The Project Gutenberg eBook of Lira Póstuma This ebook is for the use of anyone anywhere in the United States and most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this ebook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you will have to check the laws of the country where you are located before using this eBook. Title: Lira Póstuma Author: Rubén Darío Illustrator: Enrique Ochoa Release date: January 2, 2017 [eBook #53867] Language: Spanish Credits: Produced by Carlos Colón, Josep Cols Canals and the Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This file was produced from images generously made available by The Internet Archive/Canadian Libraries) *** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK LIRA PÓSTUMA *** Produced by Carlos Colón, Josep Cols Canals and the Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This file was produced from images generously made available by The Internet Archive/Canadian Libraries) Nota del Transcriptor: Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original. Errores obvios de imprenta han sido corregidos. Páginas en blanco han sido eliminadas. Letras itálicas son denotadas con _líneas_. Las versalitas (letras mayúsculas de tamaño igual a las minúsculas) han sido sustituidas por letras mayúsculas de tamaño normal. [Ilustración: LIRA PÓSTUMA] [Ilustración: Rubén Darío LIRA PÓSTUMA ILUSTRACIONES DE OCHOA] [Ilustración] ES PROPIEDAD [Ilustración: LIRA PÓSTUMA] RUBÉN DARIO LIRA PÓSTUMA [Ilustración] VOLUMEN XXI DE LAS OBRAS COMPLETAS ADMINISTRACIÓN EDITORIAL «MUNDO LATINO» MADRID [Ilustración] «PAX» EN sangre y en llanto está la tierra antigua. La Muerte cautelosa, o abrasante o ambigua pasa sobre las huellas del Cristo de pies sonrosados que regó lágrimas y estrellas. La humanidad, inquieta, ve la muerte de un papa y el nacer de un cometa como en el año mil. Y ve una nueva torre de Babel desmoronarse en hoguera cruel al estampido del cañón y del fusil. «¡Matribus detestata!» Madre negra a quien el ronco ruido alegra de los leones: Palas, odiosa a las dulces mejillas, puesto que das las flechas y las balas; abominada seas por los corrientes siglos y fugaces edades, porque a pesar de todo, tus fuertes potestades sucumbirán al trueno de oro de las ideas. Amontonad bibliotecas, poblad las pinacotecas con los prodigios del pincel y del buril y del cincel. Hace la evocación de Homero, Vinci, Dante para que vean el espectáculo cruel desde el principio hasta el fin: ¡La quijada del rumiante en la mano de Caín sobre la frente de Abel!... * * * * * Se grita: ¡Guerra Santa! acercando el puñal a la garganta, o sacando la espada de la vaina; y en el nombre de Dios, casas de Dios en Reims y Lovaina ¡las derrumba el obús 42!... ¡No, Reyes! Que la guerra es infernal es cierto; cierto que duerme un lobo en el alma fatal del adanida; mas también Jesucristo no está muerto. ¡Y contra el homicidio, el odio, el robo, el es la Luz, el Camino y la Vida!... * * * * * ¡Emperadores! ¡Reyes! ¡Presidentes! la hora llegará de la Aurora. Pasarán las visiones de Durero; pasarán de Callot los lansquenetes, los horrores de Goya, el visionario, en la memoria amarga de la tierra. Pasará de la guerra el tigre fiero, se olvidarán obuses y mosquetes, y ante la sacra sangre del Calvario se acabarán las sangres de la guerra. [Ilustración: Pájaros de las islas, ¡oh pájaros marinos! vuestros revuelos, con ser dicha de mis ojos, son problemas divinos de mi meditación.] PÁJAROS DE LAS ISLAS..... PÁJAROS de las islas, en vuestra concurrencia hay una voluntad, hay un arte secreto y una divina ciencia, gracia de eternidad. Vuestras evoluciones, academia expresiva, signos sobre el azur, riegan a Oriente ensueño, a Occidente ansia viva, paz a Norte y a Sur. La gloria de las rosas y el candor de los lirios a vuestros ojos son, y a vuestras alas líricas son las brisas de Ulises, los vientos de Jasón. Almas dulces y herméticas que al eterno problema sois en cifra veloz lo mismo que la roca, el huracán, la gema, el iris y la voz. Pájaros de las islas, ¡oh pájaros marinos! vuestros revuelos, con ser dicha de mis ojos, son problemas divinos de mi meditación. Y con las alas puras de mi deseo abiertas hacia la inmensidad, imito vuestros giros en busca de las puertas de la única Verdad. A UNA COLOMBIANA SABE: más de una amorosa Rosa ante tu frente risueña sueña. Dando su amable doctrina trina el ruiseñor ante ti, y el que se acerca a tu llama ama. LA VIDA Y LA MUERTE QUIÉN nos brinda la urna henchida? ¿Quién nos da la estrella escondida? ¿Quién le da sangre al Panida? La Vida. ¿Quién la copa fragante vierte? ¿Quién detiene el paso a la suerte? ¿Quién a la Esperanza pervierte? La Muerte. PORTEÑA AYER el pavimento sonoro de Florida sintió trotar el tronco de potros de Inglaterra que arrastran la victoria donde al amor convida la faz de la morocha más linda de esta tierra. El coche se perdía camino de Palermo, cuando miré a mi lado, sentada en su cupé, a una divina rubia que, como un niño enfermo, tenía triste y pálida su faz de rosa te. De esta visión porteña quedó en mi mente escrita la página vibrante que es hoy una canción a tus azules ojos, celeste Margarita, a tus miradas negras, hermana de Mignon! TRISTE, MUY TRISTEMENTE... UN día estaba yo triste, muy tristemente viendo cómo caía el agua de una fuente; era la noche dulce y argentina. Lloraba la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba la noche. Y el crepúsculo en su suave amatista, diluía la lágrima de un misterioso artista. Y ese artista era yo, misterioso y gimiente, que mezclaba mi alma al chorro de la fuente. [Ilustración: es un ritmo de onda de mar.] OH, miseria de toda lucha por lo finito! es como el ala de la mariposa nuestro brazo que deja el pensamiento escrito. Nuestra infancia vale la rosa, el relámpago nuestro mirar, y el ritmo que en el pecho nuestro corazón mueve, es un ritmo de onda de mar, o un caer de copo de nieve, o el del cantar del ruiseñor, que dura lo que dura el perfumar de su hermana la flor. ¡Oh, miseria de toda lucha por lo finito! el alma que se advierte sencilla y mira claramente la gracia pura de la luz cara a cara, como el botón de rosa, como la coccinela, esa alma es la que al fondo del infinito vuela. El alma que ha olvidado la admiración, que sufre en la melancolía agria, olorosa a azufre, de envidiar malamente y duramente, anida en un nido de topos. Es manca. Está tullida. ¡Oh, miseria de toda lucha por lo finito! ALBUM _A Regina Alcalde de Zafra._ CORRE, Atalanta, corre, y tu rosas al viento dejen de su perfume la embriagadora estela; corre, Atalanta, corre, vuela, Atalanta, vuela veloz como el relámpago o como el pensamiento. Deja atrás las montañas pintorescas, en donde Diana y sus ninfas hermosas, al triunfo de la lírica mañana, se coronan de rosas frescas. Y cuando hayas dejado el terrestre elemento, vuela sobre la mar como las golondrinas, y bajo las estrellas que en su azul firmamento se coronan de rosas diamantinas. Y en lo azul infinito, detén tu raudo empeño cuando llegues a la isla en donde mora una princesa que un día vió un Simbad del Ensueño que se guió por la huella del carro de la Aurora. ¡Atalanta, alma mía! ¡Alma mía, Atalanta! Es allí donde eternamente canta su noche un ruiseñor, una alondra su día. Hay un jardín y en el jardín hay una fuente donde se abrevan pavorreales del Sol y cisnes de la Luna. Limoneros fragantes sus azahares nievan y regula las horas una invisible lira. Y en un palacio de oro maravilloso mira a la bella señora que nostálgica mora; y dile de mi parte si ha llegado la hora que mi espíritu anhela... Y si dice que sí, ven al momento. Corre, Atalanta, corre, vuela, alma mía, vuela veloz como el relámpago y como el pensamiento... MARÍA SOL y solera sabía que tenía esta María foco de miel ilusiones pero lo que a otro poeta espero es el fiero querer de los corazones. Todo está lleno del día María. La voz de un clarin va allá para decirte de amor y de dolor y para seguir tu suerte ¡hasta la muerte! ¡María! Aún encuentro todavía una expresión que te da mi corazón que saca de su pensar pesar que saca del sentimiento viento. No, ya no siento ni amo, mas acepta lo que ofrezco fresco atado en mi fresco ramo ¡amo! [Ilustración: para tus mujeres huríes,] A LA REPUBLICA DOMINICANA I OLOR a nardos y olor a rosa, lo que adivino, lo que distingo, el sol, los pájaros, la mariposa, Santo Domingo, Santo Domingo. Yo te adivino, yo te distingo lo que algún día me puedas ser, Santo Domingo, Santo Domingo, que yo algún día te pueda ver. Dios permitiera que yo algún día llegara a costas que bellas son, por sus historias, su melodía, sus entusiasmos y su Colón. * * * * * ¡Oh República Dominicana! Tú que debieras estar, como una Virgen en su altar, en toda patria americana; Tú, que eres la sublime hermana que nos dió nuestro despertar, mereces la voz soberana: ¡Toda la tierra y todo el mar! II Brillantes, oro y rubíes, República Dominicana, sé cómo orgullosa y ufana te muestras bella y sonríes. Tienes para tus hombres fieros, para tus mujeres uríes, las palmas de los cocoteros, las alas de los colibríes. Santo Domingo, vió una vela allá, en la Academia, Platón, y eso anunció la carabela que llevó a tu tierra Colón. LA GRAN COSMÓPOLIS (_Meditaciones de la madrugada._) CASAS de cincuenta pisos, servidumbre de color, millones de circuncisos, máquinas, diarios, avisos y dolor, dolor, dolor...! ¡Estos son los hombres fuentes que vierten áureas corrientes y multiplican simientes por su ciclópeo fragor, y tras la Quinta Avenida la Miseria está vestida con dolor, dolor, dolor...! ¡Sé que hay placer y que hay gloria allí, en el Waldorff Astoria, en donde dan su victoria la riqueza y el amor; pero en la orilla del río sé quiénes mueren de frío, y lo que es triste, Dios mío, de dolor, dolor, dolor...! Pues aunque dan millonarios sus talentos y denarios, son muchos más los calvarios donde hay que llevar la flor de la Caridad divina que hacia el pobre a Dios inclina y da amor, amor y amor. Irá la suprema villa como ingente maravilla donde todo suena y brilla en un ambiente opresor, con sus conquistas de acero, con sus luchas de dinero, sin saber que allí está entero todo el germen del dolor. Todos esos millonarios viven en mármoles parios con residuos de Calvarios, y es roja, roja su flor. No es la rosa que el Sol lleva ni la azucena que nieva, sino el clavel que se abreva en la sangre del dolor. Allí pasa el chino, el ruso, el kalmulko y el boruso; y toda obra y todo uso a la tierra nueva es fiel, pues se ajusta y se acomoda toda fe y manera toda, a lo que ase, lima y poda el sin par tío Samuel. Alto es él, mirada fiera, su chaleco es su bandera como lo es sombrero y frac; si no es hombre de conquistas todo el mundo tiene vistas las estrellas y las listas que bien sábese están listas en reposo o en vivac. Aquí el amontonamiento mató amor y sentimiento; mas en todo existe Dios y yo he visto mil cariños acercarse hacia los niños del trineo y los armiños del anciano Santa Claus. Porque el yanqui ama sus hierros, sus caballos y sus perros, y su yacht y su foot-ball; pero adora la alegría, con la fuerza, la armonía: un muchacho que se ría y una niña como un sol. [Ilustración: La vida pasa...] A UNA MUJER JAMÁS he visto quien se entrega maravillosa y sobrehumana, siendo la maravilla griega y siendo la virgen cristiana. Llenas de penas y engaños, y de amarguras y dolores, quisiera mandarte unas flores que contuvieran mis veinte años. Veinte años magníficos, puros, quizás vagos, quizás perversos, pero que irían con mis versos llenos de mis ojos obscuros. La vida pasa, pisa y vuela, haciendo la vida en concreto, dando los ojos de la abuela para la sonrisa del nieto. Sonora, pura, bella, inmensa, permite al que siente y piensa magnificarte y ofrendarte, en nombre del verso y del Arte. Y pues eres una mujer que hay que admirar y que querer, que hay que admirar y que amar, que hay que buscar y que escoger, que hay que sentir y que estimar, que hay que vivir y que adorar, que hay que dormir y que besar, que hay que sufrir y contemplar. A LUCÍA NORTE puro y belleza nórdicamente pura, sabiendo la beldad de tu egregia escultura y de la maravilla que en tus ojos se fragua, déjame saludarte, hija de Nicaragua. Yo quería que fuera en francés mi saludo; pero yo ante tus vates me reconcentro mudo. Yo sé hablar en la lengua de mi voz familiar, la que es pan, agua, sal y llama del hogar. ¿Sabes tú el corazón que te busca y prefiere? En nuestra tierra, el beso, cuando se inicia, hiere. No sería pedirte una cosa quimérica juntar tu amor de Francia a nuestro amor de América. Tenemos frases, besos y misteriosos halagos, que dicen nuestras dudas y palabras y afanes; mas que tienen el alma de nuestros dulces lagos y el verso hecho de llamas que dan nuestros volcanes. Sí, gentil digna niña de Francia: para el hombre que viene allá del mar..., cualquiera rosa lleva su fragancia en donde tenga que aromar y amar. [Ilustración: Cuando contemplas, cuando sonríes...] BELLA CUBANA CUANDO contemplas, cuando sonríes, tú no haces nunca que obras preciosas; cuando sonríes, los colibríes, cuando contemplas, las mariposas. ¿Por qué fecundas y por qué brillas, siendo la pálida, la misteriosa, y siendo el lirio, siendo la rosa y siendo reina de las Antillas? PARA MARIANO DE CAVIA MAESTRO: te mando mi alma, te mando mi rosa, te mando mi amor. Con un cóndor vivo te mando mi palma, con una paloma te mando mi flor. Por tu nacimiento me floreció un verso lleno de dulzura, y era tan profundo, que ya contenía todo el universo con que dominaras la lira del mundo. Comprende que nunca cambiara mi alma por lo que en ti hubiera de ritmo y razón; laurel que me cubra, no vale tu palma, y es poco tu afecto por mi corazón. [Ilustración: ...en Castilla...] DESPEDIDA _Para María Guerrero, que los declamó en el Teatro Odeón, de Buenos Aires, la noche del 5 de Julio de 1897._ AL partir, justo es que os diga cómo a mí no ha sido extraña tierra en que renace España, por hidalga y por amiga. Frescos, fragantes y finos, nutridos de savia ardiente, hoy acaricia mi frente los laureles argentinos. Vuestros corazones son armoniosos y vibrantes por la sangre de Cervantes, de Moreto y Calderón. Y fuera en vosotros mengua que desdeñarais un día con vuestra propia hidalguía vuestra raza y vuestra lengua. Mas no; lleno de frescor libre bajo el cielo brilla el árbol cuya semilla plantara el Conquistador. Vine, sí, si vencí yo la victoria conseguís: estaré en otro país pero en otra patria ¡no! Aquí la musa divina de Calderón halló rosas; y tuvo palmas fastuosas la de Tirso de Molina. La _Niña Boba_ en Castilla más afamada no fué, ni la desventura de doña _Estrella de Sevilla_. Vuestro afecto se aquilata, y nuestro mental tesoro se ufana en bajel de oro sobre el Río de la Plata. Sabéis honrar las brillantes máscaras, que mi alma adora, y a Talía vencedora coronada de diamantes. Que sois gentiles, es fama; mas vuestro afecto conquista a la dama y a la artista como artista y como dama. La noble sangre latina y la lengua castellana juntan con el alma hispana la joven alma argentina. Y, dichosa mensajera, yo voy a decir a España que en nuestra cordial campaña flota una misma bandera. Mantengamos ese fuego que caliente ambas naciones... ¡y, hasta luego, corazones argentinos; hasta luego! A FRANCISCA I FRANCISCA, tú has venido en la hora segura; la mañana es obscura y está caliente el nido. Tú tienes el sentido de la palabra pura, y tu alma te asegura el amante marido. Un marido y amante que, terrible y constante, será contigo dos. Y que fuera contigo, como amante y amigo, al infierno o a Dios. II Francisca, es la alborada, y la aurora es azul; el amor es inmenso y eres pequeña tú. Mas en tu pobre urna cabe la eterna luz, que es de tu alma y la mía un diamante común. III Franca, cristalina, alma sororal, entre la neblina de mi dolor y de mi mal! Alma pura, alma franca, alma obscura y tan blanca... Sé conmigo un amigo, sé lo que debes ser, lo que Dios te propuso la ternura y el huso, con el grano de trigo y la copa de vino, y el arrullo sincero y el trino, a la hora y a tiempo. ¡A la hora del alba y de la tarde, del despertar y del soñar y el beso! Alma sororal y obscura con tus cantos de España, que te juntas a mi vida rara, y a mi soñar difuso y a mi soberbia lira, con tu rueca y tu huso, ante mi bella mentira, ante Verlaine y Hugo, tú que vienes de campos remotos y ocultos! IV La fuente dice: «Yo te he visto soñar.» El árbol dice: «Yo te he visto pensar.» Y aquel ruiseñor de los mil años repite lo del cuervo: «¡Jamás!» V Francisca, sé suave, es tu dulce deber, sé para mí un ave que fuera una mujer. Francisca, sé una flor y mi vida perfuma, hecha toda de amor y de dolor y espuma. Francisca, sé un ungüento como mi pensamiento; Francisca, sé una flor cual mi sutil amor; Francisca, sé mujer, como se debe ser... Saber amar y sentir y admirar como rezar... Y la ciencia del vivir y la virtud de esperar. VI Ajena al dolo y al sentir artero, llena de la ilusión que da la fe, lazarillo de Dios en mi sendero, Francisca Sánchez, acompáñame... En mi pensar de duelo y de martirio, casi inconsciente me pusiste miel, multiplicaste pétalos de lirio y refrescaste la hoja de laurel. Ser cuidadosa del dolor supiste y elevarte al amor sin comprender; enciendes luz en las horas del triste, pones pasión donde no puede haber. Seguramente Dios te ha conducido para regar el árbol de mi fe; hacia la fuente de noche y de olvido, Francisca Sánchez, acompáñame... [Ilustración: Te recomiendo a ti, mi poeta y amigo,] A UN POETA TE recomiendo a ti, mi poeta y amigo, que comprendas mañana mi profundo cariño, y que escuches mi voz en la voz de mi niño, y que aceptes la hostia en la virtud del trigo. Sabe que cuando muera yo te escucho y te sigo; que si haces bien, te aplaudo; que si haces mal, te riño; si soy lira, te canto; si cíngulo, te ciño; si en tu cerebro, seso, y si en tu vientre, ombligo. Y comprende que en el don de la pura vida que no se puede dar manca ni dividida para los que creemos que hay algo supremo, yo me pongo a esperar a la esperanza ida, y conduzco entretanto la barca de mi vida; Caronte es el piloto, mas yo dirijo el remo. BABYHOOD _A Julia Beatriz Berisso._ CONCRECIÓN de un jardín de amores, con tu faz de querubín serio, cual si supieras el misterio de la humana flor de las flores; pronto estarás en la estación en que tu intuición adivine a Dios, cuando el pájaro trine, o palpite tu corazón. Adivinando a Dios, o al dios que en tu mente y en tus sentidos, por el dulce enigma de dos, te dé el secreto de los nidos. Seas emperatriz futura y un corazón sea tu imperio, por la beldad de tu ternura y el cetro de tu cautiverio. Y versos dulces sean dichos en donde trisquen halagüeños los cervatillos de tus sueños con las corzas de tus caprichos. Y huelle tu talón de rosa la arena de oro perfumado por los ungüentos de la Esposa en los jardines del Amado. [Ilustración: Caminos.] CAMINOS I QUÉ vereda se indica, cuál es la vía santa, cuando Jesús predica o cuando Nietzsche canta? II ¿La vía de querer, o la vía de obrar? ¿La vía de poder, o la vía de amar? III Embriagarse en el opio que las tristezas calma. Ser el mártir de su alma o ser el héroe propio. IV Martirizar la vida con perjuicio del juicio, y hacerla decidida para ir al sacrificio. V Tener la voluntad hecha de acero y oro; tener la honestidad como íntimo tesoro. VI O bien ser el tirano que surge de repente, con la idea en la mente o la espada en la mano. VII En la tierra o el mar, ser el conquistador que lleva su esplendor a matar y a aplastar. VIII Pues nuestro hombre de barro es en todo país: o Francisco Pizarro o Francisco de Asís. IX Juntas almas fervientes, han tenido igual vuelo: conquistar continentes o conquistar el cielo. X Santidad y heroísmo tienen el propio vuelo con el genio que vuela entre los dos: los Santos y los Héroes tienen el propio cielo, y todos ellos buscan la dirección de Dios. EL PADRE NUESTRO DE PAN PADRE nuestro, padre ambiguo de los milagros eternos que admiramos los modernos por tu gran prestigio antiguo. La ninfa junto a la fuente pasa y tiene en su blancura lo que inspira, lo que dura, lo que aroma y lo que abrasa. Pues al ver la viva flor o la estatua que se mueve, hecha de rosa y de nieve, nos toma el alma el amor. Pan nuestro que estás en la tierra, porque el universo se asombre, glorificado sea tu nombre por todo lo que en él se encierra. Vuélvanos tu reino de fiesta en que tú aparezcas y cantes con los tropeles de bacantes mancillando la floresta. Hunde siempre violento y vivo y por tus ímpetus agrestes, en el cielo cuernos celestes y en la tierra patas de chivo. Danos ritmo, medida y pauta al amor de tu melodía, y que haya al amor de tu flauta amor nuestro de cada día. Deudas que el alma amando trunca están en tu disposición, y no le concedas perdón a aquel que no haya amado nunca. [Ilustración: Grecia.] MATER PULCHRA _Al general J. Santos Zelaya en la muerte de su madre._ ES Grecia, es Roma. Clámides y togas. Es el tiempo maravilloso. Es el Partenón, el templo de Apolo, las Pirámides, las glorias hechas ruinas que volverán después. Es el águila enorme que levanta su vuelo bañada en la luz sacra de vasta poesía. Y con todo, la herida de su materno duelo hace exclamar a César inundado de cielo: --¡Oh madre! ¡Oh madre! ¡Oh madre! ¡Oh dice madre mía! VARGAS VILA EN SU LIBRERÍA EN su maravillosa vida trabaja quieto. El reloj da su hora con tranquilidad. Pasa un soplo de biblioteca: Ya es Bagdad o Inspruck, o bien algo que habla de Paracleto. No sé si a veces su verbo ágil al conceto en su enérgica forma pasa la Humanidad en un exceso de pasión o de verdad. Yo sé que le conozco, le mido y le interpreto. Desconfía de los que se apropincuan al daño de ese querer usual que cariños no finge, pues siendo bachiller le doctoró el engaño. Así su amor no corta ni su afecto restringe sino cuando tritura muy cuerdamente, al paño la ración de miserias con que ayuda a la esfinge. [Ilustración: Si eres tan bella y pura y misteriosa,] EVA SI eres tan bella y pura y misteriosa, pasa; no seas ni el rubí, ni la rosa o la brasa, porque en tus tentaciones maravillosas, puedes contarme en tus miradas, o meterme en tus redes. Yo no sé qué hay en ti de la noche estrellada, y ni sé qué hay en ti de la mujer amada. CANTARES ANDALUCES MI nombre miré en la arena y no lo quise borrar, para dejarles mis penas a las espumas del mar. ¿De dónde vienes, mi vida? Vida mía, ¿adónde vas? Ven a curarme esta herida, que no se cierra jamás. Para qué tanto pensar, si en esta cosa tan pura saboreamos la amargura, la amargura de la mar. Filomela está dormida, ¿qué te dijo su canción? Canta sólo en esta vida una vez el corazón. Vida mía, vida mía, qué divina está la mar. ¿Cómo no supe aquel día que me habías de olvidar? Está ardiendo mi incensario, es una copa de Ofir. «Navegar es necesario» y es necesario vivir. Me dan los vientos su aliento y sopla mi voluntad. Séle tú propicio, ¡oh viento!, a la barca de Simbad. [Ilustración: Mira el signo sutil que los dedos del viento] LA ESPIGA MIRA el signo sutil que los dedos del viento hacen al agitar el tallo que se inclina y se alza en una rítmica virtud de movimiento con el áureo pincel de la flor de la harina. Trazan sobre la tela azul del firmamento el misterio inmortal de la tierra divina y el alma de las cosas que da su sacramento en una interminable frescura matutina. Pues en la paz del campo la faz de Dios asoma. De las floridas urnas místico incienso aroma el vasto altar en donde triunfa la azul sonrisa; aún verde está y cubierto de flores el madero, bajo sus ramas llenas de amor pace el cordero y en la espiga de oro y luz duerme la misa. [Ilustración: Luz antigua. Velas rojas. Velas blancas. Bruma. Sol.] SUEÑOS _A Miguel Moya._ EL pinar está a mi lado. ¡Oh, dulzura del pinar! El pinar está a mi lado, ¡cuántas cosas me ha contado que no puedo revelar! ¡Oh pinar suave y sombrío que produces dulce son! Son de espumas, son de río; son amable al sueño mío; son de sueño y corazón. He soñado historia y brillo, armas, glorias y poder; fuí señor de horca y cuchillo al amparo del castillo, del castillo de Bellver. Y las hojas de los pinos daban sombra a mi soñar; pinos llenos de los trinos de los pájaros divinos que encantaban el pinar. Luz antigua. Velas rojas. Velas blancas. Bruma. Sol. ¿Qué murmuran estas hojas del pinar en español? Van marcando los destinos siempre siglo, norma o fin: Tú recibe de los pinos _Bon de turpi_, en mallorquín. NEMROD ESTÁ CONTENTO Y el Sacro Santo Espíritu paloma se tornó. Nemrod está contento... ¡Qué diablo de Nemrod! El tigre ruge:--¡Vivo! ¡Siento!--brama el león, y la paloma arrulla: --Arrullo, siento y soy! La flecha va en el bosque; se hace el bosque feroz, Nemrod está contento... ¡Qué diablo de Nemrod! Apolo es el arquero, Hércules, vencedor; Ichora, sacrifica; Vitrifuli y Moloch. Redimidos carnívoros con civilización, imitamos alegres el ejemplo del sol. Nemrod está contento... ¡Qué diablo de Nemrod! El buey y el asno saben un secreto los dos: ¡El cristo de las bestias ha sido el Mal Ladrón! La sangre de las bestias es roja bajo el sol; la esencia de sus vidas cual las del hombre son; el ojo del buey tiene inaudito esplendor. Nemrod esta contento... ¡Qué diablo de Nemrod! La lengua de las aves sabía Salomón, Mahoma de su yegua hizo consagración. Nemrod está contento... ¡Qué diablo de Nemrod! [Ilustración: Las torres de la catedral aparecieron. Las divinas horas de la mañana pura,] PEREGRINACIONES I EN un momento crepuscular pensé cantar una canción en que toda la esencia mía se exprimiría por mi voz: predicaciones de San Pablo o lamentaciones de Job, de versículos evangélicos o preceptos de Salomón. ¡Oh, Dios! ¿Hacia qué vaga Compostela iba yo en peregrinación? Con Valle Inclán o con San Roque, ¿adónde íbamos, Señor? El perrillo que nos seguía, ¿no sería, acaso, un león? Íbamos siguiendo una vasta muchedumbre de todos los puntos del mundo, que llegaba a la gran peregrinación. Era una noche negra, negra, porque se había muerto el Sol: nos entendíamos con gestos porque había muerto la voz. Reinaba en todo una espantosa y profunda desolación. ¡Oh, Dios! ¿Y adónde íbamos aquellos de aquella larga procesión; donde no se hablaba ni oía, ni se sentía la impresión de estar en la vida carnal y sí en el reinado del ¡ay! Y en la perpetuidad del ¡oh!? ¡Oh, Dios! II Las torres de la catedral aparecieron. Las divinas horas de la mañana pura, las sedas de la madrugada saludaron nuestra llegada con campanas y golondrinas. ¡Oh, Dios! Y jamás habíamos visto envuelto en oro y albor emperador de aire y de mar, que aquel Señor Jesucristo sobre la custodia del Sol, ¡Oh, Dios! Para tu querer y tu amar. Visión fué de los peregrinos, mas brotaron todas las flores en roca dura y campo magro; y por los prodigios divinos, tuvimos pájaros cantores cantando el verso del milagro. Por la calle de los difuntos vi a Nietzsche y Heine en sangre tintos; parecían que estaban juntos e iban por caminos distintos. La ruta tenía su fin, y dividimos un pan duro en el rincón de un quicio oscuro con el marqués de Bradomín. AL RECIBIR UNA CARTA DE BUENOS AIRES Has apurado, Rubén, la célica medicina; esperanza, amor y bien son una poción divina, peregrina. Superior a toda ciencia que te puedan dar los sabios: ella ha vertido en tus labios el elixir de Juvencia. Lo que fué ya está borrado, y el porvenir que obscuro era es presente iluminado por alba de primavera verdadera. Brille tu genio fecundo, oriente sus ricas galas; Alondra, tiende tus alas sobre la aurora del mundo. L. H. D. NUNCA ha existido doctor crisostómico parlante que aplicara semejante Medicina del amor. Y por virtud tan linda y leal de tal ciencia peregrina, diamantina la alondra alzará su vuelo, pues le señalas abiertas tú las puertas de la esperanza y del cielo. ¡Ay!, hermano, soberano que te vas por todas partes de las ciencias y las artes, el corazón en la mano! Que en los dos se cristalice un poema hecho de aurora suprema y de voluntad de Dios! AMOR EL amor está en las rosas las rosas son el amor, Cupido anda entre las cosas y hace de ellas una flor. A veces despierta un nido, y a veces se va a vagar, y anda en el viento, en el ruido en el bosque y en el mar. Hace despertar los truenos y hace rugir los leones, y forma jardines buenos dentro de los corazones. Es la voz, la voz errante, que no encuentra su vocablo, y expresa al ángel flotante, o expresa al prófugo diablo. Se extenúa, se propaga, se multiplica, se vierte, y es profunda, triste, vaga, toda vida o toda muerte. Anda errante un silfo extraño que llena mi alma invasora con las perlas de la hora y los diamantes del año. Yo al silfo le he visto. Y es todo perlas y brillantes. Las perlas se llaman: antes, y los brillantes: después. EPITALAMIO BRILLA en tu alma una estrella nórdicamente pura, y en la blanca beldad de tu egregia escultura, una maravillosa virtud de amor se fragua que ha encendido una chispa del sol de Nicaragua. Que bendecida sea la parisiense hermosa que hechizara allí lejos, como una rubia hada al picaflor de fuego y a la garza de rosa, con el místico azul de su tierna mirada! Entre vivas fragancias tendrás a Pan sumiso; por ti será más bello el lago de cristal, la aurora de mi tierra ave del Paraíso, y el poniente del trópico un gran pavo real. SONETO OH Dios! Jamás yo pienso en este vivir asesino, hecho con la mujer y el vino y con este Dios tan inmenso. Este camino tan extenso, que ni siquiera lo adivino; esta viña aquí, y este pino en la montaña en que yo pienso, y esta montaña de cristal, y esa reina del corazón, y esa princesa del coral, y esa novia de la ilusión, si son del bien o son del mal... Y después de todo..., ¡si son!... LA ANCIANA PUES la anciana me dijo: mira esta rosa seca que encantó el aparato de su estación un día: el tiempo que los muros altísimos derrueca no privará este libro de su sabiduría. En esos secos pétalos hay más filosofía que la que darte pueda tu sabia biblioteca; ella en mis labios pone la mágica armonía con que en mi torno encarno los sueños de mi rueca. «Sois un hada», le dije: «Soy un hada, me dijo: y de la Primavera celebro el regocijo dándoles vida y vuelo a estas hojas de rosa.» Y transformóse en una princesa perfumada, y en el aire sutil, de los dedos del hada voló la rosa seca como una mariposa. [Ilustración: Recordar el parque Cousiño como una divina visión,] DAMA _A una chilena._ COMO son cosas de niño y de visión y de ilusión recordar el parque Cousiño como una divina visión, recordar las frondas espesas, la opulencia de los carruajes, y aquellas damas con sus trajes, que eran a mí todas marquesas. Y no haberte visto, señora, encarnación de poesía, saludarte en nombre del día y besarte en nombre de aurora. Brindarte por el sol y el agua y por el granizo y el trueno, una chispa de sol chileno en un verso de Nicaragua. Tú eres la luz y eres el templo cuando con tu manto chileno sabes hacer al hijo bueno y brindas belleza y ejemplo. Perla pura entre perlas buenas, dulce belleza hecha de bien, tu beldad nos viene de Atenas, tu bondad de Jerusalén. En ti veo paloma y honda, todo misterio y poesía, la sonrisa de la Yoconda hecha por la Virgen María. Si hay alguien que te llama bella buscando el adularte, dile: --¡Yo soy la más hermosa estrella sobre la bandera de Chile! LA FUENTE JOVEN, te ofrezco el don de esta copa de plata para que un día puedas calmar la sed ardiente, la sed que con su fuego más que la muerte mata. Mas debes abrevarte tan sólo en una fuente, otra agua que la suya tendrá que serte ingrata, busca su oculto origen en la gruta viviente donde la interna música de su cristal desata, junto al árbol que llora y la roca que siente. Guíete el misterioso eco de su murmullo, asciende por los riscos ásperos del orgullo, baja por la constancia y desciende al abismo cuya entrada sombría guardan siete panteras: son los Siete Pecados, las siete bestias fieras. Llena la copa y bebe: la fuente está en ti mismo. [Ilustración: Dad limosna al que se agita.] LA CARIDAD DAD al pobre, dad al pobre paz, consuelo, alivio, pan! ¡Que recobre la esperanza y la alegría con la ayuda que le dan! A las manos bondadosas desde el cielo Dios envía el perfume de las rosas de la eterna Alejandría. Dad limosna al que se agita por cruel miseria opreso; a la triste cieguecita, dadle un beso! Damas bellas y adorables que vivís entre esplendores: a las niñas miserables dadles pan y dadles flores Bondadosas y discretas, dad un beso al pobre niño. ¡Dios bendiga, Dios bendiga las violetas que se arrancan del corpiño para darse a la mendiga! Si a los tristes dais consuelo, sensitivos corazones, ¡Tendréis alas en el cielo y en la tierra bendiciones! A RUBENCITO I PUESTO que crees en Dios, hijo mío, retiene lo que hay en la profunda voluntad de infinito, que el dolor o el amor nos explica en el grito, que en el suspiro espera o que en el llanto viene. No aguardes que el inmenso clarín de oro truene; a las nupcias del cielo con mis versos te invito, no oigas a la faunesa que te lanza su grito, ni al fauno extraordinario que su siringa suene. Pero marcha, hijo mío, con tu flauta y tu lira adonde Dios te llame y tu flauta te lleve, lo que el Amor te dé y la Vida te inspira. Haz tus versos de noche, haz tus versos de nieve; tú tienes el poder de la lengua y la lira con el dáctilo dúctil y con la danza leve... II Vive, vibra, fuerte y suave, todo conciencia y corazón; te aconsejo ser un león, pero con tus alas de ave. De tal modo que sin reproche y lleno de tu poesía, tengas tu estrella blanca al día y constelaciones de noche. Y que por mente y corazón, encuentres al amanecer la estrella de Lucifer, otra estrella del corazón. Y que pues la suerte convida a vivir, tengas por vivir la voluntad de existir con la belleza de la vida. Y pues que tienes una estrella que te ha encontrado la virtud de perpetuar tu juventud, toda grande y toda bella, y sabes quererte y conservarte, ten fragancia y ten conciencia, y oye el secreto de la ciencia que tiene la virtud del Arte... III Puesto que tú me dices que eres mi hijo, ¡hijo mío!, y tienes fe en mis lirios y confianza en mis rosas, voy a confiarte ideas, voy a decirte cosas, y amarás grandemente a tu Rubén Darío. Tú comprendes mis versos e interpretas mis prosas, y las aguas que corren en mi profundo río, y, así, cuando te hable de las Musas hermosas séme profundamente y eternamente mío. Algo de la ilusión, algo del pensamiento, algo del corazón, algo del sentimiento, de las cosas que son, de las cosas que siento, lo que he visto en la tierra, lo que oí en el mar, lo que puedo ofrecer, lo que brinde mi aliento y lo que en mi palabra te pueda yo ofrendar. [Ilustración: Y salpicando con las espumas del mar] SONETO PASA que la idea azul do van las bandolinas sé que pensar y hacer y bregar y soñar, y salpicando con las espumas del mar de tempestades infernales y divinas. De mi triste corona, ¿cuántas son las espinas? Pues una a una apenas me las puedo arrancar. Recuerdas mis confianzas, pues las ruges, ¡oh mar! ¡Y recuerdas mis penas, ruiseñor, pues las trinas! Voz de fuerza o dulzura en la gloria del día, bajo los vastos cielos, sobre los oceanos, inclinemos la frente ante la Poesía. Dejemos de palabras y gestos vanos, y puesto que el instante es bueno todavía, levantemos los ojos y juntemos las manos. AMA TU RITMO... AMA tu ritmo y ritma tus acciones bajo su ley, así como tus versos; eres un universo de universos y tu alma una fuente de canciones. La celeste unidad que presupones hará brotar en ti mundos diversos y al resonar tus números dispersos pitagoriza en tus constelaciones. Escucha la retórica divina del pájaro del aire y la nocturna irradiación geométrica adivina; mata la indiferencia taciturna y engarza perla y perla cristalina en donde la verdad vuelca su urna. [Ilustración: Y tienen brazos y tienen vientre y boca.] LOS OLIVOS _A J. S._ I LOS olivos que tu Pilar pintó, son ciertos. Son paganos, cristianos y modernos olivos, que guardan los secretos deseos de los muertos con gestos, voluntades y ademanes de vivos. Se han juntado a la tierra, porque es carne de tierra su carne; y tienen brazos y tienen vientre y boca que lucha por decir el enigma que encierra su ademán vegetal o su querer de roca. En los Getsemaníes que en la isla de oro fingen en torturada pasividad eterna se ve una muchedumbre que haya escuchado un coro o que acaba de hallar l'agua de una cisterna. Ni Gustavo Doré miró estas maravillas, ni se puede pintar como Aurora Dupin con incomodidad, con prosa y con rencillas lo que bien comprendía el divino Chopin... Los olivos que están aquí son los olivos que desde las prístinas estaciones están y que vieron danzar los Faunos y los chivos que seguían el movimiento que dió Pan. Los olivos que están aquí, los ejercicios vieron de los que daban la muerte con las piedras, y miraron pasar los cortejos fenicios como nupcias romanas coronadas de hiedras. Mas sobre toda aquesa usual arqueología vosotros, cuyo tronco y cuyas ramas son hechos de la sonora y divina armonía que puso en vuestro torno Publio Ovidio Nassón. No hay religión o las hay todas por vosotros. Las Américas rojas y las Asias distantes llevan sus dioses en los tropeles de potros o las rituales caminatas de elefantes. Que buscando lo angosto de la eterna Esperanza, nos ofrece el naciente de una inmediata aurora, con lo que todo quiere y lo que nada alcanza, que es la fe y la esperanza y lo que nada implora. ALMA MÍA ALMA mía, perdura en tu idea divina. Todo está bajo el signo de un destino supremo; sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo por el camino que hacia la Esfinge te encamina. Corta la flor al paso, deja la dura espina; en el río de oro lleva a compás el remo; saluda el rudo arado del rudo Triptolemo, y sigue como un dios que sus sueños destina... Y sigue como un dios que la dicha estimula, y mientras la retórica del pájaro te adula, y los astros del cielo te acompañan, y los ramos de la Esperanza surgen primaverales, atraviesa impertérrita por el bosque de males sin temer las serpientes; y sigue, como un dios... [Ilustración: La niña de los ojos azules ha partido al alba del amor:] SPES _En memoria de Mlle. Anne-Marie Heber García._ LA niña de los ojos azules ha partido al alba del amor: como la rosa de Malherbe, ella ha vivido la vida de una flor. Dejó el fuego fugaz la dulce adolescencia al influjo mortal, ¡y se fué hacia el azul, como se va la esencia del pomo de cristal! Tal las almas se van sin oir nuestro grito ni escuchar nuestro adiós, y se echan a volar buscando el infinito, esas aves de Dios. Mas la esperanza muestra el sol de un nuevo día de divina verdad; ¡y así al morir aquí, la tierna Ana María, nace en la eternidad! [Ilustración: y en la blanca beldad de tu egregia escultura] A UNA NICARAGÜENSE BRILLA en tu alma una estrella nórdicamente pura, y en la blanca beldad de tu egregia escultura una maravillosa virtud de amor se fragua que ha encendido una chispa del sol de Nicaragua. Que bendecida sea la parisiense hermosa que hechizará allí lejos, como una rubia hada, al pica-flor de fuego y a la garza de rosa con el místico azul de su tierna mirada. Entre vivas fragancias tendrás a Pan sumiso; por ti será más bello el lago de cristal, la aurora de mi tierra, ave del paraíso, y el poniente del trópico un gran pavo real. DIVINA Psiquis, dulce mariposa invisible, que desde los abismos has venido a ser todo lo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible forma la chispa sacra de la estatua de lodo. Te asomas por mis ojos a la luz de la tierra y prisionera vives en mí de extraño dueño: te reducen a esclava mis sentidos en guerra y apenas vagas libre por el jardín del sueño. Sabia de la Lujuria que sabe antiguas ciencias, te sacudes a veces entre imposibles muros, y más allá de todas las vulgares conciencias exploras los recodos más terribles y obscuros. Y encuentras sombra y duelo. Que sombra y duelo encuentres bajo la viña en donde nace el vino del Diablo. Te posas en los senos, te posas en los vientres que hicieron a Juan loco e hicieron cuerdo a Pablo. A Juan virgen y a Pablo militar y violento, a Juan que nunca supo del supremo contacto, a Pablo el tempestuoso que halló a Cristo en el viento, y a Juan ante quien Hugo se queda estupefacto. Entre la catedral y las ruinas paganas vuelas, ¡oh, Psiquis, oh, alma mía! --Como decía aquel celeste Edgardo, que entró en el paraíso entre un son de campanas y un perfume de nardo,-- entre la catedral y las paganas ruinas repartes tus dos alas de cristal, tus dos alas divinas. Y de la flor que el ruiseñor canta en su griego antiguo, de la rosa, vuelas, ¡oh Mariposa! a posarte en un clavo de Nuestro Señor. [Ilustración: cuando España tenía todas las torres.] FRAGMENTO NO ha habido más bella torre que la que era de oro, que la pura de plata, que la que era de bronce, cuando España tenía todas las torres. ¡Levantaos, antiguas armaduras! ¡Moveos, bronces! ¡Sed algo, rocinantes! ¡Morded, gozques! Sobre la parrilla del gran Escorial asad al toro del Zodíaco, y dad al mundo un bello simulacro. Sed crueles, osados y grandes, sed los de Cortés y de Pizarro y aprovechad las ubres de las vacas que dejaistes más allá del Oceano, y que os pueden dar leche por la sangre de antaño! AY, triste del que un día en su esfinge interior pone los ojos e interroga. Está perdido. Ay del que pide eurekas al placer o al dolor. Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido. Lo que el árbol desea decir y dice al viento, y lo que el animal manifiesta en su instinto, cristalizamos en palabra y pensamiento. Nada más que maneras expresan lo distinto. [Ilustración: Es Venus, es Venus,] ES Venus, es Venus, es ella! Es un fanal y es una estrella que nos indica el más allá, y que el amor sublime sella y es una linterna tan bella que en la noche deja su huella y no se sabe adonde va. ÍNDICE PÁGS. «Pax» 1 Pájaros de las islas 7 A una colombiana 9 La Vida y la Muerte 11 Porteña 13 Triste, muy tristemente... 15 19 Album 21 María 25 A la República Dominicana 31 La gran Cosmópolis 35 A una mujer 43 A Lucía 47 Bella cubana 51 Para Mariano de Cávia 53 Despedida 57 A Francisca 61 A un poeta 71 Babyhood 73 Caminos 77 El Padre nuestro de pan 81 Mater Pulchra 87 Vargas Vila en su librería 89 Eva 93 Cantares andaluces 95 La espiga 101 Sueños 105 Nemrod está contento 109 Peregrinaciones 115 Al recibir una carta de Buenos Aires 121 Amor 123 Epitalamio 127 Soneto 129 La Anciana 131 Dama 135 La fuente 139 La caridad 143 A Rubencito 147 Soneto 155 Ama tu ritmo... 157 Los olivos 161 Alma mía 165 Spes 169 A una nicaragüense 173 175 Fragmento 181 183 187 ACABÓSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO EN MADRID, EN LA TIPOGRAFÍA YAGÜES, EL DÍA XV DE ABRIL DE MCMXIX *** END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK LIRA PÓSTUMA *** Updated editions will replace the previous one—the old editions will be renamed. Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright law means that no one owns a United States copyright in these works, so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the United States without permission and without paying copyright royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part of this license, apply to copying and distributing Project Gutenberg™ electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG™ concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark, and may not be used if you charge for an eBook, except by following the terms of the trademark license, including paying royalties for use of the Project Gutenberg trademark. If you do not charge anything for copies of this eBook, complying with the trademark license is very easy. You may use this eBook for nearly any purpose such as creation of derivative works, reports, performances and research. 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