ, 20×1ᵐ). * * * * * =Nueva Colección de Cuadros murales=, _en el mismo_ tamaño de los Mapas murales VIDAL-LABLACHE (1ᵐ, 20×1ᵐ). =Cuadros murales del Sistema métrico=, por LEÓN VAQUEZ. 2 cuadros impresos en color, en papel simili japón. =Cuadros de Antialcoholismo=, por el Doctor GALTIER-BOISSIÈRE. 2 cuadros impresos en color, en papel simili japón. =Cuadros de Enseñanza científica: EL CUERPO HUMANO=, por el Doctor GALTIER-BOISSIÈRE. 2 cuadros impresos en color, en papel simili japón. [imagen] NOTAS: [1] Según confesión del mismo fabulista, compuso las fábulas á instancias de su pariente y protector el benemérito patricio D. Javier María de Munive é Idiáquez, conde de Peñaflorida. [2] En mis versos, Iriarte, Ya no quiero más arte Que poner á los tuyos por modelo. (_Fábula_, 1ª, libro III, pág. 60.) [3] Samaniego, según hemos indicado al anotar alguna de sus fábulas, no tenía en gran predicamento á los médicos, á imitación de Molière, que decía un día á Luis XIV: «Mi médico me receta medicinas, yo no las tomo, y me pongo bueno.» Acerca de la muerte de nuestro fabulista dice el Sr. Becerro de Bengoa en el discurso que pronunció en la fiesta del centenario: «Samaniego, rebelde por temperamento á toda autoridad y disciplina, no quiso someterse á la de los médicos. Se trató á su modo, _entregándose con libertad á su genio, como hizo al escribir sus fábulas_, y la libertad y el genio, á una con el mal, dieron con su cuerpo en tierra el 11 de agosto de 1801.» [4] En Laguardia se conservan: la casa palacio de Arraya, en que vivió, la cama imperial en que murió, y varios muebles y cuadros que le pertenecieron y que son hoy propiedad de la ilustre casa bilbaina de Cortázar y Manso, heredera del fabulista. [5] En 1883, la villa de Laguardia, pueblo natal de nuestro fabulista, le consagró un elegante monumento, coronado por el busto del regocijado Mentor de la infancia hispanoamericana. [6] Estando en prensa este libro, hemos tenido noticia de la muerte prematura del Sr. Becerro de Bengoa, ocurrida el 2 de febrero del presente año. [7] Véase lo que dice el _Vocabulario_ acerca de estos supuestos autores. [8] Es neologismo por _monotonía_. [9] Debería decirse _lo allanan y facilitan_, por ser dos los sujetos; pero entonces no habría verso. [10] De Ceres viene _cereales_. Á su vez _Ceres_ viene de la misma raíz aria que la voz _creador_. [11] De Baco, se han formado las palabras: _bacanal_ y _bacante_. [12] El verbo debería estar en plural sin que el verso perdiese nada. Véase nota 1 pág. 11. [13] SINÓN.: _Cochino_, _Cerdo_, _puerco_, _marrano_, _cocho y gocho_. Estos dos últimos son provincialismos de Asturias y Galicia. [14] Se dice mejor _Á guisa_. [15] Se dice mejor _desprovista_, en prosa. [16] No se dice _tabique en medio_ (que debe ser cuando más, provincialismo) sino: _pared en ó por medio_. [17] _Andar al remo_; frase tomada de la antigua pena de galeras. Los condenados á esta pena se llamaban _galeotes_, á los que consagra un hermoso capítulo Cervantes en su inmortal _Quijote_. [18] La palabra _mancebo_ es de poco uso. [19] _Avecilla_, dim. de _ave_. Otros deriv.: _avechucho_, _avería_, _averío_, _avestruz_. [20] _Fuélos._ Los pronombres enclíticos _me_, _te_, _se_, _la_, _lo_, _los_, _les_, etc., se unen al verbo siempre, en el gerundio, infinitivo é imperativo. En los demás tiempos puede unirse ó no, según convenga. [21] _De consuelos_, es galic. Se dice mejor en singular. [22] _Polluelo_, dim. de _pollo_. Hay también: _empollar_, _pollada_, _pollera_, _pollería_, _pollero_, _pollez_, _pollito_, _pollico_, _pollastre_, _pollancón_, _pollarancón_, _pollastrón_ y _pollino_; este último es prov. de Asturias. [23] _Bolita_, diminutivo de _bola_. Otros deriv.: _boliche_, _bolichero_, _embolar_, etc. [24] La palabra _artífice_ es impropia; es preferible _artista_. [25] _Seso._ Cuando se habla de la masa encefálica, tanto del hombre como de los animales, se usa generalmente en plural. Así decimos _romperle á uno los sesos_; _comer sesos de ternera_. Cuando se habla en sentido figurado, suele usarse el singular: Ej.: _Ser hombre de seso_, _perder el seso_, _obrar con seso_, etc. Sin embargo, se dice: _Devanarse los sesos._ _Tener los sesos en los calcañales._ [26] _Ratópolis_, palabra caprichosa formada de _Rato_, ratón, y _polis_, ciudad; es decir _ciudad de los ratones_. [27] _Roepán_, nombre caprichoso, calificativo del ratón. Está compuesto por analogia con _quitamotas_, _portafusil_, _tronchapinos_, _cagatinta_, etc. [28] _Ratonesco_, deriv. de _ratón_; es más usado _ratonil_. Otros deriv.: _ratonar_, _ratonera_, _arratonado_, _ratonero_. [29] _¡Esto tenemos!_ La verdadera frase castellana es: _¡esas tenemos!_ [30] _Perruno_; los adjetivos en _uno_ indican semejanza, pertenencia; además se refieren generalmente á animales y envuelven cierta idea de desprecio, como _asnuno_, _boyuno_, _cabruno_, _chotuno_, _gatuno_, etc. [31] _Lazarillo_, dim. de _Lázaro_. _Lazarillo de Tormes_ era el héroe de una famosa novela atribuida á Hurtado de Mendoza, y ha venido á ser nombre común, en el sentido de: _guía ó conductor de ciego_. [32] _Zorra._ SINÓN.: _Raposa_ y _vulpeja_ esta última voz se usa en el refrán. _El lobo y la vulpeja ambos son de una conseja._ [33] _Jigote._ Algunos toman erróneamente esta palabra por _pierna de carnero_ (en francés _gigot_). Este galicismo es antiguo, pues lo usa el famoso Mira de Mescua, contemporáneo de Cervantes, en el siguiente pasaje: --Un _gigote_ de carnero, --Si está manido, no es malo. (_La Fénix de Salamanca_, comedia). [34] Las casas de Holanda son célebres por la limpieza que reina en ellas. [35] La _hidropesía_ produce sed insaciable é hinchazón. Por eso aplica el autor este epíteto á la redoma, muy ancha por abajo. [36] _La del pico_; es muy común este empleo del artículo en castellano: _las de la esquina_, _las de Gómez_, _lo de marras_. [37] El refrán castellano dice: _Á pícaro, pícaro y medio_. [38] _Otras_, por _Á otras_. [39] _Monas._ Además de la palabra _mona_, y el masculino _mono_, existen el adjetivo familiar _mono, na_, pulido, gracioso, y los deriv. _monada_, _monería_, _monigote_. [40] Alude á la fábula de _La Zorra y las uvas_. En castellano se dice: _¡están verdes!_ Véase la fábula X, al final. [41] _Viejas monas._ Transposición que debe evitarse en estilo vulgar ó llano, por ser galicismo. Así decimos en castellano: _mi sombrero nuevo_ y no _mi nuevo sombrero_, _mi capa vieja_ y no _mi vieja capa_, _á_ esto hay que agregar que no es indiferente la colocación del adjetivo. Así no es lo mismo decir _hombre pobre_ que _pobre hombre_; _hombre valiente_ que _¡valiente hombre!_ _varón santo_ que _santo varón_, etc. [42] _Monada._ Véase la nota 2, pág. 26. [43] _Campaña_ sólo se usa hoy en sentido militar: _la campaña de África_. [44] _¿Á qué intento?_ Es decir _para, con qué objeto_. [45] _Féos pies_ véase nota 2, pág. 27. [46] _En tal cabeza._ La frase corriente es: _escarmentar en cabeza ajena_. [47] Véase _Apéndice_, pág. 200. [48] _Mamón._ La terminación _on_, propia de los aumentativos, indica algunas veces además: privación, como _pelón_, _rabón_; otras designa un diminutivo, como _carretón_, _callejón_, y otras, por último, seres que no han llegado á su completo desarrollo, como, _lechón_; que empiezan á ejecutar algo, como _volantón_ (que empieza á volar) ó que repiten con frecuencia una acción, como _corretón_, _juguetón_, etc. [49] _Monsieur._ Pal. francesa que significa _señor_. [50] _Do_ por _donde_; en prosa debería decirse: _no es bien entrar en sitio de donde no se sale_. [51] De _ciervo_, _va_, vienen _cervato_, _cervatillo_, _cerval_, _cervuno_ y _cervario_. _Miedo cerval_ es miedo invencible, como el de los ciervos. _Cierva_ viene del latín _cerva_, reforzándose la _e_ en el diptongo _ie_ bajo la influencia del acento. Al desaparecer éste de dicha sílaba, desparece el refuerzo, como se ve en los derivados. [52] En otra fábula dice: _Más ligera que el viento._ También se dice: _más ligero que una flecha, que un galgo_. [53] _Corza._ Es un error, porque la _corza_ no es una _cierva_. [54] _Mas que_, forma vulgar y poco recomendable, por _aunque_. [55] De _cigüeña_ se forman _cigoñal_, _cigoñino_, _cigoñuela y cigüeñal_. [56] _Señor rústico._ Hoy no se suele emplear la palabra _rústico_ como substantivo. De _rústico_ se derivan: _rusticación_, _rustical_, _rusticano_, _rusticar_, _rusticidad_, _rustiquez_ y _rustiqueza_. _Rústico_ viene á su vez del latino _rus_ (el campo) del que se derivan también _rural_ y _ruralmente_. [57] _Cerrajero._ Los nombres en _ero_ suelen indicar oficio, como _carpintero_, _carnicero_, etc. En nombres de objetos, esta terminación significa uso ó destino de los mismos, como _babero_, _candelero_, _cenicero_, _cucharero_, etc. En los adjetivos significa propensión, facilidad, contingencia, etc., como _abridero_, _acontecedero_, _hacedero_, _cumplidero_, _exigidero_, _duradero_, _pagadero_, _temporero_ y otros. [58] De _lima_ se forman _limadura_, _limalla_, _limatón_ (lima gruesa), _limar_ y _limero_. [59] _Maldito_, participio irregular de _maldecir_. Parece más bien un adjetivo verbal. Á veces se emplea para negar con intensidad. Ej.: _Maldita la falta que me hace_ (no me hace ninguna falta); _maldito lo que me importa_ (no me importa nada). [60] _Varón_, por hombre prudente; se dice á veces _santo varón_, para indicar un hombre de bien, sencillo y sin malicia. Bretón de los Herreros dice: ¿Quién será el _santo varón_ Que diga con juramento: Veinticinco abuelos cuento Y ninguno fué ladrón? [61] _Riguroso._ Se dice también, aunque con menos frecuencia, _rigoroso_. [62] De _oso_ se forma el dim. _osezno_. [63] Algunas ediciones incorrectas dicen _á la aventura_, lo cual es barbarismo. [64] _Se cuenta_; también se pone el verbo en plural, en la forma impersonal, cuando es uno de los verbos _contar_, _decir_, _hablar_ _referir_, etc. _Cuentan_ de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba... (CALDERÓN.) [65] _Direte_ por _te diré_. Esta forma es muy usada en poesía: Mas _direte_ Inés la cosa Más brava de él que has oído. (ALCÁZAR). Véase además la nota 1, pág. 19. [66] _La dice._ El autor usa constantemente _la_ por _le_ en el dativo femenino. La Academia recomienda el uso de _le_ para el dativo singular de los dos géneros. [67] _Devora_ por _devorará_. [68] _De callada_, m. adv. deriv. del substantivo _callada_, que entra en la frase: _Dar la callada por respuesta._ En el mismo caso se encuentran: _de paso_, _de vista_, _de noche_, etc. [69] _Que con maña astuta_, incorr. por _en que con maña astuta_. [70] _Gruta_ es palabra impropia, pues se trata de un árbol, y la _gruta_ es _cavidad abierta en las rocas_ ó _peñascos_. [71] _La Águila._ En muchas ediciones hechas por gente indocta se haya sustituido el articulo _la_ por _el_, con lo cual desaparece el verso. [72] _La hambre._ Véase la nota 6. [73] _Chismoso_, viene de _chisme_, que tiene el mismo origen que _cisma_. Otros deriv.: _chismear_, _chismería_, _chismero_ y _chismografía_. SINÓN.: _Enredo_, _hablilla_, _habladuría_, _cuento_, _murmuración_. [74] _Con la pluma y el arado._ El Mariscal Bugeaud, conquistador de la Argelia, tenía por divisa: _ense et aratro_, con la espada y el arado. [75] _Sociedad_, viene de _socio_. Otros derivados: _sociabilidad_, _sociable_, _sociología_, _asociar_, _asociación_, _socialismo_, _socialista_, etc. SINÓN.: _Compañía_, _asociación_, _reunión_, _junta_, _tertulia_. [76] _Versificante._ Es más propio _versificador_ y no está tampoco bien aplicada la palabra _genio_. Aquí significa _capacidad_, _facultad_, _aptitud_. [77] La palabra _útiles_ es impropia, pues se aplica especialmente á los utensilios domésticos y á las herramientas de las artes y oficios. [78] _Cántaro._ Generalmente los de la leche se llaman _cántaras_, porque son más achatados y anchos de boca. Además, la _cántara_ es medida que contiene ocho azumbres. De _cántaro_ vienen _cantarera_, _cantarero_, _cantarería_, _encantarar_, _cantarillo_ y _cantarito_. [79] _En limpio_, es decir, deducidos todos los gastos. [80] _Un canasto._ El _canasto_ se distingue de la _canasta_ en que tiene la boca más recogida. La misma diferencia hay entre sus sinónimos _cesto_ y _cesta_. [81] _Mercaré._ Es palabra vulgar y anticuada. DERIV.: _mercado_, _mercader_, _mercadería_. [82] _Ver como se le arrastra_; sería más correcto: _ver como le arrastra_. [83] _Llevaréle._ No se debe abusar de la unión de los pronombres con el verbo, cosa que hoy se hace mucho y mal, sobre todo cuando el verbo no es principio de frase. Nada hay tan violento y feo como decir: _Cuando díjele lo que ocurría._ Véase la nota 1, pág. 19. [84] _Buen dinero_ por _mucho dinero_. [85] _Campaña._ Véase la nota 4, pág. 27. [86] _Á Dios_; también se escribe: _Adiós._ [87] _Su_, leemos en todas las ediciones; pero tal vez debiera decir _tu_. [88] _Pradería_, deriv. de _prado_. Otros derivados: _pradal_, _pradeño_, _pradera_, _pradial_, _praderoso_. [89] _Le conjura que._ El régimen perfecto exige que se diga: _le conjura á que huya_, etc. [90] De _Marte_ se derivan: _marcial_, _marcialidad_ y _marzo_. [91] _Ninguno._ Es como vulgarmente se dice, concordancia vizcaína, pues _albarda_ es femenino. La palabra _albarda_ entra en las frases: _Albarda sobre albarda_; _como ahora llueven albardas_; _coser y hacer albardas todo es dar puntadas_, etc. [92] _Pollino_ es dim. de _pollo_ en Asturias, véase nota 2, pág. 20. [93] _De insultos._ La frase está incompleta. Debería decirse: _¿Se podria encontrar quien no temblase por temor de_, ó _ante_, _los insultos_, etc. [94] En otras ediciones se lee: _de aquí le viene_, frase incorrecta. [95] _Collado._ SINÓN.: _Alcor_, _colina_, _loma_, _otero_. [96] _Chanza._ De chanza se derivan _chancearse_, _chancero_ y _chanzoneta_. SINÓN.: _Broma_, _burla_, _guasa_, _vaya_, _cordelejo_. [97] _Picotazos._ La terminación _azo_, hablando de instrumentos ó herramientas, significa generalmente _golpe_, _herida_, como: _navajazo_, _azadonazo_, _bastonazo_, _sablazo_, etc. [98] _La dice._ Véase la nota 1, pág. 36. [99] _La traspasa._ Para que la frase fuese correcta, debería decir: _cuya casa no la traspasa diente, cuerno ni pico_. [100] _La Águila._ Véase la nota 6, pág. 36. [101] _Hacen fuga_, por _huyen_. Es lo que se llama un ripio. [102] _Hácela._ Es incorr. por _hácele_. Véase nota 1, pág. 36. [103] _Respondía_ por _respondió_. [104] _Sin decir tus ni mus_, esto es, sin decir palabra. También se emplean las frases análogas: _sin decir oxte ni moxte_, _sin decir esta boca es mía_, etc. [105] _Yerta_ es adjetivo. Antiguamente se usó como p. p. de _erguir_. Así dice Herrera: El árbol que más _yerto_ se sublima. [106] _Fraguan_, derivado de _fragua_. SINÓN.: _Forjar_, _maquinar_, _tramar_, _urdir_. [107] _Pez_, _pescador_, _pescadería_ y _pescar_ vienen de la misma raíz latina. [108] _Ruin_, en este caso significa pequeño, endeble, insignificante. En el mismo sentido se emplea en los siguientes refranes: _Brazo ruin no quiebra_; _el buey ruin holgando se descuerna_, etc. [109] _Más vale pájaro..._ El refrán exacto dice: _Más vale pájaro en mano que buitre volando._ [110] _Maldito_ está en el sentido de _perverso_. Véase además la nota 2, pág. 33. [111] _Meterse á consejero._ En sentido análogo se dice _meterse á redentor_. También se dice: _meterse en camisa de once varas_ y _meterse en la renta del excusado_. [112] _Apresurados_ por _presurosos_. [113] _Paciencia_, está en el sentido de _calma_, _cachaza_, _pachorra_. DERIV.: _pacienzudo_, _impacientarse_, _impaciente_. [114] _Alarde_, en lo antiguo, era _revista de tropas_. Hoy significa _ostentación_. De _alarde_ se derivan _alardear_ y _alardoso_. [115] _Importa un pito._ La frase corriente es: _No dársele á uno un pito_ (ó también _un bledo_) _de una cosa_. [116] _Chacharero._ SINÓN.: _Charlatán_, _embaidor_, _saltimbanco_, _titiritero_, etc. [117] _Callandito_, dim. de un gerundio. [118] De Octavio, que dió la paz al mundo, viene la frase _paz octaviana_. [119] _Tirano._ DERIV.: _Tiranía_, _tiranizar_, _tiranicida_, etc. [120] _Viva_, tercera persona de imperativo del verbo _vivir_, usada como substantivo. En el mismo caso se encuentran _muera_, y el adjetivo _alto_. También se usan como interjecciones: _¡víva!_ _¡muera!_ _¡alto!_ [121] _Pastos_ es incorrecto; sólo se aplica á los animales que pacen. [122] _Vivienda._ SINÓN.: _Casa_, _hogar_, _albergue_, _morada_. [123] _Mimo_, viene de un verbo griego que significa imitar. DERIV.: _Mímar_, _mímica_, _mímico_, _mimosa_, _mimoso_. [124] _Luengos_, por _largos_. Se emplea aún hablando de años, siglos y también de la barba. [125] _Ademán_ aquí es término improprio, pues viene de _mano_. Antiguamente, se empleó la frase: _con ademán_, para significar _con soltura_. Y siendo pobre el galán, Respondió _con ademán_... (LOPE DE VEGA.) [126] _Fanfarrón_; DERIV.: _fanfarronada_, _fanfarronear_, _fanfarronería_. SINÓN.: _Baladrón_, _matamoros_, _rajabroqueles_. [127] _Lodo._ La palabra _lodo_ no está empleada con propiedad; es preferible _cieno_, usada más abajo. De _lodo_ se derivan _lodazal_, _enlodarse_; y de _cieno_: _cenagal_, _ciénaga_, _encenagarse_. [128] _Cieno._ Véase la nota anterior. [129] _Fatal_, significa aquí: _en muy mal estado_. DERIV.: _Fatalidad_, _fatalismo_, _fatalista_. [130] Véase nota 3, pág. 29. [131] _Glotón_, que come mucho. Véase nota 2, pág. 29. [132] _Calva ocasión._ Se dice: _la ocasión es calva_ y mejor: _la ocasión la pintan calva_; también se dice: _Asir_, _coger_ ó _tomar la ocasión por el copete_, _por la melena_, _por los cabellos_. [133] _Seor_, forma anticuada y familiar de _señor_. [134] _Cerros._ Esta palabra entra en las frases: _Echar uno por esos cerros_, ir fuera de camino; y _Echar por los cerros de Úbeda_, ir muy extraviado, hablar muy fuera de propósito. [135] _Fanfarrones_, presuntuosos, que se las echan de valientes. Véase la nota 2, pág. 29. [136] _Barba_, generalmente femenino, toma el género masculino, cuando designa el autor que hace papeles de anciano. [137] Es error escribir _chibo_. De _chivo_ se forman _chival_, _chivata_, _chivato_, _chivatero_, _chivital_ y _chivitil_. [138] _Sucedió._ Debería decir _sucedieron_ porque hay dos sujetos. [139] _Octaviana._ Véase la nota 1 pág. 51 [140] _Jinete_, viene del árabe _zenete_. DERIV.: _jineta_ y _jinetear_. Es un error escribir esta palabra con _g_, como hacen muchos. _Gineta_, es el nombre de un animal y nada tiene que ver con _jineta_ y _jinete_. [141] _Maña_, viene de _mano_ y significa _agilidad de manos_. DERIV.: _Mañear_, _mañero_, _mañoso_, _desmañado_. [142] _Tales los frutos son._ Ésta es una transposición inadmisible en prosa. Debería decirse: _Tales son ciertamente los frutos_... [143] _Música._ Se refiere al poema de _La Música_, del mismo Iriarte. [144] _Que digno solo tú_, es decir que: _Siendo tú solo digno de ello_... [145] De _Parnaso_ se derivan _parnasiano_ y _parnasillo_. Véase esta palabra en el VOCABULARIO. [146] De _Góngora_ vienen: _gongorino_, _gongorismo_ y _gongorizar_. [147] _Eso yo también me lo diría._ Éste es un españolismo muy frecuente. Recuérdense las frases: _Tú te lo quieres, fraile mostén_: _comerse los codos de hambre_, etc. [148] _Machucho._ SINÓN.: _Juicioso_, _sesudo_, _maduro_. [149] _Juguete_, viene de _jugar_, y lo mismo _jugada_, _jugador_, _juego_, _jugarreta_. De _juguete_ se derivan: _juguetear_, _juguetería_, _juguetón_. [150] _Servirle._ Hay ediciones en que se lee _servirme_. [151] _Collados._ SINÓN.: Véase nota 6, pág. 42. [152] De _peste_ se derivan: _apestado_, _apestar_, _pestífero_, _pestilencia_, _pestilencial_, _pestilencioso_ y _pestilente_. [153] _Inocentes corderos._ Debería decir: _Ya inocentes corderos_... para que la frase fuese correcta; de otro modo parece que los _inocentes corderos_ son _ya vacas_, _ya terneros_, cosa que no quiso decir el autor. [154] _Delito tanto._ Esta inversión sólo se admite en poesía. Nótese además que, para mayor elegancia, está empleado el singular por el plural. [155] _Escrúpulos de monja._ En sentido idéntico se emplea la frase: _repulgos de empanada_. Este verso falta por completo en algunas ediciones de París. [156] _Miserable._ Viene á ser lo mismo que dice el antiguo refrán: _Para los desgraciados se hizo la horca_. [157] _Corte_, del bajo _latín curtis_, residencia regia. DERIV.: _Cortejador_, _cortejar_, _cortejo_, _cortés_, _cortesanía_, _cortesano_, _cortesía_, _descortés_, etc. [158] _Supuesto que_ no está aquí empleado en su verdadero sentido: _dado que_, _puesto que_, sino con la significación de _aunque_. [159] _Ver_, por _tener_. [160] _Más dichoso_. Un antiguo poeta dice: La mayor cuita que haber Puede ningún amador Es membrarse[*] del placer En el tiempo del dolor. [*] _Membrarse_, acordarse. [161] _Cornada._ La terminación _ada_ designa, con frecuencia, las heridas hechas con instrumento punzante, como _lanzada_, _estocada_, etc. Véase además la nota 2, pág. 43. [162] _Jumento._ SINÓN.: _Asno_, _borrico_, _burro_, _pollino_. [163] _Ella encumbrado._ _Ella_ es aquí pleonasmo. [164] _Oliendo á un agujero._ Debería decir: _oliendo un agujero_. [165] _Se cuela al gallinero._ El régimen de _colarse_ sería mejor _en_; aquí es por licencia poética. Respecto á la palabra _gallinero_, véase la nota 2, pág. 32. [166] Existe el refrán: _viva la gallina y viva con su pepita_. _Pepita_ es también el diminutivo de _Pepa_, forma familiar de _Josefa_; el nombre de las semillas de ciertas plantas (melón, manzana, etc.) y el que se da á los pedacitos de oro virgen ó en estado natural. [167] _Gato por liebre._ Existe la frase: _Dar gato por liebre_, engañar dando una cosa de peor calidad. [168] _Más ligera que el viento._ Véase la nota 1, pág. 31. [169] _Susto_ no está empleado con propiedad; debería decirse mejor _espanto_, _pavor_. El _susto_ es impresión repentina y no duradera. [170] _En mi conciencia._ Se sobreentiende el verbo _creo_. [171] _Pobrecita_, dim. fem. de _pobre_; hay además los dim.: _pobrecillo_, _pobrecilla_, _pobrete_, _pobreta_, de los que se forman los aument.: _pobretón_, _pobretona_ y los derivados: _pobretear_, _pobretería_, etc. [172] _Cuarto_, antigua moneda española de vellón, que valía próximamente 3 céntimos de peseta. Entra en las frases siguientes: _Cuarto á cuarto_; _dar un cuarto al pregonero_; _de tres al cuarto_; _echar uno su cuarto á espadas_, etc. [173] Véase _Apéndice_, pág. 204. [174] _Miauragato_, nombre onomatopéyico formado de _miau_, voz del gato. [175] _Ratona gente._ El autor emplea _ratona_ como adjetivo femenino, contra el uso común de la gramática. Es reminiscencia de su modelo La Fontaine. [176] _Ratópolis._ Véase la nota 1, pág. 22. [177] _Roequeso._ Véase la nota 2, pág. 22. [178] _La_ incorr. por _le_, pues se trata del dativo. Véase nota 1, pág. 36. [179] _Muero de sediento_, por _muero de sed_. [180] _Infelice_ por _infeliz_, en virtud de una paragoge. [181] _Sumo_, superlativo tomado del latín; significa lo más grande, elevado, magnífico, etc. Sólo se aplica á cosas de orden moral, intelectual ó metafísico: _el sumo bien_, _la suma belleza_, _el sumo Hacedor_, etc. Un poeta moderno dice: De tal renombre la _grandeza suma_ Apenas se otorgaba en otra era Al audaz vencedor de Moctezuma. (BRETÓN DE LOS HERREROS). [182] _Ralea._ SINÓN.: _Casta_, _linaje_, _raza_. De _ralea_ se derivan: _ralear_ y _raleón_. [183] _Seguir á su apetito._ Sería más correcto: _seguir su apetito_, como se dice: _seguir la moda_, _seguir su vocación_, _seguir los pasos_ ó _las huellas de uno_, etc. La prep. _á_ sólo se antepone á los complementos de persona. [184] _Empantanado_ viene de _pantano_, especie de _laguna_. SINÓN.: _Atascado_, _atollado_, _embarrancado_. [185] _Lo sufrido. Lo_, unido á un substantivo, le da carácter de adjetivo, y unido á un adjetivo, lo substantivo. Así dice un poeta: ... á _lo_ terco y _lo_ mujer Se le junta _lo_ andaluz. Á veces se une _lo_ con un adjetivo femenino: _me gusta su hermana por LO risueña_ (por lo que tiene de risueña). [186] _Lamentos y quejidos_ es pleonasmo para llenar el verso. [187] _Agua detenida_ por _agua estancada_. [188] _Se tendió sobre._ Mejor se diría _se tendió en_. [189] De _bobo_ se der. _bobada_, _bobear_, _bobería_, _bobalicón_, _bobalias_, _embobar_. [190] _Montería_, caza mayor. Se deriva de _monte_, y lo mismo: _montea_, _montear_, _montero_, _montés_, _montesino_, _desmontar_, etc. [191] Es un error escribir: _Par diez_ en dos palabras. [192] _Hacer del andaluz_, por _echárselas de andaluz_. [193] _Hacer el puerco_ por _imitar al puerco_. Véase la nota 2, pág. 15. [194] De _ufano_ vienen _ufania_, _ufanarse_. SINÓN.: _Altivo_, _orgulloso_. [195] Esta misma fábula ha sido puesta en verso también por Iriarte, pero no con tanta gracia. [196] _Sumo_, Véase la nota 1, pág. 71. SINÓN.: _Supremo._ [197] _Cachorro_, está empleado impropiamente. En realidad es el perrillo muy joven y, por extensión, el hijo pequeño de ciertos mamíferos, como el _oso_, el _lobo_, _león_, etc. [198] _Dije á mi capote._ La verdadera frase es: _decir para su capote ó para su sayo_. [199] El _adarme_ equivale á 179 centigramos. Recuérdese el refrán: _Los males entran por arrobas y salen por adarmes._ [200] _Infelice_ por _infeliz_, en virtud de la figura _paragoge_. [201] _Remo_, _espada_, _cayado_, etc., están empleados, en virtud de la figura sinécdoque, por _marino_, _militar_, _pastor_, etc. [202] El insigne _Fígaro_ decía en una de sus famosas crónicas: «cuando veo... la felicidad siempre en casa del vecino, á juicio de cada uno.» [203] _Ochavo_, viene de _ocho_; es la mitad de un _cuarto_. _Haber nacido para ochavo_ fr. fig. Estar condenado á no salir de una condición humilde, subalterna. [204] _Cargado con su leña_ es construcción algo francesa. Es muy común decir en francés: _metió la mano en su bolsillo_; _pierde su tiempo_, etc. No conviene abusar de los posesivos en castellano. En otra Fábula dice el autor: _Muy cargado de leña_ un burro viejo. [205] Ciertas ediciones tienen _cargues_, lo cual es evidentemente erróneo, pues acaba de decir: _Yo, Señora, os llamé_... [206] _Clister._ La Academia trae esta palabra como aguda. DERIV.: _clisterizar_. [207] _Galeno_ es substantivo común y equivale á médico. [208] _Al asno muerto..._ También se dice, con el mismo sentido: _El conejo ido, el consejo venido; Después de la liebre ida palos en la cama_. [209] Transposición, por: _el fruto que pendía de la alta vid_. [210] Es un solecismo muy común decir _te se_. [211] _Frescamente_, es decir con _frescura y serenidad_. [212] _Viéndose á paz y salvo._ La frase verdadera es: _Sacar á paz y á salvo_. No es correcto decir: _verse á paz_, etc. sino _verse en paz y en salvo_. [213] _Listo_; DERIV.: _alistarse_, _listeza_. SINÓN.: _despierto_, _vivo_. [214] Véase otra versión de esta misma fábula en el _Apéndice_, pág. 203. [215] _El reverente culto que procura_: Este verso falta en ciertas ediciones de París. [216] _Este momento_, por _en este momento_. [217] _Macho_, sinónimo de _mulo_. También significa, en general, animal de sexo masculino. [218] _Montería_, de _monte_. Véase la nota 1, pág. 75. [219] _Matarse_, es decir _apurarse_, _poner gran empeño_, _hacer vivos esfuerzos_. [220] _La_, uso incorrecto por _le_. Véase nota 1, pág. 36. [221] _Al remontarla._ Otras ediciones dicen: _al preguntarla_, lo cual es un pleonasmo injustificado. [222] _Roer_ hace en el presente: _roo_, _roigo_ y _royo_. Esta última forma sólo se usa en el refr.: _Cuando nace la escoba, nace el asno que la roya._ [223] _Para._ Estaría mejor la preposición _con_. [224] _Tal vez se puede._ Así se lee en todas las ediciones; pero el sentido exige que se diga más bien _tal vez se pueda_. [225] De _liebre_ se forman _lebrada_, _lebrato_, _lebratón_, _lebrel_, _lebrero_, _lebrón_, _lebruno_ y _alebrarse_. _Coger una liebre_, fr. Dar una caída sin gran daño. [226] Calderón en _La Vida es Sueño_, emplea el mismo argumento, aunque atenuado, diciendo por boca de Rosaura: ..... á esta parte Hoy el cielo me ha guiado Para haberme consolado, _Si consuelo puede ser Del que es desdichado, ver Otro que es más desdichado_. Recuérdese también el refrán: _Mal de muchos consuelo de tontos._ [227] Véase nota 1, pág. 31. [228] Esto mismo vienen á significar los refranes: _Al maestro cuchilada_, y _Hallar la horma de su zapato_. [229] _Pelo ni lana._ Es decir ninguna clase de caza. Recuérdese el refrán: _Cual más_, _cual menos_, _toda la lana es pelo_. [230] _Cortesano_ viene de _corte_. Véase la nota 2, pág. 64. [231] _Barbona_, que tiene gran barba. [232] _Se miraba_, por _se veía_ ó _se encontraba_. [233] _Madera_, viene del latín _materia_; es la parte de los árboles que se emplea en la industria y en los oficios. _Leña_ es la que se destina á la lumbre. De _madera_ vienen _maderamen_, _maderero_ y _maderaje_. [234] _Arboleda._ Los nombres de esta terminación indican generalmente colección ó conjunto de árboles, como _aliseda_, conjunto de alisos, _fresneda_, conjunto de fresnos, _sauceda_, de sauces, etc. [235] _Madrugada_, viene de _madrugar_ y lo mismo _madrugador_, _madruguero_, _madrugón_. La frase ó modo adverbial que se usa generalmente es: _De madrugada._ [236] Véase _Apéndice_, pág. 204. [237] _Bravo_ por _orgulloso_. De _bravo_ se derivan: _bravata_, _braveador_, _bravear_, _braveza_, _bravio_, _bravonel_, _bravucón_, _bravura_, _desbravar_ y _embravecer_. [238] Hay un refrán que dice: _Al que de ajeno se viste en la calle lo desnudan._ [239] _Dejáis_, segunda persona de plural. Inmediatamente emplea la segunda de singular, tuteándole. Es una incorrección. [240] _Tragaderas_, facilidad de tragar; en el mismo sentido hay _absolvederas_, _creederas_, _despachaderas_, etc. [241] _Capitán_ viene del latín _cápite_, cabeza. De _capitán_ se derivan: _capitana_, _capitanear_, _capitanía_. SINÓN.: _Caudillo_, _jefe_. [242] _Ellas_ es una redundancia, un ripio para llenar el verso y formar asonancia. [243] _Reinante_, p. a. de _reinar_. La mayor parte de estos participios son verdaderos adjetivos, como: _amante_, _entrante_, _saliente_, _litigante_, _transeunte_, etc. [244] _Todo boca._ Se diría mejor _toda boca_. El adjetivo _todo_ debe concertar con el substantivo á quien califica. Ej.: _Toda Roma; es un hombre todo bondad._ [245] _Cienojos_, compuesto formado por el autor; tiene analogía con _cienpiés_. [246] _Seor_, anticuado por _señor_. [247] En otros términos: _El ojo del amo engorda al caballo._ [248] Recuérdense los refranes: _De hora en hora Dios mejora sus horas; No hay mal ni bien que cien años dure._ [249] _Encumbrado_ se usa generalmente en sentido figurado por _elevado_. [250] _Mesmo_ es vulgar y anticuado; se dice _mismo_. [251] _Caudaloso_, se deriva de _caudal_; se dice de ríos y manantiales. De un hombre rico se dice que es _acaudalado_. [252] _Desacuerdo._ Generalmente significa: _desavenencia_, _falta de acuerdo_. Aquí significa: _error_. [253] Dice el refrán: _Del agua mansa me libre Dios; que de la brava me libraré yo._ [254] _Achacoso_, viene de _achaque_. SINÓN. _doliente_, _enfermizo_. [255] _Al rey_ por _ante el rey_. [256] _Quizá_ ó _quizás_. [257] _Gentes._ El uso del plural es un galicismo que se oye con frecuencia. Debe decirse: _gente de paz_, _gente de orden_, etc. Sólo se usa el plural en las frases: _don de gentes_, _derecho de gentes_ y _el Apóstol de las gentes_ (por San Pablo). [258] _Palaciego._ Es terminación poco común en castellano. No pasan de 23 los adjetivos así terminados. Entre ellos la mayor parte significan condición, ocupación, calidad, como: _piariego_, _vinariego_, _alíjariego_, _asperiego_, _palaciego_, etc. y dos, afición desmedida á algo: _mujeriego_, _paniego_. Sólo la palabra _pasiego_ indica localidad. [259] Véase la nota 3, pág. 95. [260] _Roepán_, Véase nota 3, pág. 22. [261] _Cacique_, voz indígena de la América, _jefe de indios_. Hoy se aplica generalmente al jefe de un bando político en un pueblo. [262] _Ratona_, Véase la nota 2, pág. 69. Significa sólo la hembra del _ratón_. [263] Se dice: _En calzas bermejas ó prietas._ [264] _Haciendo el muerto._ Según la Academia, en la última edición del Diccionario (1899) esta forma es incorrecta. Puede decirse: _hacer del muerto_, _hacerse el muerto_, y _hacerse muerto_, pero no _hacer el muerto_. [265] Una de las acepciones de la palabra _gato_ es la de: _bolso_ ó _talego en que se guarda el dinero_. [266] _Patarata._ SYNON.: _Bagatela_, _frusería_, _nonada_. [267] _Curandero._ Las palabras terminadas en _ero_ suelen indicar oficio, ocupación: _carnicero_, _pajarero_, etc. Véase además la nota 2, pág. 32. [268] _Expiró._ En ciertas ediciones se lee _espiró_, lo cual es un disparate, pues _espirar_ significa: exhalar buen ó mal olor, alentar, soplar el viento blandamente, etc., pero nunca morir. [269] _Estío._ La palabra más usual es _verano. Estío_ es más bien palabra poética. De _estío_ se derivan: _estiaje_, _estival_ y _estivo_. [270] _Ejercicios_: es término impropio hablando de trabajos agrícolas. [271] _Á mayor_, en vez de: _para mayor_. [272] _Preso el pez._ Es impropio, pues el _pez_ no tiene _concha_. [273] Véase _Apéndice_, pág. 202. [274] _Grande piel_, está empleado por licencia poética. En lenguaje ordinario se apocopa delante del substantivo en singular y, se dice: _gran piel_. [275] _Al contorno_, es un galicismo. Debe decirse: _por los contornos_. También se usa la frase _en contorno_ en el sentido de: _alrededor_. [276] _Pedro Fernández_, indica aquí un nombre indeterminado, un _Don Nadie_ (como se dice vulgarmente), que quiere darse importancia. [277] _Á vueltas del_, etc. Hay una transposición, por causa de la rima. Debería decir: Que le han de ver la punta de la oreja Á vueltas del vestido y del sombrero. [278] _Érase_, es la palabra con que generalmente empiezan los cuentos. [279] _Abrióla_, incorr. por _abrióle_, por ser aquí el pron. dativo ó complemento indirecto. Véase la nota 1, pág. 36. [280] _Sin calzones._ En lenguaje ordinario se expresa la misma idea con las frases: _sin camisa_, _en cueros_. [281] _Como el soguero._ Véase la nota, 2, pág. 32. Es error antiguo el suponer que los cangrejos andan hacia atrás. [282] _Garras á la obra._ La frase corriente es: _manos á la obra_. [283] _Documentos_ por _enseñanzas_. [284] _Maestra_, en este caso, forma sólo dos sílabas, en virtud de la figura sinéresis que reúne en una sola las dos sílabas _ma-es_. [285] _Agostados_, p. p. de _agostar_ y adjetivo. Se deriva de _agosto_, y lo mismo _agostadero_, _agostador_, _agostamiento_, _agostizo_ y _agostero_. SINÓN.: _Marchito_, _seco_. [286] _La agua_, en vez de: _el agua_, por licencia poética. [287] _Tenga usted... Vaya que estáis..._ Es incorrecto usar tan pronto la segunda persona como la tercera, hablando del mismo sujeto. [288] _Fénix_, cosa rara, sin ejemplo. Así Lope de Vega le llamaban _el Fénix de los ingenios_. (V. el VOCABULARIO.) [289] _Haberlo preso_, licencia poética, por _haberlo cogido_. Los participios irregulares _preso_, _bendito_, _absorto_, y otros son verdaderos adjetivos y no se emplean como participios, excepto _frito_, pues se dice: _ha freído ó ha frito_. [290] _Picarón_, aumentativo de _pícaro_; también se emplea el doble aumentativo _picaronazo_. [291] _Aquí fué._ El adverbio de lugar _aquí_ está empleado como adverbio de tiempo. [292] _Juan Regaña_, nombre inventado por el autor. [293] _Suceso_, por _apuro_, _lance_, _trance_. [294] Recuérdese el refrán: _Á Dios rogando y con el mazo dando._ [295] _La agua._ Véase la nota 1, pág. 112. [296] _Serrallo_, lugar en que los musulmanes encierran á sus mujeres. SINÓN.: _Harén._ [297] En muchas ediciones se lee: _Sirva también_ EL _ejemplo_..., etc., con lo cual queda destruido el verso. [298] _La decía._ Véase la nota 1, pág. 36. [299] _Bella persona_, galicismo por _buena presencia_. [300] _Zagalejo._ En este caso no es diminutivo de _zagal_. SINÓN.: _Guardapiés._ [301] _Abrenuncio_, voz tomada del ritual del bautismo: significa _renuncio á_. La Academia escribe _Abrenuntio_. [302] Véase otra versión de la misma fábula, _Apéndice_, pág. 203. [303] Lo mismo que indican los refranes: _La cabra siempre tira al monte_, y _Genio y figura hasta la sepultura_. [304] _Dícela_, incorr. por _dícele_. Véase nota 1, pág. 36. [305] Por eso dice el refrán: _Mal ajeno de pelo cuelga._ [306] _Arroz y gallo muerto_, expr. fam. con que se pondera lo abundante y opíparo de un banquete, comida, etc. Se usa con los verbos _haber_ ó _tener_. [307] _Dejadme... podrás..._ Véase lo dicho en la nota 1, pág. 131. [308] Hoy se dice mejor _hallábase_. [309] _Matalobos._ Véase la nota 2, pág. 22. [310] _Que por el aire ciento._ Véase la nota 2, pág. 47. [311] _Celemín_, antigua medida de Castilla, equivalente á cuatro cuartillos ó sea á 4 litros y 625 mililitros. [312] _Jumento._ Véase la nota 1, pág. 66. [313] _Cuero._ SINÓN.: _Pellejo_, _piel_. [314] También hay otro refrán que dice: _Hombre apercibido, medio combatido._ [315] _De puro_, m. adv. y también _á puro_. [316] _Hambrienta_ (que tiene hambre) está mal aplicado á la situación. [317] _Pues la necesidad todo lo inventa..._ Dice el refrán: _Más discurre un hambriento que cien letrados._ [318] _Panza._ SINÓN: _Andorga_, _bandullo_, _barriga_, _tripa_, _vientre_, y _abdomen_ (término científico). [319] _Reparar_, observar, mirar con atención. De aquí viene _reparón_, _reparona_, que mira mucho, que se fija en todo. [320] Recuérdese el refrán que dice: _Más vale comer grama y abrojo que traer capirote en el ojo._ [321] Fray Luis de León ha dicho: Dichoso el humilde estado Del sabio que se retira De aqueste mundo malvado, Y con pobre mesa y casa En el campo deleitoso Con sólo Dios se compasa, Y á solas la vida pasa _Ni envidiado ni envidioso_. [322] _Á su tranquila vida._ Sobra la proposición á, que sólo se pone delante de los complementos de persona. [323] _¿Has tú medido? Tú_ es palabra inútil. Además entre el verbo auxiliar y el participio no se interpone nada. [324] _Doblez_, significando _disimulo_, _falsía_, aunque, según la Academia, es ambiguo, se usa más como femenino. [325] _Nupcial_, relativo á las bodas, no es muy propio aquí, y sólo se explica por la necesidad del verso. La palabra propia sería: _conyugal_. [326] _Sábete_, hispanismo para _has de saber_ ó _ten por sabido_. Se dice con frecuencia _me sé la lección_; _eso me lo sé de memoria_. La Academia no menciona esta forma en el verbo _saber_; pero incluye la frase: _Sabérselo todo._ [327] El substantivo _fantasma_ sólo es femenino cuando significa: _espantajo para la gente sencilla_. [328] El Evangelio dice: _Donde está tu tesoro, allí está tu corazón._ [329] _Enarbolado_ se dice de una _bandera_, _estandarte_, etc., pero no de un puñal. [330] La filosofía popular dice: _Poderoso caballero es Don Dinero_; _El dinero hace al hombre entero_; _Quien tiene dineros pinta panderos_; _Dineros son calidad_. [331] Se dice _animal carnívoro_ (que devora carne), _hombre carnívoro_, pero no _matanza carnívora_. [332] _Pergamino_, viene de la ciudad de Pérgamo, donde se empezaron á preparar las pieles de cordero para escribir en ellas. En plural _pergaminos_ significa lo mismo que títulos ó ejecutoria de nobleza. [333] _Madruguera_ es anticuado; hoy se dice _madrugador_, _ra_. Véase la nota 1. pág. 94. [334] _Pollito_, dimin. de _pollo_, lo mismo que _pollico_, _polluelo_. También se da hoy el nombre de _pollo_ y _pollito_ á un adolescente. Para los demás derivados, véase la nota 2, pág. 20. [335] _Patán._ SINÓN.: _Rústico_, _zafio_, _grosero_. [336] _Otero_, cerro que domina un llano. _Se_ deriva de _otear_, verbo muy antiguo usado ya por el Arcipreste de Hita: Toda mujer que mucho _otea_ y es risueña... SINÓN.: _Alcor_, _collado_. [337] _Polluelo._ Véase la nota 2, pág. 20, y la nota 1, pág. 135. [338] _Navidades_, por años. También se emplea la palabra _abriles_, hablando de jóvenes. [339] _¡Aquí fué Troya!_ fr. con que se indica un gran desastre, un acontecimiento funesto. El adverbio de lugar _aquí_ está usado como adverbio de tiempo. [340] _Instrumento_ por _escritura_, _documento judicial_. [341] _Doblones._ El _doblón_ valía, á partir del siglo XVII, cuatro duros. Hubo diversas especies de doblones. Forma esta palabra la frase _escupir doblones_, hacer ostentación de riqueza. [342] _Ochavo._ Véase nota 3, pág. 81. [343] El _camello_, por su sobriedad y resistencia, es la providencia de los que viajan por los desiertos africanos. [344] _Con perdón._ Se usa esta fórmula cortés, cuando se cita alguna palabra ó cosa desagradables, malsonantes, etc. [345] _Menudo._ Despojos de los cuadrúpedos y también de las aves; pero en este caso se dice mejor: _menudillos_. [346] _Esa pintada fiera._ Se refiere al tigre, por las manchas que adornan su piel. [347] _Ministro de Estado_, es el encargado de las relaciones de una nación con las demás potencias. [348] _Peste_, enfermedad terrible y contagiosa, que es hoy ventajosamente combatida merced al suero descubierto por el Dr. Yersin, del Instituto Pasteur. Para los derivados de _peste_, véase la nota 3, pág. 62. [349] Es curioso observar que casi todos los escritores y poetas de nuestro siglo de oro, y posteriores han ridiculizado á los médicos. No han sido mejor tratados en Francia, como lo demuestran, para no citar otros, las obras de Molière y Voltaire. Véase la nota 2, pág. [350] _Lazarillo_, véase la nota 1, pág. 24. [351] _Al furor de_, en vez de _por el furor de_... [352] _Cacareo_, derivado de _cacarear_. En el mismo caso están: _gorgeo_, _tarareo_, _espurreo_, etc. [353] _Á todo trapo._ Es frase tomada de la marina y significa lo mismo que _á toda vela_. [354] _Gazapo_, conejo nuevo. Generalmente existe una palabra especial para designar los pequeñuelos ó individuos jóvenes de las especies animales. Ej.: _lebrato_, _cachorro_, _osezno_, _lobato_ y _lobezno_, etc. [355] La terminación _ero_, aplicada á cosas, según hemos dicho en la nota 2, pág. 32, indica su destino ó empleo, como _cenicero_, _azucarero_, _cucharero_, _florero_, etc. También es común en este caso la terminación _era_, como _cokera_, _vinajera_, _salsera_, _vidriera_, etc. [356] _Yacer_, verbo irregular, hace en el presente de indicativo, _yazgo_, pero también se encuentra la forma _yago_. [357] _Algún momento_ obedece á la fuerza del consonante. Más propia sería la expresión _algún tiempo_. [358] _Patraña._ SINÓN.: _Bola_, _filfa_, _infundio_, _invención_, _mentira_. [359] _Clori_, nombre de capricho, usado en poesía, como _Flérida_, _Nise_, _Tirsis_, etc. [360] _Pobrecita_, dim. de _pobre_. Véase la nota 2, pág. 68. [361] En muchas ediciones se lee: _Para labrar su corona_, con lo cual se destruye el verso. [362] _Pájara_ es el femenino de _pájaro_ y no está bien usado como adjetivo. [363] _La_ en lugar de _le_. Véase nota 1, pág. 36. [364] _Esopo_ era oriundo de Frigia. [365] _Grande._ Véase la nota 2, pág. 108. [366] _Faleriano_, natural de _Falera_. Aunque de formación regular, no está en el Diccionario de la Academia. [367] _Arconte._ Algunos autores usan la forma incorrecta _arconta_. [368] _Trinchante._ Según la Academia, el que corta y separa las piezas de la vianda en la mesa. [369] _Arte cisoria_, ó arte de trinchar. [370] _Utrum_, palabra latina, usada en la dialéctica; significa: si acaso ó por ventura. [371] _Batería de cocina._ La _batería de cocina_ sólo comprende los utensilios de metal y no las vasijas de barro, loza, etc. [372] _Alcalde de montera_ ó _de monterilla_, alcalde de un pueblo pequeño. [373] _Recetor_, y mejor _receptor_, escribano comisionado por un tribunal para recibir pruebas y para otros actos judiciales. [374] _Cosas tales_, expresión poco correcta pues _tal_ exige en seguida uno de los correlativos _cual_, _como_, _que_. [375] _El del vecino._ Véase la nota 2 pág. 81. [376] No se dice _matarse_ en sino _matarse por_. [377] _Sedienta._ Las terminaciones ó sufijos _ento_, _enta_ indican generalmente matiz predominante, como _ceniciento_, _sanguinolento_, _amarillento_; composición ó carácter distintivo, como _grunujiento_, _pulverulento_; intensidad, como _sangriento_, _avariento_, _polvoriento_, _sediento_, etc. [378] _Pavón_ ó _pavo real_. [379] _Petimetre_, del francés _petit-maître_, pequeño señor, señorito. SINÓN.: _Currutaco_, _lechuguino_, _paquete_, _dandy_, _gomoso_, _silbante_. [380] _Ni en descuido._ Es régimen incorrecto en vez de: _ni por descuido_. [381] _Remarcable_, notable. Es galicismo usado de intento é irónicamente por el autor. [382] _Moscovita_, habitante de Moscú. Aquí está usado por _ruso_. [383] _De su tono_, no es propio; debería decir _por su sonido_. [384] _Barbilampiño._ En sentido análogo tenemos: _barbilucio_, _barbitaheño_, _barbiponiente_, _pelinegro_, _pelirrojo_, etc. Es pues error craso emplear otra desinencia, en los compuestos, diciendo, por ejemplo, á la francesa, _labiodental_ por _labidental_. [385] _Al sacro templo_, licencia poética por _en el sacro templo_. [386] _Á tu bien._ Sobra la preposición _á_ en este caso. Véase nota 2, pág. 128. [387] _Reliquias por restos._ Hay en nuestra lengua una palabra, poco conocida, _pecio_ (fragmento de una nave náufraga) equivalente, como se ve al francés _épave_, que muchos juzgan intraducible. [388] _Asilo_ está impropiamente empleado por _auxilio_, _socorro_. [389] _Persuadido á._ Sería mejor _persuadido de que_. [390] Las _escamosas gentes_. No es muy propio decir _las gentes_ hablando de los peces. Pudiera pasar en singular pues ya dijo el autor en otra ocasión: _la pájara gente_. El uso del plural _gentes_ es un galicismo. Véase la nota 3, pág. 101. [391] _Al Filósofo maza_, por _filósofo pesado, fastidioso_. [392] _Aquel instante_, licencia poética por _en aquel instante_. [393] _Se le ausenta._ Puede pasar sólo con licencia. Se dice: _se le escapa, se le escabulle_; pero no: _se le desaparece_ ni _se le ausenta_. [394] Es decir: _el sol_. [395] _Cuevas_ no es la verdadera palabra. Debería decirse _vivares_, _madrigueras_ y aun _conejeras_. [396] _La_ incorr. Véase nota 1, pág. 36. [397] _La._ Véase nota 1, pág. 36. [398] _La._ Véase nota 1, pág. 36. [399] _Con su pluma._ Sabido es que, hasta hace algunos años, se escribía con pluma de ave. El uso de la pluma de acero es moderno. La pluma de acero fué inventada en 1803 por el inglés Wise. Los franceses atribuyen esta invención á un mecánico francés llamado Arnoux, acerca del cual no hemos encontrado datos. [400] _Charló_ está empleado impropiamente. _Charlar_ significa _hablar mucho y sin substancia_ ó _por pasatiempo_. SINÓN.: _Garlar_, _garrulear_. [401] Véase nota 2, pág. 83. [402] El fabulista Miguel A. Príncipe tiene también una graciosa fábula por el mismo estilo. [403] _Avechucho_, desp. de _ave_. [404] _Pájaro._ Es término impropio, aplicado al _murciélago_. [405] _Pintadas flores._ Véase la nota 2, pág. 141. [406] Campoamor narra con una pincelada las transformaciones de los insectos, en su poema _Los buenos y los sabios_: Pues siempre, como ley de la existencia, Las cosas sucediéndose á las cosas. Las flores crían granos, Los granos van á rosas. _Las larvas se convierten en gusanos. Los gusanos se vuelven mariposas._ [407] _hilanderos._ Debería decir _hilanderas_. Véase, respecto á la terminación _ero_, la nota 2, pág. 32. [408] El refrán dice: _Quien tiene tejado de vidrio, no tire piedras al de su vecino_. [409] _Titiritero_. SINÓN.: _Titerero_, _titerista_, _saltabanco_, _saltimbanco_, _saltimbanqui_, _volatín_, _volatinero_. [410] _Abate_, galic. muy usado en tiempo del autor para indicar un _clérigo galante ó cortesano_. Vargas Ponce, en _la Proclama del Solterón_ dice: Primo no tenga capitán ni _abate_. [411] Terminación _ero_. Véase nota 2, pág. 32. [412] _La demanda._ En este caso demanda significa: la tablilla ó imagen con que piden limosna los santeros. [413] _Los polvos de la madre Celestina_, expr. fig. Modo secreto y maravilloso con que se hace algo. V. VOCABULARIO. [414] _Los perros y los gatos..._ Tan poco usual es esto que se emplea la frase: _Andar como perros y gatos_ para indicar el aborrecimiento que se tienen ciertas personas. [415] _Compadre_, por _amigo_, _camarada_. [416] Palabra latina usada para significar _cerca_, _sobre poco más ó menos_. [417] _Gentes._ Véase la nota 3, pág. 101. [418] Ud., abreviatura de Usted. También se emplea la abreviatura V., pero es un error escribir Vd. [419] _Estuche_, caja ó bolsa para guardar varios objetos (joyas, instrumentos, etc.). Aquí está en sentido figurado. [420] _Cosquilloso._ Se usan más los sinónimos _cojijoso_ y _quisquilloso_, especialmente el ultimo. [421] También se dice: _por su bella cara_. [422] Véase la nota 2, pág. 158. [423] _Gatazo._ _Gato_ no admite otro aumentativo. DERIV.: los dim. _gatera_, _gatillo_, _gatito_, _gatuelo_ y las palabras: _gatesco_, _gatuno_, _engatusar_. [424] _Les_ corresponde al régimen indirecto. Aquí debe decir _los_. [425] _Orfeo._ Conocido es el famoso epigrama: Al infierno el _tracio Orfeo_ Su mujer bajó á buscar, Que no pudo á peor lugar Llevarle su mal deseo. [426] _Bato_, _Batilo_, etc., son nombres usados en la poesía pastoril. También sirven como de mote á los poetas que forman parte de los _Árcades de Roma_. Meléndez es conocido por _Batilo_. [427] _Descendían_ no es muy propio. Sería preferible _bajaban_. [428] _Infelice_ por _infeliz_, en virtud de la figura paragoge. [429] _¿Le das tan buena cuenta?_ Se sobreentiende: _de tu persona_. La frase corriente es: _dar uno buena_, ó _mala cuenta de su persona_. [430] _Ni algún otro_, por _ni ningún otro_. [431] _Gran detalle._ Galicismo usado irónicamente por el autor. [432] _Remarcable._ Véase nota 4, pág. 158. [433] _Choclos_ ó _chanclos_. SINÓN.: _Almadreñas_, _madreñas_, _zuecos_. [434] La verdadera acepción de _soto_ es la de _arboleda junto á un río_, pero también se emplea como sinónimo de _monte_. [435] La _chinela_ ó _chapín_ era una especie de _chanclo_ con planta de corcho. [436] _Cabricida_, del lat. _capra_ y _cædo_ (que mata cabras); es palabra formada á imitación de _homicida_. [437] _Sombrerete_, dim. de _sombrero_. Hoy se usan _sombrerito_ y _sombrerillo_ y más corrientemente _sombrero_ [438] Véase nota 1, pág. 36. [439] Recuérdense los graciosos versos de Quevedo, acerca de la vieja que arrojó el espejillo por encontrarse muy fea: Señoras, si aquesto mismo Os llegare á suceder, Arrojar la cara importa, Que el espejo no hay por qué. [440] _Marmitón_, derivado de _marmita_. Se llama también _galopín de cocina_, _pinche_ y hasta _catasalsas_. Este último no lo tiene la Academia, y parece galicismo formado del francés _gâte-sauce_. [441] Hoy se dice mejor _buharda_ y _buhardilla_. [442] Véase nota 1, pág. 23. Ciertos derivados en uno, como _chotuno_, _perruno_, _gatuno_, etc., suelen aplicarse al olor fuerte y desagradable de estos animales. [443] _Parlero_. Algunas veces la terminación ó sufijo ero significa carácter ó calidad predominantes como _chacharero_, que habla mucho y sin substancia; _pinturero_, que es muy dado á pintarla; _jaranero_, muy amigo de jaranas; _parlero_, que habla, ó canta mucho. Esto último se dice de las aves. Véase además la nota 2, pág. 32. [444] _Cuando daba_, y mejor _mientras daba_. [445] _Dormía._ Sería más correcto: _mientras que yo durmiera_. [446] Véase nota 3, pág. 174. [447] Palabra formada caprichosamente, del mismo modo que existen: _guardalodo_, _guardabarrera_, _guardamontes_, etc. [448] _Á penitencia._ Se dice más correctamente: _en penitencia_. [449] _Pobrecito_, dim. de _pobre_. Véase la nota 2, pág. 68. [450] _Con que sea_... no os la forma propia. Debe decirse: _Aunque sea_. [451] _Salicio_, nombre pastoril y poético. Garcilaso dice: El dulce lamentar de dos pastores _Salicio_ juntamente y Nemoroso. [452] Se dice también _Hacerse pedazos_, y en Andalucía: _hacerse tiestos_. [453] _Charladora._ SINÓN.: _parlera_, _gárrula_. [454] _La incorr._ Véase nota 1. pág. 36. [455] _Folías_, aire y baile españoles antiguos. [456] _Villano_, antiguo baile español. [457] _Iba yo cazando..._ Cuando se trata de una acción continuada, es muy común el uso del gerundio con los verbos _andar_, _estar_, _ir_, _venir_, etc. Véase además el ejemplo siguiente: _Iba cogiendo_ flores Y _guardando_ en la falda, Mi ninfa para hacer una guirnalda. (LUIS MARTÍN.) [458] _Pastorela_ es sonido ó música alegre propia de pastores. Así, se llama á la misa de Navidad ó del gallo, _misa de pastorela_. Aquí está empleado en el sentido de poesía pastoril. [459] Véase la nota 1, pág. 119 [460] Véase la nota 1, pág. 176. [461] _Rabadán_, sinónimo de _mayoral_. Hay un refrán que dice: _Junta de rabadanes_, _oveja muerta_. [462] Son palabras de las églogas de Virgilio. [463] _Sin chistar más palabra_ no es correcto, pues _chistar_ es verbo neutro y no admite complemento. [464] _Solemne loco._ Se dice también un _solemne tonto_, y _tonto_ ó _loco rematado_. Se dice en sentido análogo _pobre de solemnidad_. [465] _Catar_, lo mismo que _probar_, _gustar_. Los que venden melones, los suelen dar _á cata y cala_. De _catar_ vienen _catadura_, _acatamiento_, _percatarse_, etc. [466] _Aguijón_ viene de _aguijar_ y de él se forman: _aguijonazo_, _aguijoneador_ y _aguijonear_. [467] _Civil_, en este caso significa _cortés_. De _civil_ vienen _civilidad_, _civilización_, _civilizar_, _incivil_. [468] _Las gentes._ Véase la nota 3, pág. 101. [469] _Se le comió._ Hoy se diría mejor _se lo comió_. _Le_ se emplea de preferencia con las personas y _lo_ con las cosas. [470] Se dice generalmente _en campo raso_, _dormir al raso_, _soldado raso_. De _raso_ vienen _enrasar_, _rasero_, etc. [471] _Ante diem_, loc. lat. que significa antes del día. [472] Buffón en la _Historia natural_, artículo del ELEFANTE, llama así á la trompa de este animal. (Nota del Autor.) [473] _Un castillo..._ La primera vez que Pirro luchó con los romanos, éstos quedaron asombrados á la vista de los elefantes que llevaban encima torres llenas de guerreros. [474] _No sólo_, en este caso, es incorrecto, pues exige, en el segundo miembro de la frase, el correlativo _sino también_, ó por lo menos, _sino_. [475] _Por mi gordo coleto... Coleto_ era una prenda antigua, especie de jubón de cuero. Aquí está empleado por metáfora. En sentido figurado suele aplicarse al cuerpo del hombre; de aquí la frase: _Echarse algo al coleto_. [476] _Por el aire._ En efecto, el _toro_ es tan valiente que no retrocede ante el león ni ante ningún otro animal. [477] _Hierbas._ Antiguamente se escribía con más frecuencia _yerba_; hoy la Academia recomienda la forma _hierba_; de _hierba_ se derivan _herbario_, _herbolario_, etc. [478] En muchas ediciones se encuentra escrito sin _h_. [479] Véase la nota 6, pág. 173. [480] _Picote_ aum. de _pico_; sus dim. son _piquillo_ y _piquito_; de pico vienen _picar_, _picotear_, _picotero_. [481] _Á Dios._ Véase la nota 8, pág. 40. [482] _Se paraba._ Se dice _pararse en razones_ y también: _no pararse en barras, no pararse en pelillos_. [483] _De quien hablaba._ Por eso dice uno de nuestros antiguos refranes: _Quien no aprieta en vallejo no aprieta en concejo_. Véase además la nota 1, pág. 132. *** END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK FÁBULAS *** Updated editions will replace the previous one—the old editions will be renamed. Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright law means that no one owns a United States copyright in these works, so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the United States without permission and without paying copyright royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part of this license, apply to copying and distributing Project Gutenberg™ electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG™ concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark, and may not be used if you charge for an eBook, except by following the terms of the trademark license, including paying royalties for use of the Project Gutenberg trademark. If you do not charge anything for copies of this eBook, complying with the trademark license is very easy. 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